La guerra de tarifas existe en el sector telecos desde el principio de los tiempos. La búsqueda por atraer nuevos usuarios ha llevado a las compañías a hacer toda clase de promociones y descuentos. El problema, ahora, es que la cantidad de servicios se ha multiplicado, ya no solo es telefonía. Eso implica que se deben promocionar todos los frentes, la consecuencia se nota cada trimestre en caja.
Algunos han tenido un deterioro del negocio muy evidente. Es el caso de Vodafone España que hace unos meses planteó un ERE y desde entonces ha cambiado su estrategia para adaptarse, precisamente, a un nuevo contexto. Esta situación es parte del mismo problema: los operadores han entrado en una espiral de rebajas y promociones para aumentar la captación que ha dañado los márgenes.
Y ya nadie duda en reconocerlo abiertamente. Esta misma semana el CEO de Orange España, Laurent Paillassot, ha reconocido en un encuentro con la prensa que este último trimestre ha vuelto a calentarse la actividad de promociones y ofertas. Eso, lógicamente, ha sido algo que ellos mismos han notado en sus cuentas el primer trimestre del año, con un crecimiento plano a nivel de ingresos.
En esta línea, Paillasot ha asegurado que no le “parece razonable seguir bajando los precios y mantener el ritmo de ofertas”. Así, se muestra muy tajante al asegurar que “el low cost está creciendo cada vez más y eso impacta directamente en las compañías”. El problema es que nadie puede mantenerse ajena a esta situación.
TODOS TIRAN AL LOW COST
Pese a las quejas generalizadas del sector, no hay nadie que se atreva a romper con la tendencia. El Día de la Madre, un móvil nuevo en el mercado o la última serie de moda; cualquier excusa es buena para poner en grande la palabra “promoción” o “X tiempo de regalo”. La web de cualquier operador tiene espacios similares para captar la atención. Luego, los altos directivos de los operadores se quejan ante la prensa del impacto en los márgenes de negocio.
Pero nadie escapa. Por ejemplo, Vodafone ha manifestado que está replanteando su propio negocio. Para ello, al margen de su marca de bajo coste Lowi, incluso está fragmentando sus ofertas, captando a través de mensajes SMS y todo lo necesario para captar usuarios. Eso sí, a bajo coste.
Los demás operadores tienen también sus firmas baratas para engordar el número de altas. Movistar puso a Pedro Serrahima, ex Pepephone, al frente de O2 para captar aquellos usuarios que no quieren Tv, pero sí servicios de fibra. Orange, por su parte, cuenta con Jazztel y Amena para atraer clientes que requieren menor cantidad de servicios.
Todos los operadores llevan a cabo una apuesta muy fuerte por el low cost
Es decir, el discurso público de los operadores sostiene que no pueden mantener abierta la guerra de tarifas para captar clientes. Pero en realidad lo hacen con la boca pequeña. Sugieren no hacerlo con sus firmas de cabecera, aunque no dudan en hacerlo con sus segundas y terceras marcas. Unas firmas que, cada vez, como puede ser el caso de Jazztel, ajusta los precios pero tiene todos los servicios. Es decir, a fin de cuentas se trata de rebajas de precios que buscan cierta tipología de usuarios, pero de facto atacan a cualquier persona.
¿SE ATREVERÁ ALGUIEN A CAMBIAR LA TENDENCIA?
No. Muy rotundo. De hecho, con los últimos movimientos que ha habido en el mercado se puede comprobar que nada va a cambiar. Vodafone presentó hace unas semanas unas tarifas de móvil con datos ilimitados. Es decir, rebaja el valor del giga a cero. Deja a los operadores sin margen para tocar precios al alza. Solo valen rebajas y promociones para competir con los demás.
Por su parte, Telefónica presentó hace unos días su servicio de televisión streaming como plataforma independiente de su Tv. Decenas de series y películas por 8€/mes. Casi un regalo para captar usuarios de su competencia. ¿Realmente vale 8 euros ese paquete de contenidos? Parece lógico que Netflix o HBO jueguen con los márgenes, esa es su estrategia, ¿pero por qué lo hacen los operadores?
¿Les merece la pena seguir “regalando” ciertos servicios? El CEO de Orange España se afana en cada encuentro con la prensa en asegurar que su compañía busca la creación de valor. El problema es que cada trimestre el crecimiento es más relajado, y lo peor es que los clientes apenas van y vienen, sobre todo esos que de verdad generan el valor del que hablan.