
Alma, la red social social es una nueva manera de hablar de lo social. Con actitud y optimismo. Desde la diversidad. Y a partir de las historias de la Obra Social “la Caixa”. Alma quiere ser también un punto de encuentro de las infinitas realidades sociales de nuestro mundo.
Cuando me preguntan cómo me defino como persona siempre digo que soy un tipo normal. He tenido una profesión que me ha puesto durante mucho tiempo en el escaparate, pero al final, tengo mi familia, mi intimidad, mi trabajo…, como todos. O casi todos. Algunos tienen que luchar un poco más de la cuenta para que los traten como iguales.
No es que un día, de repente, decidiéramos dar visibilidad al caso de Álvaro. No lo pensamos, pasó. En el 2010 estábamos compitiendo en el Mundial de Fútbol con la selección española y mi hijo me dijo que si ganábamos se subiría conmigo al autocar. Yo no le di más importancia porque veía la victoria casi imposible. Pero, al final, sucedió, y Álvaro se paseó con nosotros en el autocar. Fue algo totalmente espontáneo, pero todo el mundo se enteró de que teníamos un hijo con síndrome de Down. Y la verdad es que darle visibilidad y tratarlo con normalidad fue lo mejor que pudimos hacer.
1«Nuestra profesión nos da un lugar en el mundo.»
Junto con otras cosas, como el sitio donde nacemos o nuestra familia, el trabajo nos ayuda a definirnos como personas. Yo vine a Madrid a los 17 años y el Real Madrid me formó y me educó. Nuestra profesión nos da un lugar en el mundo. Todo el mundo tiene (o debería tener) un trabajo. Es algo tan presente y significativo en nuestras vidas que no tenerlo pone barreras, económicas, pero también emocionales, entre nosotros y los demás.
Si algo teníamos claro mi mujer y yo cuando Álvaro nació era que queríamos que fuera a un colegio de integración —y fue a uno pionero en Madrid para niños con discapacidad— pero, sobre todo, queríamos que tuviera un trabajo. Y lo más importante es que, cuando se hizo mayor, fue él quien nos lo pidió.