Sería ir muy lejos afirmar que la Comisión Europea se ha caído del caballo tras recibir una revelación divina, pero se puede afirmar sin temor a equivocarse que en Bruselas se ha producido un cambio en el enfoque de la política energética común, admitiendo una evidencia que llevan meses (si no años) poniendo sobre la mesa las eléctricas españolas: que en el mix energético ibérico es indispensable seguir contando con la generación de energía mediante ciclos combinados (gas) y centrales nucleares si se quiere garantizar la calidad y la seguridad del suministro, evitando así el riesgo de que se produzcan apagones cuando haya picos de demanda eléctrica.
Esta apreciación de la Comisión se plasma en las recomendaciones incluidas en la respuesta al borrador entregado por el Gobierno español del Plan Integrado Nacional de Energía y Clima (PINEC) 2021-2030, documento que resume la estrategia de la política energética española y que ha servido de base para elaborar un paquete de medidas legislativas que el Ministerio que dirige Teresa Ribera impulsará cuando deje de estar en funciones. El Ejecutivo entregó el proyecto con dos meses de retraso y es ahora cuando las autoridades comunitarias publican el resultado de su diagnóstico.
En el texto la Comisión –empleando su tradicional lenguaje moderado– reclama a España una mayor concreción sobre el impacto que tendrá en el sector eléctrico el querer ser los primeros de la clase en la implantación de energías renovables y teme que se esté poniendo en riesgo la seguridad del sistema por cuestiones políticas.
“Bruselas pide al Gobierno que justifique por qué en España se reclaman a las compañías objetivos más ambiciosos que en el resto de Europa y, aunque aplaude estos objetivos solicita aclaraciones respecto al cierre del carbón y de la nuclear, con un análisis detallado de consecuencias en el sector eléctrico. La Comisión señala algo que ya habíamos advertido desde el sector privado: que sin centrales térmicas ni atómicas se tiene que garantizar la viabilidad de los ciclos de gas, ya que están llamados a ser la tecnología de respaldo en la transición energética”, explican a MERCA2 fuentes del sector eléctrico.
Oficialmente Endesa, Naturgy e Iberdrola han respaldado el borrador del PINEC presentado por España, pero en el seno de estas grandes compañías preocupa la falta de certidumbre sobre la seguridad del suministro –cuestión a la que ahora se suma Bruselas–. Además, la patronal que agrupa a estas empresas junto con EDP y Viesgo (AELEC, antigua Unesa) ha remitido un documento al Ministerio de Energía y Transición Ecológica en que cuestiona que se persigan desde el sector público unos objetivos de descarbonización de la economía “que sólo serán alcanzables a un coste excesivo, poniendo en peligro la sostenibilidad económica de nuestro sistema energético y la competitividad de nuestra economía».
En concreto, la Comisión apunta en su informe que es “gratificante” la “ambición” que supone aspirar a tener una cuota de renovables del 42% en el año 2030(que supera el 70% en el caso de la generación eléctrica), pero reclama aclaraciones sobre “las interacciones de las políticas previstas en relación con la eliminación progresiva de las centrales de carbón y las nucleares, la incidencia de los riesgos del cambio climático en el suministro energético y el impacto de la creciente penetración de las renovables en el mercado interior”.
PRECIOS DE MERCADO Y ACABAR CON LAS SUBVENCIONES
Además, Bruselas reclama a España que detalle –en la versión final del PINEC que deberá enviar antes de que concluya el presente año– que explique “cómo contribuye la eficiencia energética a la consecución rentable de los objetivos nacionales de una economía hipocarbónica competitiva y a la seguridad del suministro energético”, y reclama “perfilar una estrategia y un calendario para avanzar hacia la aplicación de precios totalmente basados en el mercado”. A este respecto exige “enumerar todas las subvenciones a la energía y los planes para su progresiva eliminación”.
Las fuentes empresariales consultadas por este diario indican que la valoración de Bruselas al plan español refuerza la estrategia de empresas como Naturgy y Endesa, que hasta ahora han basado su estructura en los ciclos combinados y la energía nuclear, respectivamente. No obstante, el resto de las compañías –incluso las que tienen un mayor componente de generación renovable como Iberdrola– también se ven respaldadas en su crítica a los planes del Gobierno en materia energética, que algunos llegan a calificar, incluso, de “temerarios”.
Por su parte, en el departamento ministerial que dirige Ribera prefieren ver el vaso medio lleno y consideran que la valoración de la Comisión es “muy positiva”porque se alaban los objetivos presentados por España y, entre las recomendaciones, “no se exige cambiar ningún aspecto cuantitativo”. Por ello, los técnicos esperar “tener lo antes posible” la versión definitiva del PINEC para enviarla a Bruselas en tiempo y forma.
SOBRECAPACIDAD Y BURBUJA RENOVABLE
Todo esto se produce en un momento en el que la renovada apuesta del Ejecutivo del PSOE por las energías renovables está creando una burbuja de dimensiones considerables. En los últimos meses se han disparado las peticiones de licencias para conectar nuevos megavatios de generación ‘verde’ a la red eléctrica desbordando todas las expectativas del operador encargado de gestionar los flujos del sistema, la empresa pública Red Eléctrica que preside el ex ministro Jordi Sevilla.
Según datos internos de la compañía estatal a los que ha accedido Expansión, las peticiones de licencias suman 147.300 megavatios (MW) a fecha de 6 de junio, lo que supone un aumento de más de 19.000 MW respecto al volumen contabilizado al cierre del pasado marzo. El problema es que tanta capacidad no cabe en la red eléctrica y además no es necesaria para abastecer la demanda, es decir, que existe una sobrecapacidad manifiesta en el ámbito de la generación.
La paradoja es evidente: hay sobrecapacidad de generación eléctrica y al mismo tiempo riesgo de calidad y seguridad del suministro. ¿Por qué sucede esto? La clave está en la tecnología, que hasta el momento no ha conseguido que el almacenamiento sea viable. De nada sirve tener España plagada de aerogeneradores y de paneles solares si la energía que produce no se puede acumular para consumirla en los momentos de mayor demanda.
A este factor se suma el componente especulativo que está provocando que muchos solicitantes de estos permisos para nuevas licencias persigan solamente objetivos económicos, al planear venderlos una vez sean adjudicados por el Estado sin tener ningún interés en el desarrollo y puesta en marcha de las instalaciones renovables, tal como ha advertido la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).