La primera reacción de nuestro cerebro al enfrentarse a cualquier cambio es la resistencia. Se trata de un mecanismo de supervivencia ya que, en estos casos, ha de hacer un mayor esfuerzo y consumir por tanto más energía de la habitual, ya de por sí alta: entre el 25 o 30% de toda la que necesita nuestro cuerpo.
Esto ayuda a entender mejor por qué las organizaciones cuentan siempre con cierta resistencia al cambio de las personas que trabajan en ellas, comenzando por la de sus directivos. Sin embargo, cuando el cambio es algo inevitable, aceptarlo y adoptarlo es la actitud que hace ganadora a la empresa.
Ahora bien, para ganar hace falta algo más que adoptar una mentalidad favorable al cambio. Puede ser incluso contraproducente asumir nuevos proyectos o introducir innovaciones sin contar con estrategias y metodologías para gestionar la transformación y superar las resistencias.
Hoy ya nadie se cuestiona que la transformación digital de las empresas es algo inevitable para que la empresa pueda competir en el mercado. En este caso la palabra “inevitable” no se asocia de ninguna manera a situaciones negativas ni tiene un sentido de pasividad, algo así como “esperar a ver qué ocurre y a decidir cómo reaccionar”.
Esa actitud paralizaría cualquier intento de mejorar con la tecnología los procesos y procedimientos, el entorno laboral y la forma de trabajar, las características y la calidad de los productos/servicios… así como las posibilidades de crecer y de ser más rentables.
¿Queremos empresas ganadoras? ¡Entonces seamos proactivos en el proceso de digitalización! Activemos el cerebro para orientar nuestras energías a aquello que lo merece. Miremos un poco más allá del esfuerzo, hacia las ventajas que trae la digitalización a las personas. La principal es la mayor satisfacción en el trabajo. Las mejoras en los procesos hacen que éste sea más fácil, ágil y atractivo. ¿Quién renunciaría a un incremento de la productividad, la eficiencia y la rentabilidad?
Aunque la resistencia al cambio afecta a todo tipo de profesionales y de todas las edades, tiene un impacto más fuerte en directivos que han trabajado durante décadas de forma eficiente y se encuentran con la necesidad de adaptarse a nuevas formas de gestionar la información para la toma de decisiones, el proceso de abastecimiento, las finanzas, de responder a las necesidades del cliente…
La adopción de nuevas tecnologías, que puede llevar la rentabilidad de las empresas a otro nivel, puede encontrar resistencias de las personas que van a utilizar las nuevas herramientas, independientemente de su sencillez de uso, porque suponen un cambio en sus hábitos de trabajo o generan un cierto miedo a lo desconocido. Se puede topar también con barreras presupuestarias o técnicas, de integración con los sistemas que la empresa tenga ya implementados.
Las soluciones cloud han logrado reducir muchas de esas barreras, pues se adaptan de forma muy flexible y escalable a las necesidades reales de los procesos empresariales y les hacen ahorrar costes, al pagar únicamente por el tráfico o consumo que hagan las empresas como usuarias de las aplicaciones. Con ello, les abren la puerta a incrementos en la rentabilidad.
Entre estas soluciones en la nube para mejorar los procesos empresariales se encuentran las soluciones para la gestión de las Finanzas de la Cadena de Suministro, conocidas por su acrónimo anglosajón SCF (Supply Chain Finance). La única solución SCF española existente a día de hoy en el mercado es BilliB, herramienta cada vez más utilizada por empresas de todos los tamaños. Con ella, los procesos de descuentos por pronto pago y de gestión y financiación del pago de las facturas se hacen mucho más ágiles y flexibles y por tanto más eficientes.
Las barreras para el uso de una solución SCF son mínimas, al tratarse de soluciones cloud de productos y servicios financieros que operan a través de una plataforma digital.
Además, BilliB ha derribado la barrera económica, ya que el registro de las empresas en esta plataforma es gratuito, sin hacer ninguna inversión inicial, solo se paga una pequeña comisión de los ingresos obtenidos con los descuentos. También ha derribado cualquier barrera técnica al permitir trabajar en distintas modalidades, desde la incorporación manual de las facturas hasta una integración total o “ligera” de su solución con los ERP o sistemas que puedan tener las empresas.
No hay excusas para que los directores financieros y de Compras y los responsables del pago en las empresas no decidan adoptar este tipo de soluciones y se resistan al cambio.