Barcelona acogió menos de la mitad de visitantes a sus museos de arte que Madrid pese al mayor atractivo turístico y dinamismo cultural de la ciudad catalana. Esta es una de las principales conclusiones de un informe elaborado por el Instituto Coordenadas en el que se analiza el panorama museístico de las dos principales ciudades españolas.
Los seis principales museos culturales de Barcelona (Museu Picasso, MNAC, CaixaForum Barcelona, CCCB, Miró y MACBA) sumaron 3,7 millones de visitantes al año, lo que supone menos de la mitad respecto a Madrid: teniendo en cuenta los cuatro grandes centros artísticos de la capital española, -Reina Sofía, Prado y Thyssen-Bornemiza y Caixaforum Madrid- alcanzaron la cifra total de 8,2 millones visitantes en el mismo periodo.
Pese a que Barcelona cuenta con un mayor número de visitantes a la ciudad, (12,1 millones para la ciudad de Barcelona vs. 9,9 millones en 2017, según el INE), ningún museo de arte está entre los lugares más visitados de la capital catalana, que fueron, por este orden, la basílica de la Sagrada Familia (4,52 millones de personas durante el 2017), el Park Güell (3,12 millones), el museo del FC Barcelona (1,84 millones), el Aquàrium de Barcelona (1,62 millones) y el Born Centre Cultural, con 1,44 millones, según el Observatorio de Turismo de Barcelona.
Barcelona acogió menos de la mitad de visitantes a sus museos de arte que Madrid
En cambio, en el caso de Madrid, cuatro de los siete lugares más visitados fueron museos de arte: el Centro de Arte Reina Sofía (3,8 millones de visitantes), el Museo del Prado (2,8 millones), el parque Warner (2 millones), el Estadio Santiago Bernabéu (1,5 millones), el Palacio Real (1,5 millones), el Thyssen (850.496 visitantes) y el Caixaforum de Madrid (622.000 visitantes).
LAS EXPLICACIONES
La menor afluencia de visitantes en los museos de arte de Barcelona se puede explicar a varios factores. Uno de ellos, a tenor de los datos expuestos anteriormente, se debe al elevado atractivo de las obras del prolífico arquitecto Antoni Gaudí en detrimento a la asistencia a los museos de arte de la ciudad, por lo menos para el público no local.
Sin embargo, existe otro hecho importante para tener en cuenta: en Madrid existe un ritmo más elevado de rotaciones de las exhibiciones temporales que en Barcelona. Partiendo de la base de las entidades anteriormente mencionadas se constata que Madrid acogió 58 de estas muestras frente a las 38 de Barcelona.
Respecto a la calidad de las exposiciones, el enfoque de los visitantes de museos en Barcelona sigue siendo el interés por los museos dedicados a Picasso, Miró, Tapies, y Dalí en Figueras. Hacia el mundo internacional del arte, colecciones como Thyssen y Reina Sofía consiguen atraer exposiciones itinerantes de mayor envergadura, dado en parte a la importancia de sus colecciones propias, y el Museo del Prado, dada su relevancia a nivel global.
El estudio concluye que la ciudad de Barcelona tiene espacio y requiere proyectos artísticos de gran envergadura a la altura de las grandes capitales de la cultura que arrastren tanto a un mayor número de visitantes locales y extranjeros. Por este motivo, es preciso que desde las Administraciones se impulsen políticas públicas enfocadas a potenciar los museos de arte en la ciudad y realizar una apuesta real por este segmento.
En Madrid existe un ritmo más elevado de rotaciones de las exhibiciones temporales que en Barcelona
Para Jesús Sánchez Lambás, vicepresidente ejecutivo del Instituto Coordenadas, “Barcelona no está en el circuito de grandes museos internacionales y a tenor de las cifras analizadas podemos constatar Barcelona necesita proyectos excelentes acordes a su status de capital cultural, algo que sí ocurre con Madrid”.
La apertura del Museo Hermitage en Barcelona, el impulso a la ampliación de MACBA y MNAC -actualmente frenado por barreras administrativas- o el impulso al Disseny Hub Barcelona en este sentido, pueden representar un impulso artístico definitivo para la ciudad, integrándola en el panorama internacional de museos de arte insignia.
En concreto, el Hermitage Barcelona y su acceso a la colección del Hermitage de San Petersburgo complementarían y enriquecerían la oferta museística de la ciudad condal, generando una dinámica nueva como polo de atracción y de activa colaboración con los museos locales tradicionales.