Yo me siento diferente, pero creo que todas las personas son diferentes las unas de las otras, con lo cual no creo que mi discapacidad intervenga tanto. Ser ciego es simplemente un rasgo mío. Prefiero hablar de “personas diferentes”, sin más, que de “personas con capacidades diferentes”. Creo que la sociedad y las instituciones podrían hacer más por la inclusión, pero, sobre todo, deberían plantear la inserción para mejorar la propia sociedad.

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«Las personas diferentes podemos aportar una visión del mundo distinta a los compañeros de trabajo.»

Mi carrera como actor no empezó hasta que acabé mis estudios de filología, aunque siempre había llevado una carrera actoral amateur. Me puse a escribir mi primera obra, Sala de espera, que funcionó bastante bien para ser una producción independiente. Esa obra marcó realmente mi inicio como profesional del teatro, porque a partir de ahí empecé a trabajar con el Centro Dramático Nacional. El gran empujón me vino cuando pasé a formar parte del elenco de Cáscaras vacías, una obra de Magda Labarga y Laila Ripoll que ha estado dos años con éxito en el Teatro María Guerrero y con la que todavía estamos de gira.

Durante Cáscaras vacías vinieron los responsables de casting de la película Campeones, se pusieron en contacto conmigo ¡y resultó que me eligieron! El rodaje fue maravilloso y la película ha sido importante para mí, no solamente porque me permitió dar el salto del teatro al cine sino, sobre todo, porque nos ha dado visibilidad. Campeones, especialmente para las personas con discapacidad intelectual, marca claramente un antes y un después. Decía un compañero mío, Alberto Nieto, que ahora nos miran con respeto, y lo cierto es que viendo Campeones muchas personas se han quitado muchos de sus prejuicios.