El Club Estudiantes de Baloncesto se ha visto envuelto en la polémica relacionada con las malas prácticas de Avalmadrid, entidad pública de la Comunidad que concedió avales millonarios a empresas relacionadas con miembros de su consejo.
Los hechos ocurrieron en 2009, cuando la Sociedad Anónima Deportiva ligada al Club Estudiantes de Baloncesto se enfrentaba a una elevada deuda con Hacienda y una estructura económico-financiera desequilibrada que le había llevado a estar en causa de disolución. En mayo, Avalmadrid concedió un aval financiero de 1,3 millones de euros a 180 meses, según se desprende del informe de Forest Partners al que ha tenido acceso MERCA2.
La situación era de riesgo real para el Club Estudiantes porque, pese a haberse negociado aplazamientos en los pagos con Hacienda, estos se habían vuelto a incumplir estando la deuda en estado potencialmente de ejecución. Por tanto, el propósito del aval estaba orientado a cubrir las tensiones de tesorería.
En caso de entrar en impago, el Club había ofrecido como garantía real el valor de la marca Estudiantes (estimado en siete millones de euros). Además, acababa de lograr la concesión de la explotación comercial del Polideportivo Magariños (antes solo tenía el uso), lo que supondría nuevos ingresos en las maltrechas arcas del equipo.
El problema llegó con dos nombres asociados a la operación: Alfonso Carcasona García y Miguel Jesús Garrido de la Cierva. El Banco de España encendió la señal de alarma en su informe con respecto a estos dos consejeros de Avalmadrid por su vinculación con el Estudiantes, aunque en el momento de solicitud del aval ya no eran consejeros del club.
En 2010 la SAD entró en concurso de acreedores con deudas principalmente con la AEAT (Agencia Estatal de Administración Tributaria) y la TGSS (Tesorería General de la Seguridad Social). Poco después, Avalmadrid autorizó la ampliación de diez adicionales de la operación, por el retraso en las licencias de las obras del polideportivo. Un año después, el plazo se amplió hasta 15 años.
Tal era la situación institucional del club colegial que en 2014 fue detenido su expresidente (en 2005 y en el periodo 2008-2014) y candidato a presidente de la Asociación de Clubs de Baloncesto (ACB), Juan Francisco García. Jefe de Gabinete del exministro Eduardo Zaplana, la Unidad Central Operativa (UCO) arrestó a seis personas (entre ellos Zaplana y García) acusadas de malversación, prevaricación, blanqueo de capitales y cohecho.
LA SEGUNDA VIDA DEL ESTUDIANTES
La Junta Extraordinaria de Accionistas del Club Estudiantes SAD celebrada el día 3 de octubre de 2018 aprobó por unanimidad una ampliación de capital celebrada por valor de 1.020.000 euros, mediante la emisión de 170.000 acciones nominativas de seis euros.
La ampliación de capital se ha desarrollado en tres rondas para dar derecho de suscripción preferente a los accionistas actuales, en proporción a las acciones que cada uno tenga, según se decidió en la junta. Para el club, la operación ha sido “todo un éxito”.
Una vez finalizadas las tres fases, el club abrió un nuevo procedimiento extraordinario de venta de acciones. Según su comunicado, “debido al gran interés mostrado por muchas personas y entidades de formar parte del accionariado de la entidad y que se quedaron fuera de este plazo”. Se trataba de un proceso diferente a la ampliación de capital aprobada el pasado mes de octubre y suponía la adquisición de acciones titularidad de la Fundación Estudiantes. El precio era el mismo: seis euros por título.
El actual presidente del club, Fernando Galindo, reconoció en un Desayuno Informativo en la Fundación Pons que la situación de la institución era “muy grave, con problemas de envergadura que vienen del pasado”. “Los hemos acometido con más o menos éxito y mucho trabajo y ahora hay que mirar al futuro con optimismo”, apuntó.
A la reestructuración económica del Club Estudiantes se une la deportiva. En varias ocasiones se ha salvado del descenso a la Liga LEB Oro (la segunda división del baloncesto). La falta de dinero suficiente de los que habían ganado el ascenso en la cancha permitió a los colegiales mantener la categoría. Esta temporada, con una plantilla basada en la cantera, seña de identidad del club, lucha para no caer a los puestos de descenso.