El olivar español prevé este año una buena campaña gracias a que las condiciones climatológicas tras el verano van a permitir una cosecha de aceituna mucho mejor de la inicialmente esperada. No obstante, la guerra que está experimentando el sector, que se traduce en una presión bajista sobre los precios que facilita que en ocasiones se sacrifique la calidad por la cantidad, son factores que amenazan el futuro de las explotaciones agrícolas.
Todos acusan al grupo Dcoop de ser el causante de estos problemas con informes independientes que así lo certifican, aunque la organización que dirige Antonio Luque sostiene que las críticas no tienen fundamento y que responden a un intento de sus competidores por mermar su posición de líder productor.
Para dilucidar todos estos elementos MERCA2 ha entrevistado al secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) en Jaén, Cristóbal Cano, que además es el responsable de la Sectorial del Aceite de Oliva de la organización. Este joven licenciado en Ciencias Ambientales –no llega a los 40 años de edad– se ha labrado un nombre en el sector luchando por la supervivencia de las explotaciones y es un referente para comprender el mercado de uno de los bienes más preciados de la economía española y de nuestra querida dieta mediterránea: el aceite de oliva.
El olivar español prevé este año un repunte de la producción cercano al 23%, lo que hace temer una bajada de los precios en el sector Y algunas organizaciones como COAG piden evitar “estrategias empresariales” que alientan este abaratamiento que en muchos casos no permite a los agricultores sufragar ni siquiera los costes de producción. ¿Cuál es el diagnóstico que hace UPA? ¿Quiénes son los responsables de esta presión a la baja sobre los precios?
Es cierto lo que planteas pero nosotros hacemos un diagnóstico optimista. Este año para lo bueno o para lo malo España va a ser la protagonista, ya que al mismo tiempo que se va a registrar un incremento de la producción en nuestro país la producción total mundial será un 7% inferior a la de la pasada campaña. En algunos países la disminución es muy considerable, como en Italia, Grecia, Portugal o Túnez.
En cuanto al consumo va creciendo especialmente si hablamos de aceite de oliva virgen extra y queda mucho recorrido al alza por el lado de la demanda ya que el aceite de oliva representa tan sólo un 3% de las grasas vegetales que se consumen en el mundo. Además se están invirtiendo muchos recursos en el seno de la interprofesional del sector para labores de promoción en mercados externos.
Todo ello nos hace pensar que esta campaña va a ser buena para los agricultores y que se traducirá en unos precios razonables porque eso es lo lógico. ¿Es posible que sucedan cosas ilógicas? Pues sí, de la mano de agentes que realicen estrategias motivadas por factores que no tienen nada que ver con los intereses de los productores que provoquen que no haya margen para unos precios razonables.
Hay que mandar un mensaje a los consumidores de valorización de producto, porque el aceite de oliva no es una grasa vegetal más
Hay que mandar un mensaje a los consumidores de valorización de producto, porque el aceite de oliva no es una grasa vegetal más. Se trata de un alimento funcional que mejora nuestra salud y eso tiene que tener una repercusión en el precio. Nunca vamos a poder competir vía precio con grasas producidas por semillas, como el aceite de girasol o de palma, que además se extraen degradando el medio ambiente con prácticas insostenibles; mientras que el olivar, cuando se hacen las cosas bien, genera muchos bienes públicos, especialmente en reducción de CO2 y freno de la desertificación.
Una de las características del mercado de la producción de aceite de oliva en España es la tendencia a la concentración, debido sobre todo a la estrategia de crecimiento del líder del sector, Dcoop, que pretende integrar al resto de cooperativas e incorporar empresas familiares para lo cual se plantea incluso salir a Bolsa. ¿Es positivo para España que haya menos competencia o es contraproducente? ¿Existe riesgo sistémico al reducirse el número de jugadores?
El que buena parte de los productores queden en manos de uno no se puede dar porque no es sano. Sí es verdad que nosotros apostamos por procesos de concentración pero sólo si buscan maximizar la calidad del aceite de oliva y un precio justo para todos los eslabones de la cadena. Si por el contrario se plantean modelos de concentración que no responden a esas necesidades pues desde la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) siempre nos tendrán en contra.
Nosotros apostamos por la calidad, por el valor y por las prácticas agrarias sostenibles, por ese olivar tradicional que es verdad que tiene unos altos costes de producción pero que también tiene unos beneficios importantes para la sociedad. Hay países como Italia, en los que los productores también soportan unos altos costes de producción y que no han apostado por modelos de concentración, configurando unmodelo que también da buenos resultados.
Precisamente la mayor cooperativa jienense JaenCoop está en negociaciones con el grupo que preside Antonio Luque para realizar una fusión por absorción, aunque en el sector no todos ven con buenos ojos esta integración, comenzando por los propios socios de JaenCoop. ¿Considera que una fusión de este tipo sería positiva para los agricultores?
La realidad que estamos viendo cuando hablamos con agricultores es que existen bastantes incertidumbres en ese proceso de fusión que a nuestro juicio son fundadas, porque hay movimientos que no se ven claros y no existe transparencia ni se plantean los objetivos que a nuestro juicio deben ser irrenunciables para el olivar de Jaén y que una vez más son la calidad del producto y unos precios justos para todos.
Estos elementos son determinantes para garantizar el futuro del sector y estamos viendo hechos en esta operación que no van por esa línea. Al final serán los socios quienes decidan si se integran pero ahora mismo no hay una opinión unánime ni mucho menos y existe un gran debate. Estamos viendo hechos que confirman que existen políticas comerciales que no apuestan por el valor que destruyen el sector del aceite de oliva. Cada uno debe sacar sus propias conclusiones y ser responsable de sus decisiones.
El sector de la aceituna de mesa está sufriendo los perjuicios derivados de los elevados aranceles impuestos por EEUU y el Gobierno español ha pedido a Bruselas que presenté una denuncia ante la OMC. Sin embargo el primer productor español (Dcoop) no se ve afectado de la misma forma que sus competidores, ya que sortea parcialmente el arancel al haber comprado una participación del 20% en la empresa que lidera este mercado en EEUU. ¿Hay falta de unidad en el sector?
Hay que responder al interés general y cuando se producen esos movimientos poco claros con los que se quiere dar la vuelta y buscar atajos al final se le hace un flaco favor al sector en su conjunto.
El Instituto de Gobernanza Aplicada ha advertido que hay un problema de “banalización” del aceite de oliva español como consecuencia de la guerra de precios en los mercados internacionales. Además, existen marcas del grupo Dcoopque están vendiendo aceite de oliva mezclado con aceite de colza en EEUU con un etiquetado confuso, bordeando la legalidad. ¿Qué piensa sobre este tipo de prácticas?
No podemos exportar malas prácticas comerciales porque al final no sólo afecta a los mercados internacionales sino también al interior. En España también se le ha mandado al consumidor un mensaje de que el aceite de oliva es un producto de escaso valor debido a esas políticas agresivas de bajos precios, de productos reclamo y eso si lo exportamos a países donde no es necesario utilizar esta vía de los precios bajo es muy perjudicial.
En EEUU hay un nivel de renta que permite precios asumibles y razonables para toda la cadena de valor y si se realizan acciones que hacen que el consumidor norteamericano no perciba el valor que tiene el aceite de oliva pues va a ser pan para hoy y hambre para mañana. Con este tipo de prácticas nos cargamos un mercado que puede ser estratégico y atractivo para el aceite de oliva español.
Respecto a la mezcla del aceite de colza con aceite de oliva para vender más barato, independientemente de que en EEUU se permitan ese tipo de mezclas, no es nada loable ni digno de admirar el que se confunda al cliente con un etiquetado que aparentemente indica que está comprando aceite de oliva virgen extra 100% y lamentablemente la realidad no es esa.
Otro de los temas polémicos en el sector es el de la importación de aceite del Norte de África, que al ser más barato permite un mayor recorrido a la baja en los precios de venta cuando se comercializan por grupos españoles en los mercados internacionales. De hecho, Dcoop ha sido multado por haber incluso violado la normativa de Aduanas… ¿es que no hay suficiente aceite de oliva en España como para tener que traerlo de fuera de nuestras fronteras?
Cualquier modelo comercial que tenga como base la unión de estructuras de agricultores debe velar por el interés general de todos sus socios y con esas prácticas el efecto que se consigue es justo el contrario.
Las asociaciones de productores se han quejado en numerosas ocasiones de que el actual ministro de Agricultura, Luis Planas, es poco receptivo a las peticiones de los agentes del sector olivarero, algo que no se comprende muy bien ya que antes de ser ministro era consejero de la Junta de Andalucía en el mismo departamento. ¿Tienen previsto reunirse ustedes con el? ¿Qué le reclaman?
Nosotros hemos logrado tener encuentros con el ministro y las sensaciones son buenas. Es una persona que ha estado en el seno de instituciones europeas defendiendo el olivar español y que ha participado en muchas negociaciones de la Política Agraria Común (PAC). Creemos que su experiencia y su conocimiento del sector son elementos positivos. Apostar por la calidad y el valor es básico y fundamental y es lo que reclamamos tanto al Gobierno Central como a la Junta de Andalucía.
Tenemos que reconocer que hemos encontrado respaldo por parte de la Junta de Andalucía en las iniciativas que hemos ido proponiendo
Tenemos que reconocer que hemos encontrado respaldo por parte de la Junta de Andalucía en las iniciativas que hemos ido proponiendo, al menos en muchas de las cuestiones que hemos ido trabajando durante esta Legislatura que ahora concluye. Se han puesto en marcha medidas muy potentes como la que potencia la incorporación de jóvenes al campo o la que reconoce el papel de la mujer rural con la tan deseada cotitularidad de las explotaciones, y aunque quedan cosas por mejorar tenemos buenas sensaciones.
Acaban ustedes de reunirse con Susana Díaz a una semana de las elecciones en la comunidad autónoma. ¿Qué le han trasladado a la presidenta?
Los pasos que tenemos que dar en los próximos años pasan ineludiblemente por seguir apoyando a la agricultura familiar-profesional que es la más sostenible que tenemos en nuestro territorio y además la mayoritaria cuando hablamos de olivar. En Andalucía y más concretamente en Jaén son las pequeñas explotaciones las que están fijando el territorio y quienes, a pesar de las dificultades, logran que en nuestra región no tengamos esos desiertos poblacionales que existen en otras zonas de España. Hace falta apostar por este tipo de agricultura que forma parte de nuestros paisajes y nuestros pueblos, así como valorizar nuestras producciones.
En esta Legislatura se han quedado cosas en el tintero, como la aprobación de la nueva Ley de Agricultura y Ganadería en la que hemos trabajado mucho las organizaciones agrarias en su redacción y en este aspecto le hemos instado a Susana Díaz a que salga esta norma adelante una vez que se ponga en marcha el Parlamento tras las elecciones si vuelve a ser la presidenta.