sábado, 23 noviembre 2024

España obligada a importar más energía ‘sucia’ para evitar que se dispare la luz

Realidad, a quién le importa la realidad, y menos aún en plena campaña electoral. Mientras que los políticos españoles están inmersos en una carrera por ver quién es el más verde (eso sí, pagamos a otros para que se contaminen y nosotros tener dicha etiqueta), el precio de la luz empieza a coger velocidad de crucero. El mes de abril apunta a ser uno de los más caros de la historia y lo peor -según los analistas- está por llegar, ya que el precio del carbono (una especie de derechos de emisión que pagamos en las facturas) podría subir cerca de un 30,4%.

La solución que se ha tomado hasta ahora es algo impopular pero barata, importar (como se han hecho en los últimos meses) más electricidad de zonas como Marruecos. La energía hay muchas formas de crearla, desde tirar agua por un desfiladero a aprovechar el viento o quemar carbón (como hace siglos, aunque algo más sofisticado). Normalmente, en los países desarrollados como España el mix es amplio y diverso para asegurar la producción, otros menos desarrollados son bastante más contaminantes. El problema para 2019 es que las fuentes de reserva, aquellas que dependen de nosotros como el carbón y el gas y que sustituyen a las renovables cuando estás desaparecen (no hay viento o no hay lluvia), tendrán según avance el 2019 un coste mayor.

Los futuros de CO2 que se comercializarán en diciembre de este año tendrán un precio de entre 28 y 30 euros por tonelada (…) desde los 23 euros que promedia desde el 1 de enero», apunta un informe interno de Bloomberg para los inversores sobre la situación del sector en Europa. El principal impulsor de los precios del carbono en los próximos meses, y que incluso podría subirlo por encima de las estimaciones, es que se pueda producir un Brexit sin acuerdo, lo que provocaría que aumentase con fuerza la demanda.

Lo anterior, que implica como poco una subida superior del 30%, llevará inevitablemente a incrementar con fuerza el precio de la factura de la luz como reconocen desde Bloomberg: «los precios de la electricidad al por mayor podrían seguir creciendo en el 2019». Aun así, los expertos apuntan a dos energías que podrían frenar la sangría, una sería la hidroeléctrica (la cual en España no abunda por las pocas precipitaciones en lo que va de año) y por otra, la utilización de la energía nuclear como contrapeso.

Aunque claro, esa fuerte subida de la factura de la luz se produciría si somos legales, esto es que cumplimos con las normas, mientras que existen otros atajos para abaratarla. La fórmula es sencilla, incluso ya la hemos empezado a hacer: simplemente utilizamos un país del exterior, cercano porque distribuirla es caro, que no está sometido a la rigurosa legislación de Bruselas (como Marruecos) y les compramos la electricidad que ellos generan gracias al carbón barato y que no tiene apenas coste en emisiones de carbono. Con ello, se utiliza una fuente muy barata y no se pagan sobrecostes con lo que todo son ganancias, no para los ciudadanos marroquíes que sufren la polución. No hay que sentirse mal, los italianos también han empezado hacerlos.

Se utiliza una fuente muy barata y no se pagan sobrecostes con lo que todo son ganancias, no para los ciudadanos marroquíes que sufren la polución

Pese a que todo parece ser decidir entre contaminar o pagar no es así, ya que existen más alternativas como las centrales nucleares. De hecho, es uno de los pilares que podría ayudar en este año a contener el precio de la luz una vez aumente el coste del carbono en los últimos meses del año. También se puede rezar porque llueva o hacer la danza de la lluvia, para gustos los colores. Más si cabe, después de que de nuevo los políticos parezcan estar en plena carrera para cerrar una de las soluciones y también las grandes beneficiadas de este entuerto.

De hecho, los analistas señalan que los grandes ganadores en este complejo sistema serán aquellos operadores con mayor potencia nuclear: «La mayoría de los productores de electricidad probablemente compensen los pequeños márgenes que ofrecen el carbón y el gas con mayores ganancias en sus operaciones nucleares, hidroeléctricas y, en menor grado, de energía eólica y solar».


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