Goldman Sachs aumentó su posición en CaixaBank más de un 400% al cierre de 2018, aunque en diciembre la firma de análisis redujo la recomendación de la entidad a vender “por su mayor exposición al segmento hipotecario”.
El grupo con sede en Nueva York tan solo tenía 17.850 acciones de CaixaBank al cierre de 2016. Un año después, la cartera incrementó hasta los 1,17 millones de títulos, lo que suponía más de un 6.000%. En 2018 ha vuelto a comprar. En concreto, ha multiplicado por cuatro su exposición y en la actualidad posee casi 6 millones de acciones de banco (5,96 Mll), según los datos de Bloomberg.
El papel de Goldman Sachs como accionista aún es reducido. Su 0,10% en el banco presidido por Jordi Gual no le hace aparecer en la lista de los mayores poseedores de títulos de CaixaBank. Hay que bajar hasta la posición 39 para encontrar la firma estadounidense. Por debajo incluso de competidores nacionales de la entidad como BBVA (0,12%), Bankinter (0,31%) o la Fundación Caja Navarra (0,64%).
Este movimiento bursátil contrasta con la última recomendación de Goldman Sachs sobre la entidad de origen catalán. La firma norteamericana la bajó de ‘neutral’ a ‘vender’ el pasado 4 de diciembre. Del mismo modo, redujo el precio objetivo de las acciones de CaixaBank hasta los 3,5 euros. El motivo, su fuerte exposición al segmento hipotecario.
Los analistas de Goldman Sachs estimaron que el impacto por las reclamaciones de las hipotecas vinculadas al Índice de Referencia de Préstamos Hipotecarios (IRPH), uno de los más utilizados en España junto al Euríbor, podría estar entre 7.000 millones y 44.000 millones de euros. La noticia castigó (más si cabe) las cotizaciones de los bancos en el parqué madrileño. CaixaBank, Bankia y Sabadell fueron los más perjudicados por el mayor peso del ladrillo en sus balances. En el caso de la entidad presidida por Jordi Gual, las acciones cerraron ese día a un precio de 3,525 euros. Desde entonces comenzó una tendencia bajista a corto que tocó suelo el 27 de diciembre (3,06 euros).
LA RESPUESTA DE CAIXABANK A GOLDMAN SACHS
Apenas quince después del cambio de recomendación emitido por Goldman Sachs, CaixaBank cerró la venta del 80% de su negocio inmobiliario a dos fondos de la firma Lone Star anunciada en junio. El acuerdo también incluía el traspaso de Servihabitat Servicios Inmobiliarios. El banco estimó en 7.000 millones de euros la valoración inicial del 100% del negocio inmobiliario a octubre de 2017, mientras que la cartera inmobiliaria tenía un valor bruto de aproximadamente 12.800 millones de euros.
La operación concluirá una vez que la CNMV apruebe la recompra del 51% de Servihabitat por parte de CaixaBank. En ese momento, la entidad aportará el negocio inmobiliario a una nueva sociedad de la que venderá el 80% a Lone Star, y mantendrá una participación del 20%. Ambas compañías firmarán un acuerdo para regular sus relaciones como socios de la nueva sociedad.
El precio de la venta del 80% de la nueva sociedad será el 80% de la valoración final del negocio inmobiliario a la fecha de cierre, que dependerá principalmente del número de activos inmobiliarios que permanezcan en la nueva compañía en esa fecha (es decir, según el número de activos vendidos entre el 31 de octubre de 2017 hasta el cierre de la transacción).
A pesar de ello, los títulos de CaixaBank cerraron 2018 con un retroceso del 18,64% en el Ibex 35. Aunque no llegó a perder los 3 euros, las acciones del banco han sufrido un duro castigo al igual que el resto del sector en el parqué madrileño. De esta manera, su cotización vuelve a los niveles de febrero de 2017, cuando tomó un poco de aire tras subidas desde junio de 2016 para volver a incrementar su valor hasta junio de 2018. Desde ahí inició un canal lateral cuyo soporte rompió a la baja en un diciembre para olvidar.