DIA registró unas pérdidas netas de 144,4 millones de euros en el primer trimestre del año, frente a los números rojos de 16,2 millones de euros que se anotó un año antes, según ha informado la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Este resultado, que se da a conocer justo un día después de que haya terminado el plazo de aceptación de la opa de LetterOne, sociedad controlada por Mikhail Fridman, sobre la cadena de supermercados, está en línea con las estimaciones adelantadas por la compañía a finales de abril, que adelantó unas pérdidas trimestrales de entre 140 y 150 millones de euros.
Entre enero y marzo, las ventas brutas bajo enseña cayeron un 14% hasta 2.028 millones de euros (2,3% menos excluyendo el efecto divisa).
Las ventas comparables (‘like-for-Like) han registrado un descenso del 4,3% para el grupo comparado con la caída del 3,8% del mismo periodo en el año 2018, mostrando, según ha explicado la compañía, una tendencia negativa y progresiva deterioración durante el período, como ya anticipó en el avance de resultados publicado el pasado 26 de abril.
Según ha explicado la firma, la tendencia bajista es mayormente debida al impacto negativo que la incertidumbre, que rodea a la situación financiera de la compañía, ha tenido en sus proveedores.
Asimismo, las ventas netas de la cadena de supermercados descendieron un 7,2% hasta 1.665 millones de euros, pero aumentaron un 6,1% en divisa local. Este rendimiento de ventas reflejó un efecto negativo del 13,3% derivado de las divisas debido a la depreciación del peso argentino y el real brasileño durante el período del 45,4% y 6,8% respectivamente.
Entre enero y marzo, el resultado bruto de explotación (Ebitda) cayó un 77,7% hasta 12,4 millones de euros comparado con los 55,5 millones del mismo período del año anterior, al tiempo que el Ebitda ajustado se situó en 12 millones, un 85,8% menos como resultado del impacto negativo en las ganancias relacionado con el descenso de ventas, el volumen incremental de costes laborales, alquileres y costes de suministros en el período, así como una nueva definición más conservadora siendo usada en 2019 (la cual no excluye ciertos costes).
Respecto a los gastos de reestructuración, la compañía ha achacado el «significativo» aumento en el primer trimestre a la provisión acumulada de 38,8 millones de euros para el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) aprobado, y a los 16,9 millones de gastos extraordinarios no recurrentes derivados de asesorías financieras y corporativas, auditores, servicios forenses, legales, consultores estratégicos y la preparación de la ampliación de capital por 600 millones de euros propuesta en la junta general de accionistas.
La discontinuación de operaciones de Clarel y Max Descuento tuvieron un impacto negativo en el beneficio neto de 3,9 millones de euros en el primer trimestre.
La compañía ha admitido que la situación de incertidumbre en la que está inmersa ha derivado en un «endurecimiento» de las condiciones de proveedores que comenzaron a impactar negativamente en la cadena de suministro, conduciendo a un «sustancial» incremento de los niveles de faltas de producto en las tiendas y almacenes, lo que en última instancia se tradujo en menores ventas.
CONCURSO DE ACREEDORES
«El actual contexto de deterioración de la parte superior de la cuenta de resultados y disminución de ventas como resultado de la incertidumbre que rodea a la estructura de capital es extremadamente desafiante para las operaciones y sostenibilidad de la compañía, lo que unido a la cercana fecha límite (20 de mayo de 2019) para resolver la situación del patrimonio neto negativo y el vencimiento del préstamo sindicado de deuda (31 de mayo de 2019), expone a la compañía a una frágil posición», ha reconocido.
En su opinión, la eventual combinación en el corto plazo de la toma de control de la compañía por LetterOne tras la finalización del OPA, un acuerdo entre LetterOne y los acreedores sobre la refinanciación a largo plazo del préstamo sindicado y la ejecución de la ampliación de capital por 500 millones de euros «debería mitigar la incertidumbre existente, eliminar la inquietud de los proveedores y dotar de las bases necesarias para el exitoso cambio comercial de la compañía».
Sin embargo, según ha explicado la firma, si alguno de los elementos requeridos para estabilizar la estructura de capital y liquidez de la compañía en el muy corto plazo no suceden a su debido tiempo, la situación podría deteriorarse rápidamente y la compañía podría verse forzada a presentar concurso de acreedores y/o iniciar el proceso de liquidación.
La deuda financiera neta (excluida IFRS 16) sumó un total de 1.702 millones de euros a final de marzo de 2019, lo que representa un incremento de 251 millones de euros respecto a finales del año 2018. El balance consolidado de la compañía cuenta con unos fondos propios negativos de 308,5 millones de euros a finales de marzo de 2019.
CAEN LAS VENTAS EN ESPAÑA
Por otro lado, las ventas brutas en España descendieron un 3,5% en el primer trimestre de este año, hasta 1.166 millones de euros, mientras que las ventas netas también descendieron en el mismo porcentaje.
Este rendimiento negativo, según la firma, fue debido a la mala evolución de las ventas comparables (-4,4%) mientras que el área de venta en el período permaneció prácticamente estable.
Por formato, La Plaza y Dia&Go aumentaron ventas, pero las otras tiendas descendieron en términos de volumen, particularmente las operadas en las afueras de los núcleos urbanos.
El Ebitda ajustado generado en el país descendió un 73,8% hasta los 14,7 millones de euros, reflejando una erosión en márgenes de 400 puntos básicos hasta el 1,5%.
Las ventas brutas ‘online’ bajo enseña se incrementaron un 10,2% en el primer trimestre hasta los 19,3 millones de euros, lo que representa el 1,7% del total de ventas brutas en España.