Repsol sigue teniendo un dolor de cabeza con Venezuela. La española es la compañía petrolera no estadounidense más expuesta al país latinoamericano, además muy por delante de sus pares. La economía venezolana lleva varios años dando signos de mucho peligro, una situación que le ha costado a la firma más de 1.500 millones en forma de provisiones para deterioros y pérdidas. Pero esta vez la situación va más allá, hasta el punto de que existe una amenaza real de guerra civil.
«Los riesgos aumentan para las empresas petroleras que operan e importan petróleo de Venezuela a medida que la crisis se agudiza», señala un informe interno de Bloomberg dirigido a inversores. Además, los analistas de la firma ponen el foco en Repsol a la que consideran la compañía “más expuesta” a la actual situación en el país latinoamericano.
Solo entre enero y septiembre del año pasado Venezuela hizo un agujero contable a Repsol de 433 millones
La crisis venezolana ha ido subiendo la intensidad en los últimos años, lo que ha provocado un enorme perjuicio a las cuentas de la petrolera española. Los datos disponibles, los ofrecidos por la propia firman, muestran que solo entre enero y septiembre del año pasado el agujero contable fue de 433 millones. Una cifra que será mucho más alta una vez se contabilice las depreciaciones y provisiones necesarias, ya que en el tercer trimestre la firma se vio obligada a aplicar «un nuevo modelo» debido al aumento del deterioro en el riesgo del crédito que ha ido en aumento.
Los más de 430 millones de euros de pérdidas en los nueve primeros meses del pasado 2018, unidos a las provisiones que realice en el cuarto trimestre, provocará que el agujero acumulado por la firma desde 2016 supere los 1.500 millones de euros. Repsol mantenía una exposición al país de hasta 796 millones de euros, con datos al 30 de septiembre, muy lejos de los 2.130 millones que valía su negocio en Venezuela a principios de 2016. Además, se debe recordar que la pérdida de valor se ha producido a base de provisiones y deterioros no por vender activos.
Las fuertes pérdidas que ha ocasionado Venezuela a Repsol obedecen a varios factores: el primero, es que su cartera de upstream -actividad de perforación de pozos petrolíferos y posterior extracción- está muy enfocado a la región. La firma mantiene en el país hasta siete zonas de trabajo como son: Cardon IV, Mene Grande, Barúa Motatán, Yucal Placer Norte, Yucal Placer Sur, Carabobo y Quiriquire.
En condiciones normales, la producción de Repsol en la región asciende a cerca de 80.000 barriles diarios, lo que supone un 11% del total, una cifra excesiva si se compara con sus competidores. De hecho, dicho porcentaje supone cerca de cuatro veces más de lo que pesa Venezuela en el mix de extracción en firmas como Equinor, Shell o Total, que apenas sobrepasa el 3% en cada una.
Aunque no solo se trata de la extracción de petróleo, sino casi más importante es la caída de la producción de gas natural. En cuanto a la extracción de gas, Repsol también está muy limitado debido a que su proyecto en la costa, Perla, está produciendo aproximadamente la mitad de los previsto debido a la falta de inversión por parte de la petrolera estatal», señalan en el informe interno de Bloomberg. El daño es aún mayor, puesto que la petrolera vasca tiene “mayor dependencia” del gas que sus otros pares europeos, inciden los analistas.
La falta de inversión y de medios por parte de PDVSA es otro de los grandes inconvenientes que afectan a la firma española, ya que ninguno de los pozos es propiedad total de Repsol sino que son compartidos con la empresa local, como el caso de Perla, Cardon IV o Carabobo. Una situación que puede ir a peor, ya que señalan desde Bloomberg que «la producción de la compañía petrolera nacional volvió a derrumbarse en diciembre» (ha perdido un 50% desde 2016) y podría llegar a desplomarse otro 25% adicional en los próximos meses “debido a las sanciones, purgas y renuncias” que se den en las próximas semanas.
SIN RASTRO DE VENEZUELA DE CARA AL FUTURO
No hay mejor ejemplo de que el experimento venezolano ha sido un quebradero de cabeza para la compañía que repasar la nueva hoja de ruta de la compañía, que además actualizó este pasado verano. A lo largo del plan apenas existen referencias a Venezuela y en ningún caso señala una posible intención de inversión o siquiera una posición de fortaleza de cara a los próximos años.
La compañía pone como como reclamo la exploración focalizada en Sudamérica como «una zona clave para las perforaciones», pero no pone en el mapa sus yacimientos en Venezuela. Tampoco aparece el país cuando centra la mirada en «la producción de gas natural en mercados domésticos». Repsol prefiere mencionar uno de sus grandes yacimientos actuales en Perú, el de Sagari, junto a otro proyecto en Colombia, el de CPO-9, y dos más en Brasil.
De hecho, el mejor ejemplo de que la firma se ha olvidado del país es que en su mapa de ‘Crecimiento rentable para el portfolio’ en el que aparecen hasta 11 países distintos, entre ellos no está incluido Venezuela. Una situación que aunque de un giro político el país difícilmente se revertirá, ya que de la profunda depresión que vive el país (la caída de la economía supera a la que sufrió la española durante la Guerra Civil) es muy difícil salir sin grandes sacrificios como ha demostrado recientemente la Argentina de Macri.