Lidiar con el banco no siempre es fácil. Para saber vendernos y convencerlo de es una buena idea invertir en nosotros, existen algunos puntos claves que hay que tener en cuenta.
Muchos cometen el error de no saber explicar exactamente qué es lo que quieren, lo que buscan y lo que pueden ofrecer. Al banco le encantan las garantías. Debes tener en cuenta que todo lo que te den debe ser devuelto y calcular los intereses.
Pero no todo es el dinero. También es bueno saber convencer, tener una especie de estrategia de marketing creada para nosotros mismos. ¿Por qué van a invertir en ti en vez de en el siguiente que vaya a solicitar una cantidad de dinero? Todas estas claves debes manejarlas a la perfección y nunca quedarte con la palabra en la boca. Explica siempre lo que quieras decir de la mejor manera posible y la más persuasiva.
Conoce el banco a la perfección
Como en cualquier situación de la vida, siempre que vayamos a vender algo a alguien es necesario conocer al cliente a la perfección.
Con el banco pasa exactamente lo mismo. ¿Cuál es su misión y visión? ¿Estás de acuerdo con sus valores? ¿Por qué has elegido ese método de financiación y no cualquier otro? Esto te servirá para pedir aquello que quieras, desde dinero para tu proyecto, un crédito personal o incluso una hipoteca. Sea cual sea tu objetivo, el banco debe saber por qué debe invertir en ti, y esto se lo puedes explicar de tú a tú si lo conoces en profundidad.
Si eres un emprendedor, asegúrate de que cuentan con métodos de apoyo específicos. Si vas a pedir una hipoteca, estudia las claves de la misma. Pero tenlo siempre todo bien atado.
Prepara unos puntos clave
Si alguien debe tener claro cómo es su negocio o su situación eres tú. Por ello, es muy importante preparar un buen discurso que lo transmita.
La confianza es clave en cualquier tipo de negocio. Y mucho más cuando se va a solicitar una ayuda o apoyo económico. Llevando las cuentas claras, podrás explicar de forma amplia cuáles son tus objetivos, por qué te parece buena idea solicitar la ayuda a ese banco y, sobre todo, por qué deben apostar e invertir en ti.
Expón de forma clara cuánto dinero necesitas y cuál será el uso que le vas a dar. Al banco no le gustan las medias tintas. Sé claro desde el principio y que ellos decidan cuál es el mejor método de inversión para tu proyecto.
Define cuál es tu problema y situación
¿En qué momento te encuentras? Explica claramente cuál es tu problema. A lo mejor no puedes avanzar debido a que te faltan medios económicos. Es una buena forma de empezar la explicación.
Y no solo eso, cuenta cuál es tu situación financiera, tu idea y cómo ves de claro que, si te ayudan, puedas responder devolviéndolo todo. Una vez que tengas todo aclarado, no te quedes en hacer un monólogo. Haz que el banco se interese. Pregunta qué les parece tu propuesta, cómo la ven de viable. Tómalos como unos expertos que saben con seguridad si puede llegar a buen término.
Después de exponer el problema, es bueno también llegar a una solución. La empresa no puede avanzar en este momento, pues hace falta una inversión de x dinero. Si les hablas en su idioma, se tomarán más tiempo en preocuparse por ti.
Lleva preparado un análisis de mercado
Si eres un emprendedor que va al banco a exponer su idea de negocio, es bueno también que lleves preparado el análisis de mercado.
Quiénes son tus competidores, por qué tu idea va a ser bien acogida, qué soluciones aporta a los consumidores, etc. Demuestra confianza en ti mismo y en cualquiera que sea tu proyecto. Debes transmitir esa seguridad para recibir apoyo económico. Pues si ni siquiera tú lo encuentras todo perfectamente definido, imagínate alguien que no tiene ningún contacto con tu negocio.
Se trata de plantear todo desde la objetividad y de la forma más clara posible para que ellos también puedan ver todo tu potencial.
Expón tu modelo de negocio
Una vez definido el mercado en el que nos moveremos, es indispensable también contar con pelos y señales cuál será nuestro modelo de negocio.
Lo que más importa en este caso es dejar claro la procedencia de los ingresos de la empresa. Por ejemplo, si es un comercio electrónico dejar claro que se sostendrá a bases de las ventas.
El banco quiere saber en todo momento la posibilidad que hay de que su dinero le sea devuelto. No cabe duda de que si confías en ti y en tu proyecto, transmitirás esa imagen de calma y confianza que hará que se le disipen las dudas.
Vende tu ventaja competitiva
En este mundo en el que está todo inventado y en el que la información está al alcance de prácticamente todo el mundo, lo más importante es poder y saber diferenciarse.
Al hecho de tomar la delantera con respecto a la competencia se le conoce como ventaja competitiva. Y es un elemento primordial a la hora de conocer la viabilidad del negocio.
Explícala, puedes tomarte tu tiempo pero es mucho mejor hacerlo de forma corta, clara y sencilla. Si conoces tu empresa a la perfección, podrás explicar en qué se diferencia en menos de un minuto. Con ese discurso corto, tienes muchas papeleas ganadas a la hora de conseguir la financiación del banco.
Ten claro el plan de marketing
Una idea, si no la conoce nadie, se queda en una idea. Y no es lo que se pretende a la hora de crear una empresa.
Para que el banco cuente con toda la información posible sobre tu negocio, es bueno también que les expliques algunos puntos claves de tu plan de marketing.
Explica cómo vas a darte a conocer, las estrategias que has pensado y diseñado, los canales de distribución, etc. Todo ello te ayudará a crear una confianza en el inversor. Ver que tienes bien atado cada uno de los puntos sumará a la hora de ayudarte en tu proyecto.
Presenta la propuesta de inversión
Por último, cuando encuentres que el banco ya está convencido, cierra el acuerdo presentando tu propuesta de inversión.
Hemos venido a hablar de dinero y no es nada malo. Ataca el tema con naturalidad y transparencia. Expón las claves del acuerdo que quieres alcanzar y sé sincero en todo momento de lo que puedes o no responder.
Puedes ofrecer, por ejemplo, un tanto por ciento de la empresa a cambio del dinero, o simplemente elegir un crédito para irlo devolviendo con sus respectivos intereses.