La gran diferencia entre Podemos e Izquierda Unida es su política mediática. La formación morada, impulsada por varios politólogos que nunca han disimulado su obsesión por los medios de comunicación, apostó de la mano de Pablo Iglesias por dejar atrás la miopía de los herederos del PCE en esta materia.
IU, ayuna de medios afines, estuvo a punto de desaparecer por el ciclón morado. Pero tras la supervivencia de la coalición comunista en 2015 de la mano de Alberto Garzón, Pablo Iglesias no tuvo más remedio que rubricar un pacto que no bastó para lograr su objetivo: el sorpasso sobre el PSOE.
Iglesias, en una entrevista publicada a inicios de año, analizó en una entrevista concedida a El Diario el papel desempeñado por Felipe VI en el procés. El líder de Podemos citó solo a tres periodistas contemporáneos, los tres conservadores: Lucía Méndez, que afeó la declaración institucional del Rey; Pedro J. Ramírez, que pedía mano dura al monarca; y Enric Juliana, que profetizó un mensaje menos vehemente.
Iglesias afirmaba que Ramírez y Juliana son «dos periodistas muy importantes y muy listos«. Y su cercanía con estos tres informadores, Méndez, Ramírez y Juliana, es al menos llamativa.
Da la casualidad que dos de estos tres periodistas aplaudieron la llegada del ‘aznarismo’: Ramírez, que contribuyó a la caída del felipisimo con sus exclusivas, y Lucía Méndez, que acabó trabajando en La Moncloa.
IGLESIAS Y JULIANA LANZAN UN LIBRO AL ALIMÓN
El mes pasado Enric Juliana criticaba a Manuel Monereo y Julio Anguita por la publicación de un artículo en el que defendían las medidas transalpinas del ‘Decreto Dignidad’ para enfado de la cúpula de Podemos.
El director adjunto de La Vanguardia y máximo responsable de la oficina madrileña del diario de Godó nunca ha ocultado su cercanía a Iglesias, que lo entrevistó en el programa ‘Otra vuelta de Tuerka’.
Ahora político y periodista acaban de publicar el libro ‘Nudo España’, hijo de las más de 60 horas de conversaciones grabadas entre febrero y septiembre en diez sesiones de charla política. Juliana e Iglesias intercambian sus impresiones sobre determinados temas candentes, eso sí, manteniendo diferencias importantes de criterio.
Mientras Iglesias afirma que el PCE se autoengañó en la Transición, Juliana afirma que el relato «necesita una revisión crítica, estamos de acuerdo. Pero si hemos de sustituir una narración edulcorada por otra catastrofista, vamos apañados…».
El periodista de La Vanguardia también afirma que sigue apostando por Felipe VI porque teme que una abdicación derivaría en «un republicanismo presidencialista con mucha facilidad. Las tentaciones autoritarias que sobrevuelan Europa podrían expresarse en España a través de la vía republicana. No, gracias. Me inquieta figurarme un presidente republicano ungido y con tentaciones cesaristas».
OTROS CERCANOS A IGLESIAS LE HAN DADO MÁS PROBLEMAS
Pablo Iglesias creyó que su apoyo a Pedro Sánchez iba a tener algunas ventajas para Podemos. Una de las más simbólicas era la presidencia de RTVE, que según desveló la directora de Público, Ana Pardo de Vera, iba a recaer en sus manos.
La periodista afirma que le llamó el líder de Podemos «para decirme que el presidente Sánchez y él habían alcanzado un acuerdo para que los nombramientos de RTVE dependieran de Podemos. Quería que yo presidiera provisionalmente hasta que el método del concurso público saliera adelante».
Sin embargo, cuatro días después comenzó «el show. Arsenio Escolar salió en El País como la opción más firme y el PSOE y Podemos comenzaron la reunión con tensión y algo más: Iván Redondo, director del Gabinete del presidente, al frente del asunto». Tras caerse su candidatura saltó el nombre de Andrés Gil, peso pesado de El Diario, pero la historia ya la conocen.
IGLESIAS DEJA EN UN SEGUNDO PLANO SUS OBJETIVOS MEDIÁTICOS
En el libro ‘Conversación con Pablo Iglesias’ el líder morado no ocultaba que pretendía que «los medios de comunicación, por lo menos una parte, tienen que tener mecanismos de control público (…) Si el derecho a la información es un derecho democrático, la concentración de la propiedad es incompatible con ese derecho.
Y añadía: «No puede ser que algo tan importante, y de interés público, imprescindible para la democracia, como son los medios de comunicación, esté solo en manos de multimillonarios».
Han pasado más de cuatro años de estas declaraciones y no queda apenas rastro de la intención de Podemos de introducir este tipo de medidas ya ejecutadas en algunos países latinoamericanos.