El taller de Coslada que enamoró al fondo soberano de Omán

Poco podía imaginar Ángel Escribano Muñoz que, cuando fundó en un modesto garaje un negocio al que puso el sencillo nombre de ‘Talleres Escribano’, allá por 1987, acabaría siendo lo que es hoy. Ese taller familiar, dedicado a la fabricación de componentes mecánicos, se ha transformado en una empresa de ingeniería puntera, que fabrica, diseña y produce complejos sistemas de alta precisión para el sector aeroespacial y de defensa. ¿Su nombre? Escribano Mechanical & Engineering.

El giro radical se produjo en 1998, cuando sus hijos Ángel y Javier acabaron los estudios de mecánica de FP en los Salesianos de Coslada (Madrid), donde residía la familia. Había llegado el momento de dar un paso al frente, dejar de fabricar repuestos para carretillas de Toyota en una nave de tan solo cien metros cuadrados.

¿Y qué fue lo que hizo su hijo Ángel? Ni corto ni perezoso llamó a las puertas de Construcciones Aeronáuticas (CASA), hoy encuadrada dentro de Airbus. “La energía y el coraje de la juventud me impulsaron a salir con mi bicicleta a buscar una oportunidad de crecer en lugar de quedarme esperando a que llegara a mi puerta. Con 19 años uno tiene grandes ambiciones y ve pocos límites para lograr lo que desea”, recuerda.

Más de un tercio de la plantilla son ingenieros y tres cuartas partes de las ventas son allende los mares de Europa

Un sueño que se ha traducido en una facturación en 2018 superior a los 50 millones de euros, de los que un 91% corresponden a ventas fuera de España, y un 75% fuera del mercado europeo. “En España facturamos 4,5 millones de euros, teniendo previsiones de incrementar estas cifras en los próximos años”, acota. Cuentan con cerca de 300 empleados (de los que más de un tercio son ingenieros) y genera más de 200 empleos indirectos.

EL FONDO SOBERANO DE OMÁN

Para que le abrieran la puerta en CASA no le quedó otra que tirar de picardía. “Entré alegando que me había citado una persona de compras de la que no recordaba su nombre. Valió la pena porque tuve la oportunidad de contarles qué era Escribano y qué podíamos hacer por ellos”, rememora. Y tanto, porque a partir de entonces comenzaron a fabricar piezas del lanzador de satélites Ariane 5.

¿Qué fue lo más complicado? “Convencerles de que teníamos capacidad de hacer algo que todavía no habíamos hecho. Yo sabía que podíamos llegar a más, pero aún trabajábamos únicamente en repuestos para carretillas”, añade.

Un primer empujón al que se añadió otro ya en 2011. Por aquel entonces ya habían crecido y ampliado su capacidad de producción en la industria aeronáutica. Y la historia es de lo más rocambolesca.

Escribano Mechanical Y Engineering. Fuente Insight View Merca2.es
Fuente: Insight View

En un evento en Barcelona, Ángel Escribano conoció a un colega del sector que trabajaba en Omán. ¿Su interés? Ver un partido de fútbol del Real Madrid. De ahí que su pregunta fuese sí podría conseguirle entradas. Ángel habló con un proveedor suyo, que tenía un palco en el coliseo blanco y… deseo cumplido.

Como contraprestación al buen trato recibido, esta persona le ofreció ponerle en contacto con el fondo soberano de Omán. Ángel viajó al país, les mostró lo que hacían (un encuentro en el que le dijeron que el rey Juan Carlos I había estado con ellos hacía poco tiempo), y les convenció.  ¿Resultado? Invirtieron 18 millones de euros comprando el 32% de la compañía. El 68% restante sigue en manos de los hermanos. “Fue el paso definitivo para que empezáramos a acometer el proceso completo de fabricación”, reconoce Ángel Escribano.

DE ORIENTE PRÓXIMO A LATINOAMÉRICA

Transcurridos los años, Escribano Mechanical & Engineering está presente en más de 30 países y exporta a más de 15. Oriente Próximo, Latinoamérica y Europa son sus principales destinos. “Es un mercado complicado a veces porque hay grandes empresas de defensa con participación pública, sobre todo en Israel, Turquía y Noruega, que también realizan un buen producto”, apunta.

Un negocio en el que los equipos para desarrollar los productos no son nada económicos. ¿Cuánto vale la máquina más cara? Unos 4,7 millones de euros. Su modus operandi para sacarles todavía más rendimiento es venderlas, una vez transcurridos cinco o seis años de uso, recuperando de esta manera el 40% de la inversión.

¿Y cuánto cuestan las estaciones de armas o torres que sirven de apoyo a las metralletas que se colocan en blindados y barcos de guerra? Entre 130.000 euros y 1,2 millones de euros. “Nuestra forma de competir se basa en apostar por la calidad, personalizar nuestros productos e incorporar nuestras patentes. Esto nos permite situarnos a la vanguardia, al nivel de empresas de mayor volumen y con muchos más años de recorrido”, explica.

Como curiosidad, la torre más barata de su portfolio es la segunda más vendida del mundo. Una ‘medalla’ que no se podrían colgar sin esa decidida apuesta por la investigación. Durante 2013-2017 han invertido más de diez millones de euros en este campo. Cifra que, haciendo examen de conciencia, consideran insuficiente.

“Durante 2018 y 2019 realizaremos una inversión por encima a los ocho millones en I+D+i, una cifra muy superior a la destinada por la mayoría del resto de sectores económicos. El esfuerzo inversor en I+D+I del sector de Defensa se ha convertido en una de nuestras razones de ser y hoy se sitúa por encima del 10%”, indica.

La competencia procedente de Israel se caracteriza por desarrollar un buen producto y por saber hacer lobby. En Noruega y Turquía son empresas del Gobierno. “Competimos con ellos gracias a la investigación contante en tecnología. Nuestros ingenieros trabajan incansablemente en proyectos de I+D+i que nos sitúan como agentes relevantes en la carrera tecnológica. Es esencial para adquirir prestigio”, afirma Ángel Escribano.

¿Y qué han aprendido de tantos y tantos años de negociaciones? “Sobre todo cuáles son las necesidades y hacia dónde tenemos que orientar nuestros proyectos en el futuro, para que cubran las necesidades defensivas de manera más precisa”, sostiene Ángel Escribano. También aprendieron cómo piensan y cómo afrontar los problemas y los retos el resto de países. “Negociar con personas de otras culturas siempre arroja luz a la forma de razonar que heredas de la tuya propia”, añade.

Su próximo paso es formar parte del proyecto Triump DRS, en alianza con Indra y Leonardo, convirtiéndose así en el primer fabricante nacional capaz de proveer al Ejército de Tierra español de torres remotas para sus vehículos 8×8. “Supondrá una verdadera revolución de los sistemas remotos de armas terrestres”, afirma Ángel Escribano.

OTROS CAMPOS

Pero no solo de torres para ametralladoras vive la compañía. Una de las innovaciones de la que se sienten más orgullosos es la creación del primer exoesqueleto pediátrico del mundo, junto a Marsi Bionics, empresa en la que participan y que tiene su sede en sus instalaciones de Alcalá de Henares. Gracias a él, los niños aquejados por graves problemas de movilidad pueden levantarse de su silla de ruedas y caminar.

También han desarrollo un innovador sistema para rescatar náufragos mediante la detección de las variaciones de temperatura en el mar. Dicho sistema, que presentarán en los próximos meses, consiste en un sensor que puede ir situado en un helicóptero. “Permitirá salvar miles de vidas cada año en el Mediterráneo y en otros muchos lugares donde sea necesario”, apunta.

Durante 2018, uno de sus mayores logros fue su sistema antidron, cuyo fin es el de repeler amenazas aéreas no tripuladas. Un método que también sirve para contrarrestar ataques como los que ha sufrido el aeropuerto británico de Gatwick y que imposibilitaron que miles de pasajeros cogieran sus vuelos al ser cancelados.

El deseo de Escribano Mechanical & Engineering de cara al futuro es el de conseguir mayor presencia en España. Triump DRS es el primer paso de otros muchos proyectos en los que están trabajando en la actualidad para el mercado nacional.