Si hay algo que se ha convertido en deporte nacional en España es la capacidad que tenemos para criticarnos a nosotros mismos como país. Como decía el padre de Juan en la película de Superlópez, «En España, clavo que sobresale pide martillo». Estrenada el pasado noviembre, es un perfecto reflejo representativo de lo que es España hoy en día.
Y es que en este país si tienes una idea contraria a la mayoría, si destacas por algún motivo o simplemente naces en una comunidad desafortunada por los chistes, ya puedes prepararte para recibir críticas. Sin embargo, España es un país que, lejos de la realidad que nos hemos forjado, disfruta de ciertas calidades que no se pueden encontrar en otros lugares del mundo. Eso nos convierte en unos afortunados que no ven su propia suerte.
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3La religión no es lo más importante
Siempre hemos sido un país reconocido por nuestras costumbres religiosas. De hecho, la población española puede dividirse en dos sectores de opinión cuando hablamos de religión. Los que aceptan la tradición más eclesiástica porque la procesan o porque no les afecta negativamente, y los que estarían encantados de que esas tradiciones fueran a menos o incluso que desaparecieran.
Sin embargo, la Pew Research descubrió en sus encuestas que España es uno de los países que menos relaciona la religión con su identidad nacional. Mientras países como Italia o Estados Unidos superan el 30%, España solo obtuvo un apoyo del 9%, siendo estos los españoles que creen que la fe es fundamental para definir nuestra identidad como nación.
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