viernes, 13 diciembre 2024

Llegan los drones para tasar el mercado inmobiliario

La tecnología se abre paso poco a poco en el sector del ladrillo. Proptech o el blockchain son alguno de los términos que ya no suenan a chino a los ‘players’ del sector inmobiliario. Pero las nuevas tecnologías no sólo se han aplicado al ‘big data’. Ahora, los drones han cobrado un papel principal a la hora de realizar una valoración de una finca rústica. 

La pionera en utilizar este sistema es la tasadora internacional Tinsa. La compañía pretende sustituir el papel, la cintra métrica y la cámara de fotos por el dron. Un aparato que permite a la compañía realizar una valoración más detallada y exhaustiva del terreno. 

El uso del dron es especialmente relevante en terrenos de leñosos (olivos, cítricos, almendros…). ¿Por qué? Sencillo, la altura y la movilidad que aporta el aparato permiten captar detalles que de otro modo serían imposibles apreciar. “Puede verse, por ejemplo, si las hojas de la parte de arriba de los árboles están secas o si el cítrico tiene un color extraño, lo que puede indicar una enfermedad del árbol o falta de agua o nutrientes. A pie de campo no podríamos verlo”, afirma un tasadores agropecuario de Tinsa en Andalucía.

La aplicación de las nuevas tecnologías en el sector del ladrillo está enfocada a la reducción de costes e incluso de inversión. De hecho, gracias a la utilización del dron se ha logrado afinar el precio de ventas de las parcelas. Por ejemplo, otro tasador de Tinsa valoró un campo de cítricos de 200 hectáreas en el que gracias al dron descubrió que, en una zona alejada del camino existía una calva de 10 hectáreas sin árboles.

“Si el valor medio de una hectárea de cítrico en esta zona son 40.000 euros y en riego son 25.000, estamos hablando de que 10 hectáreas sin cítrico suponen 150.000 euros menos de valor”, afirma.

Además de un ahorro de costes y de inversión en un terreno, el dron también puede ser en ocasiones la única herramienta de acceso para inspeccionar una finca. Terrenos embarrados, impracticables o con barreras arquitectónicas insalvables son algunos de los casos que se encuentran los profesionales de la tasación en un contexto rústico. Por este motivo, el dron no es una posibilidad, sino una necesidad.

“A veces los cortijos tienen muchos recovecos, anexos de anexos, y el dron me aporta una visión cenital completa, con referencias a una serie de puntos. A partir de esos datos, el programa me genera el área”, explica un tasador de Tinsa.

La aplicación de estos drones es tan novedosa que ni siquiera hay nada escrito al respecto. De hecho, son muy pocas empresas las que lo utilizan, aunque en el futuro será extraño la que no lo utilice.

Tinsa es pionera en esto. No está más extendido por desconocimiento, porque está claro que es una herramienta que permite hacer el trabajo mejor y en menos tiempo. Tardo 45 minutos en hacer lo que del modo tradicional me llevaría hora y media, y no de forma tan completa”, afirma este tasador, que utiliza el dron en el 80% de las valoraciones que realiza. Par él ya es una herramienta cotidiana, igual que el medidor o el móvil.


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