Cinco años después del anuncio de la nueva era de Amazon con envíos con drones, el máximo ejecutivo de la compañía apuesta por una tecnología definitivamente más terrestre: gente real, conductores de carne y hueso, en grandes cantidades. Repartidores como los de toda a vida, corriendo por la ciudad en furgonetas que consumen gasolina para dejar paquetes en las puertas igual que lo hicieron el lechero, el empleado de correos, el tipo de UPS y el repartidor de pizza antes que ellos.
Este verano, Bezos emitió un llamamiento para aspirantes a empresarios, y les ofreció la oportunidad de ganar 300.000 dolares al año con sus propios negocios haciendo entregas para Amazon. Todo por apenas 10.000 dólares por adelantado, mucho menos que los 250.000 que se necesitan para abrir una franquicia de comida rápida como McDonald’s, o el 1.000.000 para comprar un negocio típico de entrega de FedEx.
En lugar de trazar un futuro que hace que los conductores se queden obsoletos, Amazon depende tanto de ellos que está copiando a FedEx en la construcción de una red de correos independientes en todo el país. Un esfuerzo frenético por satisfacer la demanda que alcanza su punto máximo este mes de diciembre.
Para atraer el interés, Amazon utiliza su poder de negociación para que los socios obtengan buenas ofertas en furgonetas y seguros y les ofrece un flujo constante de paquetes. Los protegidos de Bezos asumen el mayor desafío de todos: reclutar y contratar a conductores dispuestos a cumplir con los altos estándares de Amazon por bajos salarios. Todo cuando hay muchos otros trabajos para elegir.
El esfuerzo pone a Amazon en un terreno legalmente turbio donde tiene que tener mucho cuidado con el control que ejerce sobre los empleados de otras compañías. La empresa ya enfrenta múltiples demandas de conductores de entrega de paquetes por los bajos salarios que reciben de los socios de Amazon. Los trabajadores dicen que Amazon también es responsable, ya que trabajan en nombre de la empresa. Los riesgos podrían valer la pena si Amazon encontrara una manera legal de agregar conductores y furgonetas sin que tengan que gastar su propio dinero. El modelo le da mucho más poder de negociación sobre cada pequeña empresa asociada que el que tiene con United Parcel Service Inc., FedEx y el servicio postal.
«Existen todas estas visiones futuristas de drones entregando cosas y robots que entregan cosas, pero toda esa innovación atenta contra algún tipo de normativa y esas normativas se mueven muy lentamente», señala Mike Howell, máximo ejecutivo de la empresa de entrega por encargo Dolly. «Amazon no tiene tiempo para esperar por los drones. Tiene que perseguir este modelo de la vieja guardia ahora más por necesidad que por deseo”.
Hasta ahora, Amazon ha atraído a decenas de miles de aspirantes ansiosos por una gran oportunidad atendiendo a la empresa de rápido crecimiento dirigida por el hombre más rico del mundo. Los solicitantes pasan por entrevistas telefónicas seguidas de varios días de entrenamiento. En solo unos meses han brotado por todo el país cientos de nuevas empresas que emplean a miles de conductores. Y hay más aspirantes en una lista de espera, ansiosos por que Amazon se expanda más el próximo año.
EL SUEÑO AMERICANO
Riccardo Drago es uno de los nuevos socios. Ha estado haciendo entregas a través de Amazon Flex, una aplicación tipo Uber que permite a las personas entregar paquetes de Amazon en sus propios vehículos. Drago y su esposa, Judy, siempre soñaron con comenzar su propia empresa, por lo que el año pasado aceptaron una oferta de Amazon para ayudar a probar el nuevo concepto de socio de entrega antes de que fuera anunciado.
Drago, quien anteriormente era propietario de un negocio de guardaespaldas, estaba ansioso por causar una buena impresión en su primer día, pero hubo un gran problema. Tenía solo dos de las cinco camionetas que ordenó, y a su empresa le asignaron cinco rutas. Amazon ofreció desviar los paquetes, pero Drago puso a dos trabajadores en cada camioneta, duplicó sus cargas e hizo una de las rutas en su propia Hummer. Cuando regresó a la bodega pensando que había terminado, un gerente de Amazon le preguntó: «Oye Riccardo, ¿Harías una ruta más para mí?”
Sin inmutarse, Drago lanzó docenas de paquetes más en su cocheo, corrió por Denver, y al regresar a la bodega menos de una hora después, cayó al suelo. «Me convertí en la comidilla de Amazon después de eso», sostiene. El negocio de Drago ahora tiene un lema: «No sacrificamos rutas. Jamás». Y sus conductores duplicarán los paquetes para cubrir a los compañeros que están enfermos o están atrasados.
Ese es el espíritu dinámico con el que Bezos cuenta para satisfacer la demanda insaciable de los compradores de Amazon sin gastar un dineral. Los Drago ahora tienen 42 camionetas y 70 empleados que entregan cada uno de los 250 paquetes en un día normal. Su ganancia es de aproximadamente 40.000 dólares cada mes, alrededor de 1.000 dólares por camioneta, señala Drago.
El mayor desafío es contratar y retener a los conductores, quienes ganan alrededor de 150 dólares por cada turno de ocho horas. «Denver tiene un bajo desempleo. Así que es difícil encontrar conductores«, señala Judy Drago. Su esposo dice que los mantiene motivados con gestos como servirles albóndigas caseras italianas al final de los turnos.
Si la experiencia de FedEx es una guía, los Drago y otros podrían estar construyendo negocios valiosos. Compradores de las rutas de entrega de paquetes de FedEx se pueden encontrar en tan solo unas semanas, afirma Tony DiNitto, quien una vez operó rutas y ahora asesora a personas que quieren comprar una. El precio de las rutas de FedEx ha aumentado en los últimos cinco años a aproximadamente 3,3 veces el ingreso en efectivo, desde alrededor de 2 veces. El número promedio de rutas vendidas por los propietarios es de aproximadamente 10 a un precio promedio de poco menos de 1.000.000, señala. Una ruta normalmente gana alrededor de 25.000 al año libres de impuestos, lo que significa que la inversión se recupera en tres o cuatro años.
«No sé de un mejor negocio para comprar que rutas de FedEx», señala. “Los ingresos son muy estables y crecen. La valoración del negocio en sí ha crecido lenta y continuamente en la última década.