viernes, 22 noviembre 2024

José María Marín Quemada: ‘El (Batman) caballero oscuro’ que necesitábamos

El mes de agosto es propicio para leer, ver películas y series, escuchar música o echar un rato delante del televisor. Desde MERCA2 vamos a recomendar a los principales directivos de las empresas que operan en España algunas sugerencias para tener un verano más entretenido. En algunos casos, incluso, pueden extraer buenas ideas para el futuro…

Quizás la lección más valiosa que ha enseñado Batman (en sus infinitas versiones dibujadas, animadas o interpretadas) en sus más de 29.300 días de vida es que no se necesitan superpoderes para ser un héroe. No se requiere ser un extraterrestre con el poder de lanzar rayos por los ojos, ni ser hijo de Odín y Dios del Trueno, simplemente se precisa «la voluntad de actuar» (que diría Liam Neesom bajo el papel del mal encarnado por Henri Ducard en Batman Begins). España no es Gotham, nos gusta bastante más el sol, las terrazas o la playa, pero sí compartimos un mal endémico: el del colegueo, compadreo y corrupción entre Administración y grandes empresas cuya factura siempre terminan pagando los mismos.

Batman, al contrario que su némesis que es Superman, se basa en una idea muy sencilla, pero realmente difícil de abarcar: como hombre, como Brune Wayne, es tan mortal como efímero o quebradizo; mientras que como Batman es un símbolo que traspasa dichas debilidades hasta convertirse en un bastión de rectitud. «Si consigues ser algo más que un hombre, si te entregas a un ideal, si nadie puede detenerte… te conviertes en algo muy diferente. En una leyenda, señor Wayne», simplifica Neesom. «Batman no tiene limitaciones», concluye el propio Wayne en la segunda entrega de la trilogía forjada por Christopher Nolan.

En 2013, España se lanzó a crear su propia figura de superhéroe-vigilante (que fue la idea con la que se creó al hombre murciélago) para luchar contra ese mal que ha regido la economía del país, la corrupción y malas prácticas entre grandes empresas y políticos. La CNMC (Comisión Nacional del Mercado de la Competencia) nació como único organismo que se encargaría de velar por el buen funcionamiento del libre mercado, esto es defender los intereses de los consumidores (es decir, los ciudadanos). Una idea, como el advenimiento de Batman, que llegó cuasi por aclamación popular, porque para esa fecha los españoles sentíamos que la corrupción no solo estaba generalizada, sino que afirmaban que afectaba con fuerza a su vida diaria, según datos del Eurobarómetro de principios de 2014.

Al contrario de lo que se cree, no hay nada más leal para el funcionamiento del capitalismo, ese sistema tan vilipendiado como exitoso en nuestra historia, que velar por un mercado libre con unas autoridades de competencia y unos reguladores independientes del poder político. Y, a su vez, no hay superhéroe que mejor encarne el capitalismo que Batman: «Superman comenzó como un socialista mientras que Batman fue el héroe capitalista absoluto», señala Graint Morrison en su obra ‘Supergods‘. Por cierto, en una de las últimas historias del hombre murciélago, Batman año 100 de Paul Pope, se menciona sin tapujos a John Locke y en Batman Berlín el héroe se enfrenta a los nazis para salvar de la destrucción la obra del padre del liberalismo (de la Escuela Austríaca) Ludwing von Mises.

Pero claro, no solo se necesita la figura para acabar con los problemas de Gotham, o de España, se necesita de alguien que actúe. De ahí, la importancia de la figura de nuestro protagonista, que no el hombre murciélago, sino José María Marín Quesada, como presidente de la CNMC.

Marín Quemada ha demostrado que para defender a los débiles (como Batman) no se necesitan superpoderes, sino del símbolo que representa, en este caso el de presidente de la CNMC, y la voluntad de actuar

Marín Quesada, al igual que hizo en su momento Bruce Wayne, prefirió complicarse la vida para luchar sin descanso por lo que creía correcto. Una actitud que le ha granjeado un sinfín de choques y roces contra los grandes empresarios del país, los cuales están contando los días para que se ejecute su relevo legalmente establecido para octubre de este año, señalan fuentes cercanas a dichas figuras. Los años de mandato del actual presidente han sido un continuo desafío en el que ha intentado demostrar esa máxima que nos ha enseñado Batman: que como hombre (Bruce Wayne o José María Marín Quesada) es mortal, pero que como símbolo (Batman o el presidente de la CNMC) es capaz de enfrentarse a quien fuera necesario para salvaguardar el interés de los más débiles.

UN ELENCO DE ENEMIGOS DEL MÁS ALTO ESTATUS

Además de todo lo anterior, la grandeza de Batman (también su popularidad) se debe a que posee la más completa y mejor galería de villanos de la historia del cómic. Con Marín Quemada se podría decir lo mismo, ya que no hay sector o gran empresa con la que no haya tenido algún choque a lo largo de sus seis años de mandato. Uno de los más encarnizados es el que le ha enfrentado con el duopolio televisivo que encarnan tanto Mediaset como Atresmedia. De hecho, el presidente de la CNMC aboga por imponer una sanción imponente que ponga término a las prácticas abusivas de ambas firmas entre las que se encuentran: la prohibición de la venta conjunta y paquetizada de los diversos canales que poseen o eliminar las cuotas mínimas de contratación, lo que sería un disparo certero a la línea de flotación de ambas.

Aunque, la última gran cruzada en la que anda inmerso Marín Quemada es la de reducir con fuerza las retribuciones que perciben por sus inversiones en redes las firmas eléctricas, que especialmente afectará a Enagás (semipública), Red Eléctrica (semipública) y Naturgy.  El punto central de la pelea es que como dichos pagos están ligados al coste de la deuda pública española, dado que son inversiones que esperan tengan un rédito (como un cupón de un bono), y está se ha hundido en la rentabilidad que ofrece, el organismo considera que también se deben reducir la remuneración. Es más, en un informe anterior, de la propia CNMC, ya advertía de que los actuales pagos eran demasiado elevados.  

Una pugna que se ha abierto a apenas unos meses antes de su definitivo adiós, de nuevo Marín Quemada ha preferido lo que creía que era más correcto para todos los ciudadanos que hacer lo fácil. «¡La voluntad lo es todo! La voluntad de actuar», que se podría decir de nuevo, aunque ello suponga un enfrentamiento abierto con las eléctricas e, incluso, con el propio Gobierno articulado a través del ministerio de Transición Ecológica. Pero, el afán de actuar ha ido mucho más allá: también acumula enfrentamientos con Telefónica, a la que ha abierto un expediente sancionador por el precio del fútbol. Le impuso una multa de casi 100 millones a Banco Santander o Caixabank. Al igual que se ha enfrentado a las grandes constructoras.

En definitiva, la lista de enemigos, multinacionales que manejan miles de millones de euros, es tan amplia como la del hombre murciélago. Muchas de esas batallas ya no las podrá librar el propio Marín Quemada, pero en estos años ha demostrado (como ha hecho Batman) que no es cuestión del nombre del hombre, ni del nivel de sus superpoderes, sino del símbolo que representa, en este caso el de presidente de la CNMC, y la voluntad de actuar. En su despedida recordarle como «un héroe. Quizá no el héroe que nos merecíamos, pero sí el que necesitábamos. Un caballero ejemplar, al que nunca olvidaremos».  


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