Fue hace doce años cuando Alicia Asín, junto a su socio David Gascón, ambos ingenieros informáticos y a la temprana edad de 24 años, alumbraron Libelium. Su germen fue una spin off de la Universidad de Zaragoza. Hoy la compañía está presente en 120 países con sus sensores que almacenan y trasmiten datos. El 90% de su producción se exporta al extranjero. ¿Facturación? Seis millones de euros.
“El continente africano es en el que menores inversiones se realizan en el Internet de las Cosas por la inestabilidad institucional que existe en numerosos países. Por contra, la zona de Asia Pacífico es en donde mayores inversiones se están acometiendo en tecnología IoT para hacer inteligentes las ciudades”, señala Alicia Asín.
Entonces, la pregunta que surge es qué ciudades del mundo son las más inteligentes en la actualidad. Resulta difícil de predecir, de dar una respuesta concreta, ya que existen múltiples estudios y rankings que engloban, cada uno de ellos, diferentes criterios.
«España es el Silicon Valley Europeo en lo que a Smart Cities se refiere»
“Personalmente creo que Málaga lo está haciendo muy bien y me gusta mucho la aproximación horizontal de cómo concibió Xavier Trías el proyecto Smart Barcelona. A nivel internacional destaco Singapur, es el proyecto más integral que conozco”, indica la cofundadora de Libelium
Pero, aparte de Málaga, ¿qué otras ciudades están involucradas en este tipo de negocios? ¿Quién va por delante? ¿Queda mucho por hacer? “Siempre repito que España es el Silicon Valley Europeo en lo que a Smart Cities se refiere. Durante los años de la crisis, el Plan E y los proyectos europeos a los que se agarraron las empresas para reinventarse, hicieron que surgieran muchos proyectos referencia como Santander o Málaga. Todos esos proyectos pioneros han generado conocimiento, han creado marca España y, sobre todo, han atraído a un ecosistema emprendedor que puede aportar innovación a las grandes empresas”, dice rotunda Alicia Asín.
LIBELIUM Y SU VIAJE AL ESPACIO
Tres mil euros fue la inversión que llevaron a cabo los dos fundadores junto a un tercer socio. Hoy la plantilla la conforman 60 personas. Un gran salto que no hubiera sido posible sin la flexibilidad que han demostrado a lo largo de estos años para adaptarse al entorno cambiante, sin el compromiso para llevar adelante proyectos no cortoplacistas, y sin la pasión, la ambición y la creatividad que impregna a todo el equipo.
Durante los últimos tres años han invertido tres millones de euros en I+D+i que redundan en la mejora continua de su catálogo y en la integración con las últimas tecnologías inalámbricas y las plataformas cloud más extendidas.
“Nuestros sensores están en proyectos de sostenibilidad ambiental, para medir condiciones climáticas y prevenir los efectos adversos de la contaminación y el calentamiento global. Han llegado incluso al espacio en un proyecto de la Nasa para medir las tormentas solares”, apunta Alicia Asín.
Y añade: “Lo importante es que la utilidad de nuestra tecnología sirva para mejorar los retos que la humanidad tiene que afrontar en los próximos años como la escasez de recursos naturales, el mayor aprovechamiento de la tierra para alimentar a una población creciente y la conservación del planeta. Todo lo que contribuya al progreso de las condiciones de vida y al crecimiento económico y social es un éxito”.
De todos los proyectos en los que están involucrados en el mundo, ¿cuál le ha supuesto una mayor sonrisa? “Todos los proyectos tienen algo de especial por el impacto que generan en mejorar la vida de las personas. Pero aquellos que tienen un componente humanitario son por los que acabas sintiendo más orgullo”, reconoce la cofundadora de Libelium
Por ejemplo, han participado en un plan para la monitorización de la actividad de un volcán en Nicaragua que permite establecer alertas tempranas para la evacuación de la población más inmediata. Asimismo han colaborado con una Organización No Gubernamental (ONG) de República Dominicana para reducir las muertes maternales por riesgo de eclampsia gracias a su dispositivo MySignals.
“Insisto, todo tiene importancia. Porque saber que el pescado que comemos procedente de Asia es de calidad gracias a la monitorización de la calidad del agua de algunas piscifactorías, también aporta cierta tranquilidad. O incluso saber que estamos ayudando a proteger a las ballenas en Alaska en una zona contaminada por vertidos accidentales”, puntualiza.
¿Más proyectos? En Indonesia, su plan de mejora de los cultivos del cacao (es el tercer mayor productor del mundo), gracias a unos sensores que miden la temperatura, la humedad y la radiación del Sol, posibilita la actuación preventiva de infecciones a la par que sirve para hacer frente a la deforestación. También su tecnología se utilizó para medir la contaminación radioactiva tras el accidente en la central nuclear de Fukushima (Japón).
APUESTA POR LA EDUCACIÓN
La tecnología de Libelium es muy horizontal por lo que no tienen unos competidores únicos que desarrollen una plataforma IoT con las mismas aplicaciones que ellos ofrecen. “Tenemos competidores en el sector agrícola, en el de parking o en el de Smart Cities pero no existen plataformas tan interoperativas como la nuestra que permite conectar cualquier sensor a cualquier plataforma web a través de cualquier protocolo de comunicación inalámbrica”, indica Alicia Asín.
Dicha interoperabilidad lo que les ha permitido es crear un gran ecosistema de empresas colaboradoras que utilizan su tecnología para desarrollar sus propias aplicaciones. Por eso, más que competidores, lo que tienen son partners. En concreto, más de 100 en todo el mundo.
De cara al futuro, sus proyectos giran en torno a dos objetivos: crecer y hacer crecer el mercado del Internet de las Cosas. “Desde el sector de la educación, en el que hay mucho recorrido para transmitir conocimiento tecnológico sobre el uso del IoT, pasando por las aplicaciones para que la industria sea más competitiva y reduzca sus costes, hasta el mercado de soluciones diarias. Todo lo que desarrollamos en Libelium lo hacemos para que los clientes dispongan de tecnología lista para ser utilizada, que aúna hardware, software y aplicación final de análisis de datos. Solo así conseguiremos que se hagan realidad las predicciones que hablan de grandes inversiones y resultados innovadores fruto de la disrupción tecnológica”, se muestra convencida la cofundadora.
Y concreta: “El crecimiento de los datos está siendo exponencial. Va más rápido que la velocidad de la luz. Pero la clave no está en la cantidad de los datos que nos proporciona la tecnología IoT sino en la explotación de esos datos. Hay que poner los datos en contexto para que se conviertan en información valiosa. Solo así se podrán establecer nuevas fuentes de negocio basadas en la comercialización de dichos datos”.
ASIA Y ESTADOS UNIDOS
Entre los logros conseguidos durante su trayectoria está el acuerdo de interoperabilidad con la plataforma cloud de Alibaba por la cantidad de usuarios que utilizan dicho cloud y por la compatibilidad que aporta el hecho de que la plataforma de sensores de Libelium permite enviar los datos a esa nube.
“Igual que con Alibaba, nuestra tecnología es compatible con otros treinta y cuatro clouds tan reconocidos como IBM, Microsoft, Amazon, Telit o Telefónica. La importancia de esta alianza está en la zona geográfica que nos abre y que para nuestro crecimiento es crucial”, indica Alicia Asín.
Y manifiesta: “En el mercado asiático estamos realizando interesantes proyectos por el crecimiento que están experimentando sus economías. Nos gustaría que esas circunstancias se dieran también en Latinoamérica para poder contribuir al desarrollo de muchos países que tienen recursos agrícolas para crecer. Pero hace falta estabilidad institucional para que las inversiones en esos países favorezcan su desarrollo”.
Su ritmo de crecimiento está relacionado con la expansión de los proyectos IoT en el mundo. “Todavía hay muchas pruebas de concepto y proyectos piloto pero no ha llegado el momento de los grandes despliegues de millones de nodos de sensores monitorizando ciudades, industrias y hogares. En cualquier caso, creo que las limitaciones de nuestro crecimiento en estos momentos residen más en el nivel de madurez del mercado que en la zona geográfica donde hayamos nacido”, señala.
¿Qué hubiera pasado si hubiesen nacido en cualquier ciudad de Estados Unidos en vez de en España? “Quizá habríamos sido adquiridos ya por una empresa más grande. En Estados Unidos las fusiones y adquisiciones son constantes. En Europa hay que demostrar una consolidación mayor. En cualquier caso, no nos interesa el éxito fácil. La nuestra es una carrera de fondo, de largo recorrido”, concluye.
Entre los galardones que ha recibido Alicia Asín está el Premio Nacional Joven Empresario, el premio Jaime I en la categoría Emprendedor, y el Premio de Mujeres Innovadoras de la Comisión Europea. Su socio David Gascón, por su parte, recibió el Premio Innovadores menores de 35 años de MIT Technology Review en español, entre otros. La compañía también ha sido agraciada con varios galardones.