Salud en la era digital, a debate en MERCA2

¿Qué instrumental llevará en su maletín un médico de atención primaria dentro de diez años? Con toda probabilidad, un teléfono móvil con el que pueda hacer ecografías, por ejemplo. El uso de internet, los smartphones, y las nuevas aplicaciones transforman día a día la relación entre el médico y el paciente. A la digitalización de los historiales médicos, o la receta electrónica, se ha unido con el paso del tiempo una nueva modalidad que acorta tiempos, distancias y costes sanitarios. Es lo que se conoce como e-Health, o tecnología para la salud.

Para descubrir todos los cambios que se están desarrollando en salud en la era digital, MERCA2 ha reunido a un grupo de representantes tanto desde el punto de vista hospitalario, de la investigación, y de la empresa. Se trata de Adolfo Fernández Valmayor, director de Transformación y Sistemas de Grupo Quirónsalud; de Adolfo Muñoz Carrero, jefe de la Unidad de Investigación en Telemedicina del Instituto de Salud Carlos III y miembro de la junta directiva de la SEIS (Sociedad Española de Informática de la Salud); e Ignacio López Parrilla, government & public affairs de Philips Ibérica.

“Cuando hablamos de digitalización en el mundo de la salud no estamos hablando de tecnología, ni de inversión, ni siquiera hablamos de capacidades disruptivas que tenemos que conocer, sino de reimaginar los procesos para el paciente y para los profesionales, y hacerlo con todo lo que las nuevas tecnologías ponen en nuestras manos”, indicó Adolfo Fernández Valmayor.

Digitalización en salud no es hablar de tecnología, ni de inversión, ni de disrupción, sino de reimaginar los procesos para pacientes y profesionales

Que los ciudadanos cada vez exigen más en el mundo de salud, y que piden tener los mismos servicios que en otros ámbitos de la vida, es una opinión con la que estuvo de acuerdo Adolfo Muñoz Carrera. “El mundo sanitario es quizás mucho más complejo que otros ámbitos y por eso resulta más difícil llegar a las cotas a las que ya han llegado otros”, señaló.

Por su parte, Ignacio López Parrilla recalcó que el impacto de la salud digital es inferior si se compara con otros sectores industriales a día de hoy. “Todos tenemos puestas muchísimas esperanzas pero por motivos de regulación, de anquilosamiento, o de estructura de organizaciones, el nivel de aplicabilidad de las tecnologías en salud es más limitado pero muy prometedor”, manifestó.

IMAGEN DIAGNOSTICADA

El director de Transformación y Sistemas de Grupo Quirónsalud también quiso dejar patente que la digitalización no nace de las empresas a los ciudadanos, sino todo lo contrario: de los ciudadanos a las empresas. “Trabajamos duramente por estar al nivel porque nos encontramos con situaciones en las que parece que tenemos que darle información al ciudadano de forma muy precisa o muy rápida”, apostilló.

Sin embargo, el jefe de la Unidad de Investigación en Telemedicina del Instituto Carlos III quiso matizar que nos estamos convirtiendo en una sociedad en la que necesitamos todo deprisa “cuando, en medicina, es incluso mejor dejar reposar las decisiones. De poco vale que el médico me mande la imagen de una radiografía porque yo no la sé interpretar”. Ante esta afirmación, Adolfo Fernández Valmayor quiso matizar que “el producto no es la imagen. El producto es la imagen diagnosticada. Las organizaciones sanitarias tenemos que ser capaces de diagnosticar la imagen en tiempo real”. Por tanto, se necesita un cierto tiempo.

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Adolfo Fernández Valmayor, director de Transformación y Sistemas del Grupo Quirónsalud

Desde el punto de vista de la investigación, como destacó el miembro de la junta directiva de la SEIS, “no sólo estamos trabajando en desarrollar nuevas tecnologías, también en fomentar nuevos flujos de información, protocolos y servicios a los que no sólo los profesionales se tienen que adaptar, o que los pacientes tengan que aprender a usar las tecnologías. También las organizaciones tienen que ser capaces de incorporar de una manera efectiva estas nuevas tecnologías y las nuevas maneras de hacer”.

Tampoco hay que olvidar otra de las carencias que e-Health tiene: convencer a las autoridades, a los profesionales, e incluso a los propios ciudadanos, de que estas tecnologías funcionan, lo hacen correctamente, y que van a ser beneficiosas tanto desde el punto de vista de la salud como desde el punto de vista económico.

¿PROBLEMA DE DINERO?

Uno de los problemas que tiene el sistema público de salud es el número de personas que, a diario, tienen que atender los profesionales. Las tecnologías, sin duda, serán un gran aliado para este mejor desempeño. Sin embargo, cuesta incorporarlas al trabajo diario de los profesionales. ¿Es un problema de inversión?

Es evidente que las nuevas tecnologías cuestan dinero. Es obvio que hay que invertir. “No es un problema de dinero. El sector salud ha invertido muchísimo tradicionalmente en alto equipamiento diagnóstico, quirúrgico y en infraestructuras. Detrás de todo esto hay un problema importante de cambio cultural”, afirmó el representante del Grupo Quirónsalud.

Durante 2018, tan solo el 1,2% de la inversión en salud se hizo en digitalización. Cifras que están por debajo de los sistemas públicos de salud de otros países, donde la media suele estar entre el 3% y el 4%, alcanzando algunos países cuotas de hasta el 8%. “El dinero es un problema que existe, pero no es el mayor problema. Requiere también cambiar los procedimientos y también las organizaciones”, añadió el responsable de Philips Ibérica.

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De izquierda a derecha, Adolfo Muñoz Carrero, jefe de la unidad de Investigación en Telemedicina del Instituto de Salud Carlos III y miembro de la junta directiva de la SEIS, e Ignacio López Parrilla, Government & Public Affairs de Philips Iberia

Mientras que el representante del Instituto de Salud Carlos III quiso ahondar en el hecho de que no es fácil hacer una evaluación económica concreta. Si gracias a las TIC, una persona puede hacer la rehabilitación cardiaca, por ejemplo, en su casa, ¿cómo se cuantifica? ¿Cómo se sabe el ahorro de las horas de trabajo perdidas de los familiares que acompañan al enfermo se han ahorrado por las TIC? “Todo esto es muy complejo de evaluar. Entonces, las organizaciones a lo mejor ven más sencillo gastar en dispositivos como rayos X que cambiar procesos que, al final, es lo que va a solucionar los problemas que tiene el sistema público de salud”, incidió el miembro de la SEIS.

Quirónsalud y Philips Ibérica están, en la actualidad, eliminando los microscopios de los hospitales. Están digitalizando toda la imagen. Se trata de un cambio cultural grande ya que los profesionales han aprendido con microscopios. “Los líderes de las organizaciones no estamos empujando muchas veces lo adecuado para conseguir estos cambios, pero tampoco nos flagelemos. El sector no está mucho más por detrás que otros sectores. La salud tiene una componente muy humana todavía. La digitalización nos tiene que permitir no sólo la inmediatez, sino también la transparencia. Por eso tenemos que darles las cosas a los pacientes de forma transparente y personalizada. Esa personalización tiene que nacer de las personas, del ser humano”, recalcó Adolfo Fernández Valmayor.

NUEVOS PROFESIONALES

¿Hay diferencias entre público y privado en la era digital en salud? Resulta difícil hacer esta comparación en un escenario en el que hay 17 comunidades autónomas, más un gran número de organizaciones privadas con su propia estrategia. Además, pueden darse casos, como el de la Fundación Jiménez Díaz, que es un hospital que lo gestiona un grupo privado pero que está dentro de la red pública. “La flexibilidad organizacional está mejor organizada, es más fácil, en el entorno privado básicamente por la propia organización de recursos humanos”, sostuvo Ignacio López Parrilla.

Que mejoren los resultados en salud, que mejore la experiencia del paciente, que mejore la experiencia de los profesionales, y que se reduzcan los costes en salud. Estos son los cuatro ‘puntos cardinales’ que, desde la industria, como Philips Ibérica, conforman los ejes sobre los que pivota su trabajo en el mundo de la salud. Sin embargo, no es fácil demostrar la evidencia de este tipo de soluciones en entornos en los que las organizaciones y los procesos no son tan flexibles tal y como lo requiere la transformación tecnológica.

Y aquí es donde entra en juego la formación. “Desde las primeras fases de la educación detectamos dos carencias. Una es falta de cultura científica y otro la falta de cultura tecnológica. Son dos aspectos que no tenemos que trabajar solo en la universidad, sino antes, en el colegio e, incluso, en la propia sociedad”, argumentó Adolfo Muñoz Carrero.

No hay duda de que la salud digital requiere de nuevos perfiles profesionales. Porque, en la actualidad, no ofrece soluciones ad hoc. Las empresas tienen que crear becas para jóvenes licenciados para, así, poder trabajar en su formación post grado para desarrollar unos perfiles que en la actualidad no existen. “Estas nuevas tecnologías requieren de nuevos profesionales que ahora mismo son una carencia en el mercado”, sostuvo Ignacio López Parrilla.

Mientras que Adolfo Fernández Valmayor indicó que la relación entre hospitales y centros universitarios es estrecha. Siempre lo ha sido. “Esto tiene que seguir así. Lo que sí es cierto es que, probablemente, las universidades españolas tengan que cambiar, de hecho, ya están empezando, para crear nuevos perfiles que serán necesarios en el futuro”.

Palabras que fueron corroboradas por Adolfo Muñoz Carrero que, además, añadió un nuevo reto organizativo para las universidades: ser más flexibles a la hora de generar nuevos perfiles. Establecer un nuevo modelo de grado cuesto mucho trabajo. “Otro aspecto es que las organizaciones faciliten la formación a sus profesionales. En el entorno público, muchos médicos se nos quejan de que tienen muchos problemas para adecuarse a la utilización de las nuevas tecnologías, o formarse en los nuevos procesos o protocolos que tienen que aplicar”, indicó. Decisiones que, como dijo Ignacio López Parrilla, muchas veces se llevan a cabo en su tiempo libre, a través de cursos, efectuados por quienes tienen interés en este avance: “Y esa voluntariedad no es buena”.

A modo de conclusión, vivimos en una era digital en la que la salud no puede darle la espalda. Una era basada en la inmediatez, la transparencia y la personalización de la atención. “Si no mejoramos la eficiencia, en un sistema como el actual, costará mucho mantener o sostener el sistema de salud universal que se está prestando”, concluyó Adolfo Fernández Valmayor.