sábado, 23 noviembre 2024

Radiómica, lo último en diagnóstico radiológico del cáncer

Es una técnica compleja y novedosa. Tanto que, todavía no tiene aplicación clínica diaria. Pero, la radiómica, una tecnología que convierte imágenes médicas en datos cuantificables, es el futuro para Julia Camps, jefa de Servicio de Radiología y radióloga de la sección de Mama del Hospital de la Ribera de Valencia. “Supone uno de los grandes avances en el diagnóstico radiológico del cáncer de los últimos tiempos”, afirma.

Camps analizó las posibilidades de esta tecnología en el 12º Simposio Internacional del Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama recientemente celebrado en Toledo. La doctora explica a MERCA2 que “la radiómica es una técnica que consiste en la extracción de una gran cantidad de datos cuantificables y objetivos contenidos en las imágenes de mamografías, TAC, resonancia PET-RM o PET-TAC, no visibles al ojo humano.

La hipótesis de partida, añade, es que estos datos “guardan relación con los procesos biológicos subyacentes a las imágenes radiológicas y el análisis de los mismos nos puede proporcionar información pronóstica (cómo se comportarán los tumores) y predictiva (cómo responderán al tratamiento)”.

ANÁLISIS COMPUTACIONALES

La radiómica, detalla Camps, es el proceso de extracción de estos datos mediante análisis computacionales complejos y la radiogenómica es el análisis conjunto de los datos extraídos con los datos genómicos del tumor (patrones de expresión genómica, mutaciones genéticas).

Al proceso anterior, especifica, se añade también el análisis de los datos clínicos e histopatológicos para conformar modelos predictivos y pronósticos “que nos aporten más información que la que nos aporta el análisis radiológico tradicional de las imágenes, el cual es meramente cualitativo”.

UNA TÉCNICA COMPLEJA

Para Julia Camps, el big data aplicado a la imagen ayudará en la toma de decisiones clínicas y a predecir la evolución de la enfermedad. “No es comparable a nada que exista en el mercado, es un nuevo concepto. Si que están empezando a aparecer soluciones comerciales de software que analizan las características radiómicas”, agrega.

Julia Camps indica que se han publicado análisis de radiómica en todo tipo de tumores: pulmonares, cerebrales, mamarios, hepáticos, de cuello o prostáticos. “Efectivamente supone un paso más allá y sus principales aportaciones son el análisis global (no depende del área biopsiada, se estudia todo el tejido)  no invasivo (sin biopsia) de los tumores, que se puede realizar tantas veces como se necesite a lo largo del tiempo (esto nos permite ver la evolución del tumor tras un tratamiento)”.

Además, abunda la médico, la información se integra con las denominadas ómicas (genómica, transcriptómica, metabolómica, proteómica) con el objetivo de caracterizar mejor la enfermedad, ayudar a entender mejor la biología tumoral subyacente y diseñar tratamientos más personalizados para cada paciente.

FASEL INICIAL

Pero, puntualiza, esta tecnología aún se encuentra en fase inicial debido a las dificultades técnicas (recogida de datos o el desarrollo de métodos computacionales) y metodológicas (diseños de estudios cuestionables o falta de estándares de validación).

Camps insiste en que se trata de una tecnología  compleja. Requiere de la participación de varias disciplinas: ingenieros informáticos, biotecnólogos, estadísticos, físicos y radiólogos. Además, precisa, “se necesita disponer de un equipo y una plataforma de investigación que no está al alcance de cualquier hospital español. La radiómica implica el análisis de una gran cantidad de datos y todavía no disponemos (en general) de sistemas eficientes para acceder a ellos, extraerlos y compartirlos”.

Julia Camps también se pronuncia sobre la acogida entre sus colegas de una técnica todavía muy desconocida: “Los radiólogos acogen con interés el concepto, si bien algunos lo consideran una posible amenaza (el clásico debate de la inteligencia artificial sustituyendo a la inteligencia humana)”.

Para la radióloga, lo más importante es validar rigurosamente el procedimiento mediante su puesta en marcha en entornos clínicos prácticos.  De lo contrario, advierte, “corremos el riesgo de obtener modelos de predicción de enfermedad de dudosa veracidad (sería como tener una caja negra sobre la que no se tiene control sobre los procesos de análisis de datos internos)”.

NIVELES DE EVIDENCIA

La doctora insiste en que la técnica no tiene todavía una aplicación clínica diaria. Desconoce, aclara, cuándo será una realidad. “Es difícil saberlo, aunque el número de publicaciones ha ido creciendo exponencialmente desde 2010 y es de esperar que en el plazo de pocos años podamos utilizarlo en la práctica clínica”, señala.

La doctora Camps explica que actualmente “se siguen realizando estudios y publicaciones al respecto para poder continuar avanzando”. Estudios, aclara, de tipo exploratorio (búsqueda de correlación mediante complejos análisis estadísticos entre rasgos o características radiómicas y objetivos clínicos finales o surrogados (supervivencia, tiempo hasta la aparición de metástasis, recidiva).

También, añade, se emplea la metodología denominada agregación jerárquica (hierarchical clustering en inglés) en la que “se buscan interrelaciones entre los distintos rasgos radiómicos para finalmente construir un modelo jerárquico que explique la biología tumoral mediante su correlación con las “ómicas”.

Los estudios se realizan fundamentalmente en grupos de investigación norteamericanos, chinos, coreanos o europeos. “Todavía no se utiliza en la práctica clínica diaria porque los niveles de evidencia de los biomarcadores radiómicos son de tipo III o IV y los grupos de pacientes estudiados no superan los 1000 sujetos en los estudios publicados”, explica la radióloga de la sección de Mama del Hospital de la Ribera.


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