Será el próximo 1 de abril cuando Jean-Paul Rignault no tenga la obligación de ir al trabajo como otro día cualquiera. Esa mañana será una mujer, Olga Sánchez, la que ocupe el despacho como CEO de la filial francesa AXA en España. Atrás quedarán seis años en los que la compañía ha mejorado sus números, tanto en términos de negocio como de rentabilidad.
Durante 2018, AXA ocupó la séptima posición entre las aseguradoras, por detrás de VidaCaixa, Mapfre, Mutua Madrileña, Allianz, Zurich y Catalana Occidente. ¿Volumen de primas? 2.599 millones de euros. ¿Crecimiento? 7,82%. En el top ten, sólo Mapfre consiguió superarlo (8,03%). En autos, su posición en el ranking es la cuarta (967,6 millones). El 50% de su cartera es auto. En salud, también han crecido un 7,5%.
¿Cuál ha sido la poción mágica en su devenir en AXA durante estos años? Básicamente, se ha apoyado en tres pilares: el análisis, la medición, y la priorización. Tres ingredientes que han sido claves para la formulación de sus planes estratégicos.
Durante su primer ejercicio tuvo que hacer frente a una caída significativa de los beneficios
Sin embargo, a pesar de los buenos números, Jean-Paul Rignault se va a marchar con una espina clavada. Porque cuando aterrizó en España, allá por 2013, uno de sus propósitos era conseguir que cada cliente tuviese, al menos, tres pólizas. Incluso ha habido veces en las que, medio en broma, medio en serio, se puso como listón cuatro pólizas. No lo ha conseguido. La media se ha quedado en 1,7 pólizas.
AÑOS DUROS EN AXA
Sus primeros años en AXA España no fueron nada fáciles. La política de ajustes estaba a la orden del día e, incluso, hubo que dejar a un lado algunos segmentos que no eran rentables, como las flotas de coches. Durante su primer ejercicio, la caída de los beneficios fue significativa.
También tuvo que hacer frente, en 2015, a una relación con los corredores que se puede calificar como nada sana. Dicha relación cambió a partir de 2016. Pero fue breve. Y vivió su particular montaña rusa hasta el pasado año.
Una de sus apuestas más ‘arriesgadas’ fue la Sareb, de la que nunca se arrepintió. Desde su punto de vista, era necesario para fortalecer al sector bancario. Además, se trata de acciones a largo plazo, algo que se le antoja fundamental trabajando en un sector como el del seguro.
Esa apuesta por el largo es esencial para el buen devenir del negocio. Porque, según su pensamiento, si se venden activos que están en el balance de un banco, dicha venta no acaba siendo un buen negocio. Esa es la forma de ver las cosas del todavía CEO de AXA en España.
¿Otros campos en los que no hay que ser cortoplacista? Según Rignault, salud y medioambiente. ¿Y cuál es su pensamiento respecto a las pensiones? Siempre ha dicho que financiar el envejecimiento y sostener el estado del bienestar es uno de los grandes retos de la sociedad. Para salir airosos del envite, y según su punto de vista, hay que apostar por actuar en los tres pilares: el sistema público, la financiación empresarial en fondos, y el ahorro particular.
En este último punto, según Rignault, se debe trabajar para que las personas tomen conciencia de que hay que seguir el trabajo de la hormiga, y poco a poco, con una visión a 25 o 30 años, ir poniendo los granos que al final llenen el granero. Difícil, como él mismo reconoció, cuando el español piensa más en el ladrillo.
A pesar de jubilarse, Jean Paul Rignault seguirá viviendo en España durante una parte importante del año. Así, seguirá disfrutando de uno de sus hobbys, que no es otro que andar por la sierra madrileña con su esposa. También está ‘enganchado’ al fútbol.
Una manía o no, lo cierto es que a Rignault nunca le ha gustado tener una puerta en su despacho. Incluso ha llegado a desmontarla. Y, como buen francés, nunca falta en su casa una botella de vino que compartir con su mujer y con todo aquel que decida visitarle. Eso sí, siempre acompañada con jamón serrano. Así es el CEO de AXA en España (hasta el 31 de marzo).