Hace años se consagró el periodismo ciudadano como una forma de aportar valor en los medios de comunicación. Se trata de que, con fuentes de primera mano, sean las personas las que cuenten las historias. Estaría genial si no fuera porque algunos, como es el caso de Sálvame, consigue buenas informaciones sin tener que mojarse.
En realidad, quien está detrás de todo esto es La Fábrica de la Tele, productora especializa sobre todo en espacios del corazón y temática social, que tiene como gran éxito el programa de TeleCinco.
El funcionamiento es simple. Durante la emisión del programa, Sálvame muestra en repetidas ocasiones un faldón donde invita a sus telespectadores a mandar información y compartir documentos con ellos. Con el gancho de hacer creer que todos llevamos un periodista dentro, La Fábrica de la Tele ofrece un teléfono de contacto al que dirigirse, y también unas “Bases” para obtener la información. Porque nada es gratis, ni siquiera ayudar a los demás.
Cuando uno se adentra en las “Bases”, se lleva la sorpresa. Primero, el telespectador debe andarse con mucho cuidado sobre la información que envía, puesto que debe estar libre de derechos y, lógicamente, amparada por la legalidad vigente. Porque aquí viene lo mejor: “El participante asume la responsabilidad y dejará indemne a LA FÁBRICA DE LA TELE, S.L. ante cualquier reclamación de terceros”.
Es decir, si hay cualquier tipo de problema, Sálvame se lava las manos, y deberá ser el telespectador el que asuma las consecuencias. Eso sí, como dejan también muy claro: “El Participante cede en exclusiva a LA FÁBRICA DE LA TELE, S.L. todos los derechos sobre las imágenes y contenidos que le envíe por Whatsapp”.
Básicamente es que si alguien manda alguna fotografía de un famoso o algún documento comprometido… cederá los derechos, pero se quedará con las consecuencias de lo que pueda pasar. Una jugada perfecta, puesto que Sálvame se garantiza potenciales exclusivas para alimentar los contenidos, pero el “participante” (como les llama la productora) se queda con el riesgo de las represalias.
SÁLVAME SE ENCHUFA AL ‘902’
Junto a esta forma de atraer exclusivas sin meterse en problemas, Sálvame también tiene una interesante vía de ingresos a través de “El Chirinkiko”. Se trata de una feliz idea, también, si no fuera porque tiene un coste bastante elevado para los telespectadores.
Jugando la baza de poder hablar “de manera directa” con el Matamoros famoso, el programa de TeleCinco pone a disposición de los usuarios un ‘902’ para que la gente llame y pregunte, consulte o diga lo que quiera.
Como es sabido, los costes telefónicos de este tipo de prefijos son más elevados que los normales y, además, no están incluidos en ninguna de las tarifas que ofrecen los operadores de telefonía. Por lo tanto, cuando alguien quiere hablar con Kiko en su chiringuito, paga un coste extra a su tarifa normal. Uno bastante alto.
Y así, al margen de la rentabilidad que tiene el programa de Jorge Javier Vázquez es como hace negocio La Fábrica de la Tele que, entre otros programa de actualidad tiene Aquí hay Madroño o Socialité. Y es que todo vale para cazar la exclusiva.