Mito, leyenda urbana… ¿o la triste realidad? Lo cierto es que, y lo dijo el ahora secretario de Estado de la Seguridad Social en funciones, Octavio Granado, “hay funcionarios que tienen poco que hacer y trabajan poco”. Claro está, habrá quien dirá que otros si tienen mucho que hacer, y trabajan mucho. Esas palabras las pronunció en 2009, en su primera etapa en un gobierno socialista, y no dejó muy bien parados a los funcionarios. Eso sí, se excusó en que la Administración Pública no podía contratar a tiempo parcial, por lo que lo hacía a tiempo completo, lo que redundaba en hacer contratos de ocho horas “sabiendo que va a estar cuatro tocándose las narices”.
Ha pasado una década desde entonces y la pregunta que surge es: ¿siguen siendo los funcionarios igual de vagos, según dejó entender el secretario de Estado? Según la Real Academia de la Lengua, absentismo es “la abstención deliberada de acudir al lugar donde se cumple una obligación. Abandono habitual del desempeño de funciones y deberes propios de un cargo”.
La Administración Pública es uno de los sectores que más alta tasa de absentismo tiene, por encima del 7%.
Según el ‘VIII Informe Adecco sobre absentismo’, la tasa de absentismo se define como el porcentaje de las horas no trabajadas (sin contar vacaciones, festivos ni horas debido a ERTEs) respecto a la jornada pactada efectiva. Pues bien, los funcionarios no quedan bien parados. “Las actividades vinculadas al cuidado de la Salud, Administraciones Públicas y Defensa e Industrias extractivas son donde se pierden más de 100 horas anuales por absentismo”, se lee en el citado informe. Es decir, más de cuatro días con sus correspondientes noches. Y hay otro dato más en dicho informe que corrobora la ‘mala fama’ de los funcionarios: los tres subsectores que destacan por mostrar una tasa de absentismo superior al 7% (la más alta), son Salud y Servicios Sociales, Administración Pública, Defensa, y Agua, saneamiento y gestión de residuos.
Por sectores, es la Industria la que tiene la tasa de absentismo más elevada (5,6%), seguida de cerca por los Servicios (5,4%), situándose en el extremo opuesto la Construcción (3,6%). Si los funcionarios pierden más de un centenar de horas anuales por absentismo, en el extremo opuesto (la pérdida no llega a las 65 horas anuales) se sitúan la Hostelería, Actividades Inmobiliarias, Educación, y Actividades profesionales, científicas y técnicas.
FUNCIONARIOS Y ANDALUCES, ¿EN EL MISMO SACO?
No sólo los funcionarios cargan a su espalda la mala fama de poco trabajadores. Quien se lleva la palma en este aspecto, si trasladamos el tema a las comunidades autónomas, son los andaluces (los independentistas catalanes, por ejemplo, así lo han voceado en alguna ocasión a los cuatro vientos).
En este caso, quince de las diecisiete autonomías analizadas en el informe de Adecco incrementaron su tasa de absentismo entre 2000 y 2018. De hecho, fueron Castilla y León, Castilla-La Mancha y Andalucía mostraron en este periodo de tiempo los incrementos más acentuados, frente a la Comunidad Valenciana y Extremadura, cuyo aumento fue inferior. Sólo Cantabria y Cataluña no vieron ascender dicha tasa.
¿Otro mito que se hace realidad? Todo lo contrario. Son las comunidades autónomas del norte de España las que, de media, presentan una mayor pérdida de horas anuales por asalariado por motivo de absentismo en 2018. Hablamos de País Vasco, Navarra, Asturias y Castilla y León. En todas, ellas, la media supera las 100 horas anuales pérdidas por asalariado. En el extremo opuesto, Baleares y Andalucía (con menos de 70 horas pérdidas). En concreto, en Baleares fueron 43,6 horas, y en Andalucía, 62,1 horas.
Si hablamos de porcentajes, País Vasco encabeza la clasificación (7,9%), seguido de Navarra (6,9%). Los dos últimos puestos son para Andalucía (3,9%) y Baleares (2,6%). Visto lo visto, se acaba de caer un mito.