viernes, 22 noviembre 2024

Cuando los montes son rentables: la realidad económica de un incendio

Gran Canaria, Estepona o Marbella han sido algunos de los últimos incendios forestales graves. Ni el cambio climático, ni el incremento de las temperaturas, ni la pertinaz sequía, lo cierto es que detrás de los montes calcinados encontramos casi siempre la mano del hombre. La acción humana prende el fuego, la acumulación de abundante materia vegetal mal gestionada atiza las llamas y, en lugar de atajar el problema en origen, con más prevención, se mantiene intacta la partida en extinción, para que los políticos no puedan ser acusados de no hacer lo suficiente frente a los incendios.

Entre los incendios intencionados se cuentan los derivados de las «prácticas agropecuarias tradicionales (quemas controladas)», que en 2015 representaron el 70% de los siniestros registrados, según el último informe definitivo de 2015 del MAPA. La conclusión es que la mala gestión de los recursos forestales o la ausencia de ella propicia la chispa que activa al resto de factores que desencadenan el fuego.

“Tanto es así que, está demostrado que en las regiones donde la economía local aprovecha los montes y valoriza sus recursos (resinas, madera, biomasa, micología) la población ha abandonado el uso del fuego para las citadas prácticas tradicionales (quemas de matorral, residuos agrícolas o para generar pasto)”, explican desde la Asociación Española de la Biomasa (AVEBIOM).

Si el monte es rentable para sus vecinos, estará limpio, controlado y protegido del fuego

Si el monte es rentable para sus vecinos, estará limpio, gestionado, controlado y en buen estado de conservación, condiciones todas ellas que protegen del fuego a las masas forestales. Los expertos coinciden en la necesidad de potenciar la prevención en lugar de reforzar la extinción, y resulta que la mejor prevención de incendios se origina por la adecuada gestión de los recursos forestales que, además, produce ahorro energético y rendimiento económico a empresas y municipios.

Incendio de Estepona
Incendio de Estepona. Imagen de Europa Press

La Asociación Nacional de Empresas Forestales (ASEMFO) coincide al afirmar que “la mayor parte de los incendios ocurridos este año no afecta a superficies forestales consolidadas sino a superficies agroforestales afectadas por el abandono de la agricultura, de la ganadería o del aprovechamiento forestal”. El sector forestal apuesta por seguir mejorando las técnicas de extinción, “si bien, es necesario revisar la gestión que hacemos del territorio, porque un enfoque urbano no ayuda a resolver el gran problema de los incendios forestales”, aseguran desde la asociación.

LA RENTABILIDAD DE LA PREVENCIÓN

A medio plazo es evidente que un aumento de los trabajos de prevención, más que reducir los gastos de extinción, reduciría el impacto de los grandes incendios, con menos superficie devastada y menos daños a personas y bienes. “Hay que tener en cuenta que el grueso de los costes de extinción existe, se produzca o no el incendio, siendo un tema complejo, ya que los representantes políticos no permitirían que, en caso de incendio, éste se relacionara con el recorte de medios de extinción, por eso generalmente la mayor parte de los recortes ha afectado a las medidas de prevención”, explican desde la patronal forestal.

Y aunque están pendientes de completar la información del XI Estudio de Inversión y Empleo en el Sector Forestal que se publicará antes de final de año, desde ASEMFO consideran que «la inversión en prevención en España no llega al 20% de los costes de extinción». Por su parte, en la Asociación Española de la Biomasa también lo tienen claro: “Con una buena prevención, probablemente, el número de incendios no decaería tanto, pero los medios para controlarlos y los daños causados sí se reducirían drásticamente quedándose la mayoría en conato, dada la rápida y eficaz actuación de nuestros sistemas de extinción”, afirma Pablo Rodero, project manager de AVEBIOM y presidente del Consejo Europeo del Pellet.

Según varias fuentes citadas por la Asociación de la Biomasa, la prevención de incendios es unas cinco veces más barata que la extinción (sin contar los daños causados por los fuegos en los montes, a veces irreparables, en pérdida de vidas humanas). En Estados Unidos hace tiempo que ya se dieron cuenta de esto, así, en labores de prevención pasaron de 5.700 trabajadores en 1998 a 12.000 en el año 2015, de modo que de los 18.000 trabajadores que trabajaban en extinción, pasaron a 11.000, en el mismo período. “Quizás esto explique la eficacia del presupuesto norteamericano comparado con el español”, comenta Rodero.

LA EXTINCIÓN SALE CARA

En España, el funcionamiento del servicio de extinción de incendios es impecable. Rodero indica que “se puede comprobar la eficacia de los sistemas de extinción mediante un dato relevante como es el porcentaje de conatos respecto al total de siniestros, que en 2015 alcanzó un valor del 65%, muy cercano a la media del decenio cuyo valor fue del 66%”. Durante la campaña estival el primer medio de extinción llega antes de 15 minutos en más del 40% de los siniestros y antes de la media hora en el 77% de los casos.

Sin embargo, esta efectividad sale cara, según datos facilitados por el secretario general de Alimentación y Agricultura, Fernando Miranda, publicados por el Portal de Información y Análisis de Incendios Forestales el pasado mes de junio, el presupuesto total en la extinción de incendios es de 600 millones de euros (sumados los gastos de las Comunidades Autónomas y los del MAPA). Para ponerlo en perspectiva, basta mencionar que Estados Unidos, cuya superficie forestal es casi 17 veces mayor, gasta algo menos de 2.000 millones de dólares según el National Interagency Fire Center, algo más del triple que España.

OPORTUNIDADES DE NEGOCIO QUE SALVAN BOSQUES

Con el retroceso de las actividades tradicionales, en franca regresión, los matorrales han ido ganando terreno a los cultivos y pastizales abandonados, constituyendo el combustible que puede ser el origen o el medio de propagación de los incendios. Puesto que el matorral puede ser una fuente de generación de energía o de bioproductos muy importante, su gestión sostenible se presenta como una oportunidad para generar recursos.

Proyecto Enerbioscrub
Proyecto Enerbioscrub (Life+)

Una de las actuaciones planteadas para disminuir la acumulación de este biocombustible y minimizar las consecuencias de los incendios es retirar el matorral con medios mecanizados, como demostró el proyecto Enerbioscrub (Life+), coordinado por CEDER-CIEMAT, dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. A parte de los beneficios en la reducción de los daños causados por el fuego, otros beneficios asociados son la mejora en la caza, la apicultura, la ganadería y, por supuesto, el aprovechamiento energético (biomasa).

Por eso, el sector de la biomasa apuesta por un monte o campo gestionado con criterios tecnoambientales, retirando restos de actividades selvícolas, agrícolas o matorrales y leñas. Esta práctica no sólo genera actividad, riqueza y empleo en la denominada ‘España vaciada’, sino que además disminuye la dependencia energética exterior de los combustibles fósiles (derivados del gas y petróleo), favorece la lucha contra el cambio climático, la valorización y consumo de recursos autóctonos y, además, la disminución de los incendios forestales.

abores de prevencion incendios forestales

ASEMFO detalla las actuaciones que desarrollan las empresas de obras y servicios forestales: mantenimiento de áreas cortafuegos (en el entorno de caminos y carreteras); desbroce, clareo y poda de bosques o áreas silvo-pastorales; construcción y mantenimiento de pistas forestales y cortafuegos; construcción de puntos de agua (depósitos, balsas y diques); construcción y mantenimiento de casetas o torres de vigilancia; y la gestión de cuadrillas de tierra, helitransportadas, y maquinaria especializada como bulldozer en labores de extinción.

¿Y qué hay de las administraciones? ¿Invierten lo suficiente en prevención de incendios forestales? “La realidad es que la reducción en fondos de prevención y gestión forestal al inicio de la crisis, a partir del año 2009, fue casi total. Actualmente se percibe una pequeña recuperación pero aún estamos muy lejos de llegar a valores comparables con los de 2008” contestan desde ASEMFO.

Una parte de los fondos FEDER y FEADER de Desarrollo Rural que debían destinarse a inversión forestal, se emplea, en muchos casos, para el mantenimiento de gasto corriente generalmente a través de Empresas Públicas” concluye la patronal forestal.


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