Los recurrentes desplantes de Don Juan Carlos I a Doña Sofía han sido una constante durante la última década en La Zarzuela, que sumado a los casos que salpican a la Infanta Cristina, con el posterior proceso judicial y prisión hacia Iñaki Urdangarín, junto a los continuos desencuentros entre las Infantas y la Reina Letizia, o los puntuales problemas conyugales entre el Rey Felipe y Doña Letizia han hecho que la Casa Real no haya tenido una estancia tranquila en este último lustro.
Y es que el paso del tiempo es el gran cotilla de nuestros secretos y es ahora, cuando parecía existir cierta normalidad en la convivencia y la agenda conjunta entre los Reyes eméritos, a lo que salen a relucir algunos temas espinosos que tienen que ver con Juan Carlos I, donde éste ha vuelto a ser protagonista de un feísimo desplante hacia la propia Reina emérita, Doña Sofía. En Palacio parecen definir a la perfección a lo que ocurre en los últimos años en torno a La Zarzuela y a la Familia Real.
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5El monarca se refugiaba en Marta Gayá
Don Juan Carlos tuvo grandes amores, además de Doña Sofía, entre las que se encuentran María Gabriela de Saboya, Marta Gayá y Corinna zu Sayn-Wittegenstein. Pero al final de sus días es en la mallorquina, Gayá, en la que el padre de Felipe VI encontró el refugio y cariño que necesita. El caso que incumbe a las tres partes (Sofía incluída), fue muy comentado en Mallorca, donde la situación comprometedora para ella surgió en un verano durante la fiesta de presentación de la Copa del Rey de Vela.
Situación que, por ende y estando delante doña Sofía, don Juan Carlos I (el que además, nunca tuvo problema en airear su amor) dejó el grupo en el que se encontraban ambos charlando diciendo «perdonad, voy a saludar a mis suegros» porque en aquel momento llegaban a la celebración los padres de la que entonces era su amante, la decoradora mallorquina Marta Gayá. Esta anécdota tan significativa da una idea del grado de conocimiento que todo el mundo tenía de esta relación.
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