Desarrollo y explotación de una planta de valorización térmica en Lostock (en el noroeste de Inglaterra), un contrato de operación y mantenimiento del saneamiento de la ciudad de Abu Dabi, y el contrato de recogida de residuos sólidos urbanos del condado de Palm Beach, en Estados Unidos. Estos son los tres acontecimientos más importantes en lo que se refiere a desembarco de FCC en otros países durante el primer trimestre de 2019.
¿Va como un tiro FCC de fronteras afuera? De momento, está en más de 30 países. “Nuestra aspiración es seguir avanzando en nuestra expansión internacional, fortaleciendo al mismo tiempo la presencia en nuestros mercados consolidados”, dijo Pablo Colio, su CEO, durante la última junta. Palabras que, en su primera junta como presidenta en FCC, allá por 2013, ya dijo Esther Alcocer Koplowitz: había que preparar a los gestores para trabajar en un entorno global porque sería clave extender las operaciones de la compañía.
A pesar de los discursos de FCC que hablan de aumentar la presencia exterior, ésta ha permanecido inalterable durante la última década
Más de un lustro después, el porcentaje de ingresos por áreas geográficas ha permanecido prácticamente inalterado. España sigue representando el 55%, y el resto de países el 45% restante: Reino Unido (12,5%), Oriente Medio y África (10%), resto de Europa y otros (9,6%), Latinoamérica (6%), Chequia (4,9%) y Estados Unidos y Canadá (1,2%).
Es más, dicho porcentaje no se ha movido desde el comienzo de la crisis (año 2009), cuando las ventas en el exterior representaban el 44% (5.625 millones de euros) frente al 56% nacional (7.074 millones de euros). En 2018, la cifra de negocio fue de 5.989 millones de euros (3.293 millones en España y 2.694 allende los mares).
FCC EN EL FURGÓN DE COLA
FCC, que vio la luz en el año 1900, tuvo que esperar hasta 1979 para comenzar a forjar la que sería su primera gran obra en el extranjero. Fueron 640 kilómetros de cable coaxial de la red telefónica de Trípoli. Y hubo que esperar hasta 2011, más de 30 años después, para ver cómo la compañía lograba más ingresos en el exterior que en el interior. Fue flor de un día.
En la actualidad, FCC es, de lejos, la que menos presencia en el exterior tiene entre las grandes constructoras. Repasemos los datos: en ACS, el 89% de sus ventas vino de fuera de España (en concreto, sólo seis países concentran más del 80% de sus ventas. Una década atrás, era tan solo del 26%); el 75% de las de Sacyr procede de otros países; también tres de cada cuatro euros de OHL; y el 77% de Ferrovial.
Con la crisis, salir al exterior fue la ‘vía de escape’ de las constructoras ante la caída sobre todo de la obra pública. El recorte del ejecutivo liderado por José Luis Rodríguez Zapatero les ‘invitó’ a hacer las maletas. FCC no fue ajena a este particular éxodo, pero la competencia se puede decir que les ganó por la mano la partida.
¿Qué falló en FCC? Varias circunstancias. Se apostó por nuevos campos que no hicieron sino ahondar todavía más las pérdidas (energía eólica, venta de viviendas…). Además, y a modo de castigo, se envió a otros países a aquellos que no se quería que permanecieran en España. Los despidos estaban a la orden del día y los sueldos no eran suficiente acicate para irse fuera. En un primer momento, se les compensó económicamente. Después, empezaron a cobrar lo mismo que en España. Por tanto, los alicientes para trasladarse se diluyeron como un azucarillo en un vaso de agua.
De cara al futuro, FCC potenciará la presencia en Latinoamérica, Estados Unidos y Oriente Medio. En los dos últimos, en infraestructuras. También preservará la calidad y dará continuidad a los servicios que ya presta. Esto último será uno de los pilares en Europa, junto a la prestación de servicios medioambientales relacionados con la gestión eficiente de residuos, y la gestión integral del agua.