En el largo universo de las empresas value, aquellas cuyo valor se busca muy a largo plazo, ha empezado a destacar una con fuerza: Brookfield Asset Management. Aunque no ha sido porque ahora lo haya hecho increíblemente bien, que también, sino porque su nombre cada vez aparece más entre inversores no profesionales. La firma ha vivido alejada de los focos, como otras tantas, a comparación de otros gigantes como Amazon o Apple, aunque su rendimiento ha sido exponencial desde que en 1997 debutó en bolsa a 3,5 dólares por título que ahora se han convertido en más de 50 dólares.
Los que se denominan padres de la inversión en valor, el value investing más tradicional, como Benjamin Graham, Peter Lynch o el actual referente, Warren Buffett, siempre han sido unánimes sobre este tipo de compañías, de comprarlas siempre, sea cual fuese su valor, y mantenerlas en cartera. Los inversores que han seguido dicho consejo han visto como su inversión en Brookfield ha crecido cerca de un 20% de media cada año en las últimas décadas, lo que le ha llevado a superar ampliamente al mercado hasta casi triplicarlo. Si lo llevamos a España, desde 1998 el Ibex 35 (con dividendos) ha generado un 279%, mientras que dicha compañía se ha revalorizado un 1.562%.
¿Qué le ha llevado hasta una revalorización tan fuerte? Brookfield opera como una empresa de gestión de activos, invierte en nombre de inversores institucionales, fondos soberanos y también particulares, centrada en muchas ramas distintas: bienes inmobiliarios, infraestructuras, capital privado y energía renovable. Lo anterior le confiere ya dos características importantes como son la seguridad de ingresos (no se dirige al gran público, lo que le evita posibles oscilaciones) y la diversificación.
Aunque su modelo de negocio va más allá. Cada analista tiene un punto de vista propio acerca de ello, pero principalmente destacan el de mantener un negocio escalable (esto es que al crecer su negocio reduce sus costes, mejorando las cifras) en un sector que lleva muchos años en crecimiento y que se espera que lo siga haciendo. En la actualidad, la firma posee más de 385.000 millones de activos bajo su control, de los que 164.000 corresponden a capital remunerado, que gestionan más de 100 empleados en todo el mundo. Todo ello, se distribuye en 33 fondos de capital privado, muchos de ellos cotizan en bolsa (como su instrumento de renovables que se llama Brookfield Renewable Partners).
Pese a su increíble rendimiento, los gestores españoles han sido muy cautelosos a la hora de apostar por la firma, hasta el punto de que solo mantienen 3,8 millones de euros invertidos en ella pese a que sus rendimientos han sido de doble dígito en los últimos años. De hecho, Brookfield ha presentado un CAGR, mide el crecimiento de una inversión como si se hubiera aumentado a un ritmo constante, anual de dos dígitos: entre 2015 y 2018, dicho indicador ha alcanzado el 23%, mientras que para 2019 se le espera del 22% y para 2023 crezca al 12% de manera sostenida. Para hacerse una idea de la diferencia de inversión entre distintos activos de la bolsa española, una firma como Banco Santander recoge una inversión 200 veces más grande pese a que desde 2015 ha perdido un 50% de su valor, mientras que Brookfields casi se ha triplicado.
Entre los grandes defensores de la misma se sitúan el fondo Numantia Patrimonio Global que con un 6,88% es el fondo español con una inversión más alta en la compañía, medido como el porcentaje de su cartera. Le siguen dos productos de BH Acciones (Europa y Flexible), dos instrumentos de Arquiuno (el Bolsa y el Renta Variable), Gestión Boutique III y por últimos dos firmas más de value como Metavalor y True Valor.