Las retenciones de las tarjetas de crédito se han convertido en un dolor de cabeza para Norwegian. Por miedo a la quiebra, las empresas emisoras retienen el dinero de la aerolínea low cost cuyos problemas de liquidez aumentan. Situación que ha impactado en sus cuentas, por delante, incluso, de las crisis de los 737 MAX de Boeing.
La low cost se vio obligada en febrero a fortalecer su balance a través de una emisión de derechos, totalmente suscrita, de 3.000 millones de coronas (312 millones de euros), lo que asegura una posición financiera más sólida. “La compañía está bien posicionada para seguir atrayendo nuevos clientes, especialmente en el mercado de larga distancia, donde el desarrollo es más fuerte que en el mercado de corta distancia”, aseguran.
Pero “como lo mostraron los resultados del primer trimestre de la aerolínea, estas restricciones siguen siendo algo no deseado en su balance. Las cuentas por cobrar, principalmente en efectivo debido a la venta de billetes, aumentaron en más de un tercio a un en el primer trimestre”, según analistas de Bloomberg.
Para los pasajeros, lo bueno de reservar un billete con su tarjeta de crédito es saber que es probable que le devuelvan su dinero en caso de que el transportista quiebre. Para las aerolíneas con escasez de efectivo, el acuerdo tiene un inconveniente. Si los proveedores de tarjetas están preocupados por las finanzas de un operador en particular, pueden retener más dinero en la venta de viajes de la compañía, lo que podría empeorar su problema de liquidez.
La aerolínea Norwegian registró unas pérdidas de 1.489 millones de coronas noruegas (155 millones de euros) en el primer trimestre, frente a los números rojos de 46,2 millones de coronas noruegas (4,78 millones de euros).
NORWEGIAN SUPERA LA CRISIS DE BOEING
A pesar de los resultados, el impacto de la crisis de Boeing fue menor. Norwegian llegó a un acuerdo con el fabricante para posponer la entrega de 14 aviones 737 aeronaves MAX originalmente entregadas en 2020 y 2021. Fruto de este acuerdo ahorrará 500 millones de dólares (449 millones de euros) en el primer año y 1.600 millones (1.437 millones de euros) en 2020. En total son 1.886 millones de euros.
Cabe recordar que el pasado año, su plan de crecimiento contemplaba un pedido firme de cerca de 250 aeronaves pendientes de entrega, que se sumarían a los 150 con las que ya cuenta. Se trataba del pedido más grande de la historia de la aviación europea. De hecho, esperaba alcanzar la cifra de 42 Dreamliners en 2020 con el pedido de 21 aeronaves de este modelo. Solo la compra de estos 21 ascendía a más de 5.000 millones de euros. A los que hay que sumar el resto de modelos de aviones pedidos por la compañía. Con lo cual, el ahorro con el aplazamiento les compensa en cierta medida.
Muchos expertos consideraron que la elevada deuda de la compañía no soportaría este gasto, también muy elevado. Y así se demostró a cierre del último ejercicio cuando registró una pérdida neta en 2018 fue de 1.454 millones de coronas noruegas(150,05 millones de euros). De hecho, el acuerdo con Boeing –además de otro con Airbus– permitirán reducir el gasto de la aerolínea noruega.
Así, los problemas con el modelo de Boeing no han sido los causantes de las pérdidasde la aerolínea, que atravesaba su propia crisis interna. Si bien es cierto, han tenido su impacto en este primer trimestre. La low cost ha cifrado en 500 millones de coronas noruegas (51,7 millones de euros) el coste de dejar en tierra su flota de 18 aviones MAX 8, que intentó minimizar alquilando aviones y combinando vuelos.