Desde hace mucho tiempo Telefónica sabe que los derechos audiovisuales, sobre todo los del fútbol, son una lotería a la hora de rentabilizar su inversión. Incluso, cuando compró DTS (Canal+), el propio informe de validación del regulador ya advertía sobre esta situación. Pero el operador azul tenía claro que ahí estaba el futuro, al menos el suyo.
Ante ese escenario (en España), ahora toca contener la respiración cada trimestre para que el gasto llevado a cabo por la compra de los derechos del fútbol no lamine su cuenta de resultados. Así, del último viaje donde gastó más de 4.000 millones entre LaLiga y Champions League, ahora tendrá que dar las primeras cuentas. En concreto, este último día de octubre Telefónica se examina ante analistas e inversores.
Depende de cómo se haya librado la batalla del fútbol, habrá quien coja la parte optimista, que puede ser el acumulado del año; o se puede poner el foco en el último trimestre, que incluye los meses de agosto y septiembre, que era cuando la pelea por la captación de clientes estaba en plena efervescencia. Aunque en realidad, según publican algunos analistas, como es el caso de Bloomberg, se puede dar el caso de que “lo comido por lo servido” no aclare nada el panorama del operador hasta la presentación de los resultados anuales ya en 2019.
Es decir, según los analistas, así como los datos no oficiales filtrados por las compañías, Telefónica ha tenido un buen desempeño en la captación de clientes en el tercer trimestre del año. De esta manera, el consenso del mercado estima que habrá crecimiento en usuarios de banda ancha. Una gran noticia, no cabe duda.
El problema, prosiguen en Bloomberg, es que gran parte de ese crecimiento, que viene de los clientes robados a Vodafone, ha llegado con promociones de gran calibre por parte de la compañía presidida por José María Álvarez-Pallete. Por lo tanto, concluyen, a nivel regional es evidente que el crecimiento de ingresos será muy pequeño con respecto al mismo periodo del ejercicio anterior, y lo sitúan sobre el 0,3% en el Q3.
TELEFÓNICA Y EL “EFECTO DECEPCIÓN”
El otro gran asunto que debe afrontar Telefónica en España, de nuevo relacionado con el fútbol, tiene que ver con las promociones que ahora mismo tiene activas. Mejor dicho, con el hecho de que tarde o temprano estas ofertas llegarán a su fin y volverá el precio de mercado al que Movistar tiene sus tarifas. Entonces, los usuarios ya no se acordarán de que tenían descuentos y cuando vean sus nuevos -y elevados- precios lo mismo deciden marcharse de la compañía.
¿Cómo conseguirá Telefónica retener a esos clientes que ha conseguido robar a Vodafone con precios elevados? ¿Bastará con la oferta de servicios, tanto de televisión como internet, que ofrece Telefónica? En este escenario, además, no tiene margen de maniobra. Si lo precios del fútbol son elevados, no puede reducir el margen, más todavía, alargando las ofertas con el objetivo de seguir captando clientes.
TELFÓNICA MÁS ALLÁ DEL FÚTBOL
Al margen del fútbol, según el consenso de analistas de Bloomberg, se prevé un crecimiento pequeño, pero estable, a nivel de grupo, sobre todo anclado en los buenos momentos que ahora mismo vive el mercado británico. Región, por cierto, que sigue a la espera de lo que sucederá con la filial O2, aunque en plenas negociaciones sobre el brexit quizá no sea el mejor momento para llevar a cabo movimientos corporativos.
En cuanto al comportamiento en Bolsa, Telefónica sigue lastrada por una frase: “Mínimos históricos”. Esa cuestión hace que sean recurrentes los fantasmas sobre una posible opa por parte de algún operador estadounidense que, curiosamente, siempre tiene el mismo nombre. O, incluso, que se hable con insistencia sobre la primera gran concentración europea con el operador bandera de Alemania, Deutsche Telekom.