La repentina marcha atrás en el nombramiento de Andrea Orcel como consejero delegado de Santander ha reforzado la figura de José Antonio Álvarez, que mantiene las riendas de la entidad hasta nuevo aviso.
El leonés, con una dilatada trayectoria bancaria a sus espaldas, seguirá siendo la mano derecha de Ana Botín en el banco cántabro. El martes por la tarde, el departamento de Comunicación de la entidad sorprendía a todos con una nota de prensa. En ella, explicaba los motivos por los que finalmente Andrea Orcel no será consejero delegado del grupo, tal y como anunció en septiembre de 2018.
La versión oficial apuntaba que “no era posible anticipar el coste final para el grupo de abonar las retribuciones diferidas que se le habían asignado en su puesto anterior y que habría perdido al abandonarlo”. Por ello, “se procedió al nombramiento sobre la base de una estimación razonada del coste, de acuerdo con el asesoramiento recibido, los precedentes y las expectativas de que podría revisarse a la baja por la naturaleza de la relación entre ambos bancos y las diferencias en las actividades que llevan a cabo”.
Desde su nombramiento en septiembre, Santander y UBS continuaron con las negociaciones para calcular el coste para el banco español de compensarle por su retribución diferida a lo largo de siete años, y otros beneficios que le correspondían por su puesto anterior. El montante final (50 millones de euros) “sería una suma significativamente mayor que la prevista inicialmente por el consejo”, indicaba la nota.
Por tanto, José Antonio Álvarez, que ha seguido como consejero delegado tras el anuncio del nombramiento y que tenía previsto ocupar la presidencia de Santander España en marzo próximo, se mantendrá como consejero delegado del banco. Asimismo, ocupará el puesto de vicepresidente del consejo.
JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ, UN CLÁSICO EN SANTANDER
Este licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Santiago de Compostela comenzó su andadura en Santander hace 17 años procedente de BBVA. Solo un bienio después fue nombrado director general. En noviembre de 2014 dio el salto definitivo al ser designado consejero delegado del banco, en sustitución de Javier Marín. En ese momento, la entidad declaró que “su labor ha sido ampliamente reconocida en el mercado internacional por su rigor y transparencia”.
Desde entonces ha ocupado puestos de relevancia en el grupo. Es consejero de Banco Santander (Brasil), S.A. Además, ha sido consejero de SAM Investment Holding Limited, Santander Consumer Finance, S.A. y de Santander Holdings USA, Inc. y miembro de los consejos supervisores de Santander Consumer AG, de Santander Consumer Holding GMBH y de Bank of Zachodni WBK, S.A. Asimismo, ha sido consejero de Bolsas y Mercados Españoles (BME).
Tras el fallido nombramiento de Andrea Orcel, la presidente de Santander, Ana Botín, afirmó que “tenemos la suerte de tener a José Antonio Álvarez, que ha aceptado continuar como CEO”. “Estoy convencida de que seguiremos trabajando tan bien como lo hemos hecho en los últimos cuatro años, consiguiendo un crecimiento rentable y logrando que cada vez más clientes confíen en Santander para ayudarles a progresar”, ahondó.
El directivo se ha caracterizado por expresar con firmeza y sin tapujos su opinión, molestara a quien molestara. En la presentación del primer semestre de 2018 avisó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante su idea de promover un nuevo impuesto a la banca. El CEO indicó que las multinacionales como Banco Santander podrían llegar a replantearse su “estructura legal”. “Es razonable que cuando se vaya a cambiar el sistema fiscal haya un periodo de reflexión, no tener efectos colaterales contrarios a lo que se persigue”, apuntilló.
Otro momento en el que alzó la voz fue en la polémica del Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados (AJD). Mientras Gobierno y Tribunal Supremo hacían un pulso sobre quién debería pagarlo, José Antonio Álvarez fue rotundo. Con motivo de la presentación de resultados del tercer trimestre de 2018, recordó que las entidades financieras han cumplido con el reglamento vigente en cada momento. «Yo no creo que haya mucho que arreglar en relación al mercado hipotecario», apuntó.
El CEO de Santander ha tenido que lidiar también con la integración de Banco Popular en el grupo, la limpieza de su balance de ladrillo y la pérdida de valor de la acción en el Ibex 35. La incorporación de la extinta entidad vino acompañada de un crecimiento en los ingresos de clientes (+19%) y una mejora de la eficiencia, una vez realizados tres cargos al beneficio por valor total de 900 millones de euros. Completó la integración tecnológica en junio y la legal en septiembre.
José Antonio Álvarez tomó posesión del cargo de consejero delegado el 1 de enero de 2015. La acción de Santander cerró 2014 a un precio de 6,881 euros. Cuatro años después, los títulos del banco cotizan en el Ibex 35 con un descuento del 38,1% (a cierre del 15 de enero). Recuperar la confianza de analistas e inversores es uno de los mayores retos a los que se enfrenta todo el equipo directivo de la entidad cántabra, con Ana Botín y José Antonio Álvarez a la cabeza.