Banco Santander ha alertado al mercado al esperar hasta el último día para dar a conocer a sus bonistas si finalmente recompra o no su primera emisión de bonos contingentes convertibles por 1.500 millones de euros, que en la jerga financiera se conoce como CoCos, que emitió cinco años atrás. Una posición que ha contrariado a los inversores que esperaban una actitud más clara por parte de la firma presidida por Ana Botín.
Los denominados CoCos son un tipo de instrumento híbrido que reúnen características de deuda (pagan un cupón) y capital (tienen capacidad de absorción de pérdidas). La nueva regulación que se aprobó en el sector una vez pasada la crisis de deuda permitía utilizar estos títulos como capital, cuya principal peculiaridad es que si se dan determinadas condiciones se terminan convirtiendo en acciones. Aunque estas restricciones son distintas para cada caso, vienen incluidas en el folleto, la más común es tras una caída importante del ratio CET1 (Common Equity Tier 1) descienda por debajo de un valor determinado.
Los vencimientos de este tipo de deuda que se dan en estos primeros meses de 2019 han levantado una gran expectación, ya que la emisión de dichos títulos es prácticamente novedosa. Pese a que se trata de instrumentos perpetuos el emisor (en este caso Banco Santander) se reserva el derecho de rescatar el bono, una vez se cumpla un periodo concreto desde su lanzamiento (normalmente cinco años). Por lo que en este año se da por primera vez la situación de que los emisores tengan que recomprar los títulos, ya que el mercado se abrió en 2014.
Santander no ha sido tan directo y ha preferido esperar hasta el último momento lo que ha desconcertado a los inversores
Una recompra que por ejemplo sí está ejecutando BBVA, ya que actualmente su primera emisión se encuentra en la denominada fase de llamada, momento en el que la entidad se pone en contacto con los bonistas. Al contrario de la posición tomada por la entidad vasca, Santander no ha sido tan directo y ha preferido esperar hasta el último momento, el último día para dar el paso adelante es este mismo 12 de febrero, lo que ha desconcertado a los inversores.
La desconfianza de los inversores por la posición de la firma presidida por Ana Botín queda reflejada en la variación que ha tenido el valor de los títulos. «El precio secundario de la deuda en el mercado se basa en la expectativa de que se canjearán en la primera fecha de la convocatoria», explican fuentes financieras. A lo largo de los dos últimos años, la cuantía de los denominados CoCos se situó por encima de la par, esto es que se negociaban como un valor muy seguro, una situación que cambió radicalmente a lo largo del mes de diciembre y que le llevó hasta un coste de 94 sobre 100.
El precio de los títulos en el mercado ha vuelto a situarse cerca de la par, aunque todavía cotiza con cierto descuento, una vez que el banco colocase la semana pasada bonos AT1 por importe de 1.200 millones de dólares (algo más de 1.000 millones de euros). «La emisión del nuevo paquete en dólares es una gran noticia, ya que implica que el Santander dará un paso adelante y recomprará paquete que cumple en marzo», señalaba un informe interno de Bloomberg.
¿POR QUÉ BANCO SANTANDER HA DECIDIDO ESPERAR TANTO?
La entidad defiende su posición desde el punto de vista puramente «económico», así lo defendió el consejero delegado de Banco Santander, José Antonio Álvarez, a lo largo de la presentación de los resultados de la entidad. En principio, a la firma le saldría más barato ampliarlos en el tiempo (esto es, no ejecutar la opción de compra) que retirarlos del mercado y colocar unos nuevos, debido a que en los últimos meses los diferenciales en el mercado se han ampliado con fuerza.
Aunque ese sería desde el punto de vista teórico, ya que en la práctica (y con la vista puesta en el largo plazo) una posición «dura» por parte de la entidad le «podría salir más caro» a Santander, explican fuentes de mercado. En concreto, no recomprar los primeros CoCos que le vencen este año implicaría que los inversores le exigieran un mayor interés en las siguientes colocaciones, por lo que el ahorro inicial se revertiría a medida que el banco necesitase acudir al mercado en otras ocasiones.
Una situación, la anterior, que no es tan descabellada pese a que desde la entidad no tiene intenciones de colocar más instrumentos de este estilo en 2019. Banco Santander reportó a finales de 2018 que su capital AT1 se encontraba justo en la frontera, del 1,5%, que le exige el regulador europeo y que para los próximos meses solo tiene pensado sacar al mercado deuda subordinada (AT2) y hasta 10.000 millones en cédulas hipotecarias y deuda senior que le permita cumplir con los vencimientos de los instrumentos que mantiene en el mercado.