Corría el año 1984, en aquel momento ninguna empresa dedicada a la informática o las nuevas tecnologías podía compararse con el gigante IBM. Los beneficios de aquel periodo, superó los 6.600 millones de dólares, le convirtieron en la empresa más importante prácticamente del mundo gracias al éxito abrumador de su IBM PC, el cuál batió en un solo mes las previsiones de ventas para cinco años.
Los directivos del gigante, confinados en su éxito, empezaron a perder la perspectiva del mercado y la enclaustraron en la búsqueda de una excelencia ficticia apartándola de nuevos proyectos al que se dirigía el sector, en uno de los mayores errores empresariales jamás vistos y estudiados. La cúpula entendía que IBM no podía rebajarse a proyectos o clientes pequeños, por lo que dejó pasar el negocio de los ordenadores personales debido a que ofrecía muy poco margen.
El desarrollo del ordenador personal, los equipos de IBM eran muy caros y estaban enfocados a empresas, ha sido la mayor oportunidad de negocio de las últimas décadas (al nivel del boom del petróleo en los tiempos de la familia Rockefeller). Una oportunidad que sí aprovechó Microsoft, ya que consiguió hacerse con el sistema MS-DOS (el alma del IBM PC) y su desarrollo que terminó por materializarse en el famoso Windows 2.0. Para aquel entonces, IBM había iniciado un derrumbe empresarial que lo llevaría pocos años después al borde de la quiebra.
«Para Microsoft, tener éxito es poder satisfacer las necesidades no cubiertas y articuladas de los clientes»
La lección que enseñó al mundo IBM, un caso que se estudia en la facultad de empresariales de Harvard, de no perder de vista a tus propios clientes y no dar la espalda a las nuevas líneas de negocio sigue muy vigente en Microsoft (la firma que más se benefició de aquello). Una prueba de ello son las palabras del Ceo del gigante, Satya Nadella, durante su visita a Madrid: «Para Microsoft, tener éxito es poder satisfacer las necesidades no cubiertas y articuladas de los clientes (…) Hay que pensar en cómo podemos crear una red de plataformas que conecten nuestros negocios, para crear más sinergias y eficiencias de la que nos podamos beneficiar todos.
Nadella, además, hizo hincapié en un acto organizado por ADP Asociación en apostar por las próximas grandes oportunidades que ofrecerá la tecnología, tanto el negocio en la nube como la inteligencia artificial. Aunque desde un punto de vista del cliente más pequeño, ya que asegura que «el tamaño no importa. La tecnología se ha democratizado y todos tenemos alcance a la Inteligencia Artificial». Por último, enfatizó la importancia de conocer al otro (al cliente), ya que «la tecnología requiere empatia para entender al otro».
MICROSOFT LO ENTENDIÓ, PERO ¿Y APPLE?
Apple y Microsoft están en una pugna continua por convertirse en la empresa más valorada del mundo. En un primer momento, la firma de Cuppertino no parecía tener rival, pero su desplome en los últimos meses de 2018 le permitió alcanzar la primera aposición a Microsoft, aunque más tarde lo han ido alternando.
Detrás del fuerte desplome de Apple se esconde algunos de los problemas que en su día padeció IBM, aunque a una escala muy diferente, con su iPhone. La compañía se ha obcecado en desarrollar modelos excesivamente caros que no terminan de dar los resultados esperados en cuanto a ventas (las últimas cifras ofrecen una caída del 15%) a medida que los competidores se esfuerzan por igualar prestaciones con precios mucho más modestos.
De hecho, uno de los grandes problemas que han señalado los analistas está en que la tasa de reemplazo (cambiar un iPhone por otro más nuevo) se ha ido alargando en los últimos años. Un problema que se ha visto plasmado en las nuevas ofertas de la firma que ofrece los nuevos terminales a cambio de uno antiguo junto con una rebaja del precio. Una política que los analistas no terminan de creer que puedan revertir la caída del iPhone.