Google sacaba su dignidad a inicios de noviembre por su intención de erradicar la propagación de material relacionado con abusos sexuales a menores. La multinacional estadounidense presentó un software gratuito que funciona a partir de inteligencia artificial para evitar que los usuarios compartan contenido relacionado con los citados delitos.
Pero a su vez el gigante americano sufría una rebelión interna por haber protegido a tres ex ejecutivos después de que fuesen acusados de abusos sexuales por varias compañeras. Esta información, desvelada por The New York Times, dejaba en evidencia que los directivos recibieron compensaciones millonarias mientras la empresa intentaba silenciar los escándalos.
Uno de los acusado es Andy Rubin, creador del sistema operativo Android y despedido entre homenajes y con una indemnización de 90 millones de dólares. De Rubin se despidieron con un comunicado elogioso y otro de los acusados fue ascendido a pesar de las denuncias.
ASÍ ACTÚA GOOGLE
Google investigó de forma interna la versión de una trabajadora contra Andy Rubin y tal y como demuestra NYT, este hecho quedó registrado. Cuando se demostró que los hechos eran veraces, el director ejecutivo Larry Page solicitó la caída del directivo. El gigante del buscador pudo despedir entonces sin indemnización al creador de Android.
Pero en vez de ello le dedicó elogios y le ‘regaló’ 90 millones de dólares. Otros dos directivos también recibieron compensaciones mientras las víctimas de este trío eran relegadas en la compañía o se veían forzadas a dejar la empresa sin un céntimo en su bolsillo.
Un portavoz de Rubin ha desmentido el contenido del citado reportaje de investigación y ha explicado que el creador de Android dejó Google por voluntad propia. Más delicado es el caso de Amit Singhal, jefe del departamento de Búsqueda durante tres lustros. Él fue acusado de intentar besar a una compañera y la empresa dictaminó que el testimonio era creíble.
¿La solución? La multinacional aceptó su dimisión «voluntaria», le pagó una indemnización millonaria y le hizo firmar un acuerdo para evitar que se marcharse directamente a la competencia. También fue señalado David Drummond, que mantuvo una relación sentimental con una subordinada. La política de empresa obligaba a que se cambiasen de departamento: él fue ascendido y ella ‘pagó’ el romance con un descenso de categoría.
BASTA YA
El reportaje hizo temblar los cimientos de la compañía y centenares de trabajadores se manifestaron frente a las sedes de Google para rebelarse contra la política de la compañía respecto a las denuncias de acoso y abuso sexual.
El gigante tecnológico miró para otro lado mientras su empleada Tanuja Gupta leyó un manifiesto ante la sede de la empresa en Manhattan para pedir «un cambio estructural en nombre de la transparencia, rendición de cuentas y equidad».
En Chelsea se vieron los siguientes lemas en algunas pancartas: «Los derechos de los trabajadores son derechos de las mujeres» o «Se acabó el tiempo, empresas tecnológicas». Germán Santana, que lleva más de siete años trabajando para la compañía, explicó que hacen «un buen trabajo respetando al usuario, pero últimamente estamos fallando a la hora de respetarnos los unos a los otros».
Google admitió el envite y su consejero delegado, Sundar Pichai, explicó que necesitan «hacer algunos cambios», en relación a su política interna. El CEO, que comparecerá en el Congreso de los Estados Unidos para explicar cómo funcionan los motores de búsqueda, pidió perdón por los citados escándalos en una conferencia celebrada en Nueva York y anunció nuevas medidas para evitar bochornos similares.
CHINA COMPROMETE A GOOGLE
Google se encuentra desarrollando una versión de su motor de búsqueda para China, Dragonfly. El gigante americano ‘tragará’ con la dictadura oriental y podría permitir el control del Estado sobre consultas y censurar algunos resultados incómodos para el Régimen de Xi Jinping.
187 empleados del gigante americano han pedido a la empresa que cancelen el proyecto porque «organizaciones de derechos humanos y periodistas de investigación han hecho sonar las alarmas, han subrayado los graves problemas en derechos humanos y han pedido recurrentemente a Google que cancele el proyecto».
Y añaden: «Nuestra oposición a Dragonfly no tiene que ver con China: lo que objetamos son las tecnologías que ayudan a los poderosos a oprimir a los vulnerables, se encuentren donde se encuentren (…) El Gobierno chino, ciertamente, no está solo en su disposición a ahogar la libertad de expresión ni a emplear su vigilancia para reprimir a la disidencia.
DENUNCIAS POR TÁCTICAS ENGAÑOSAS
Siete asociaciones de consumidores de siete estados de la UE han denunciado a Google por infringir el Reglamento General de Protección de Datos al emplear supuestas «tácticas engañosas» relacionadas con la localización de los usuarios.
Esta protesta señala que Google rastrea la localización de todos los ciudadanos europeos aunque éstos desactiven esta opción. Las asociaciones admiten que se puede inhabilitar la función con otro mecanismo, pero que el buscador no informa sobre este hecho.