Casi siempre, cuando hablamos del mundo del motor, nos referimos a los fabricantes. Ellos diseñan, desarrollan y producen los vehículos. Sin embargo, una parte importante del sector se encuentra en la distribución. Existen miles de pequeñas y medianas empresas en España que se dedican a la venta de coches, a las que ahora la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (Ganvam) pretende dar voz.
Ganvam agrupa a cerca de 7.000 asociados entre los que se encuentran concesionarios oficiales y compraventas independientes. Sin embargo, nunca ha tenido una voz preferente. En esta revolución que está sufriendo el sector, la asociación busca situarse en el lugar que se merece.
“No pretendemos discutir con nadie. Queremos ser un punto de encuentro. La voz de la distribución. No es un capricho. Es algo necesario”, ha explicado el presidente de Ganvam, Lorenzo Vidal de la Peña.
Los concesionarios siempre han sido “la mochila”. Nunca han tenido voz ni voto a la hora de decidir sobre el futuro de la automoción en el mercado nacional y siempre han acatado todas las decisiones sin rechistar. La industria se ha encargado de negociar con la administración, lo que ha hecho que todos los acuerdos sean beneficiosos para los fabricantes.
La gota que colmó el vaso llegó el 31 de agosto. Ese día, el Gobierno anunció una nueva hoja de ruta en relación al nuevo ciclo de homologación WLTP. Con él, el choque inicial que se produciría por la entrada en vigor de la nueva regulación europea se redujo drásticamente. Sin embargo, ya era tarde. Los concesionarios ya habían logrado unas matriculaciones récord durante el mes de agosto para desprenderse de todo el stock de vehículos que se encarecerían el 1 de septiembre.
A pesar de los buenos datos, la distribución tuvo que hacer grandes descuentos para tratar de entregar el mayor número de unidades posibles. Además, muchas de ellas fueron automatriculaciones, como ocurre cada mes. Siempre pierden los mismos. “El WLTP nos hizo ser sumisos. Hay que cambiar los roles y respetarnos entre nosotros”, añadió Vidal.
EL NUEVO GANVAM
Para lograr todos sus objetivos, Ganvam ha presentado su nuevo plan estratégico que implantará de forma progresiva en los próximos cinco años. Su reto es acompasar los cambios que está sufriendo el sector y liderar la transición hacia el modelo de negocio que se derive de la digitalización, el big data y las nuevas formas de movilidad.
“La automoción va a cambiar más en los próximos cinco años que en los 50 anteriores”, ha asegurado Vidal. “Con la tecnología, todo va a haber que concebirlo de otra manera. Esto ya no va de vender coches. Va de movilidad. Hay que cambiar el chip, el concepto. Hay que cambiarlo todo”.
Es por ello que la asociación persigue convertirse en un socio tecnológico de la distribución para aportar a las pymes del sector el conocimiento y la estructura necesaria para digitalizarse. Para ello, la patronal de la distribución pondrá en marcha una plataforma de servicios tejida a partir de una red de partners profesionales de referencia.
«Esta profunda transformación no supone perder nuestra esencia, sino ofrecer la mejor versión de nosotros mismos para reforzar nuestro papel como patronal mayoritaria, garantizando un funcionamiento y un desarrollo de soluciones más acorde a los intereses actuales del sector de la distribución y detectando nuevas oportunidades que permitan rentabilizar y maximizar sus negocios», ha aclarado Vidal.
Siempre con el objetivo presente de aumentar su capacidad negociadora con la administración ante los cambios normativos que exige el nuevo mercado. Esto permitirá que la distribución forme parte de las grandes incógnitas que surgen para el sector. Tal como afirman desde Ganvam, la asociación tendrá que formar parte de negociaciones como las de un posible nuevo sistema impositivo o sobre la propiedad de los datos de los nuevos vehículos conectados.
UNA REALIDAD DIFERENTE
El mundo está cambiando a pasos agigantados y el sector de la automoción con él. Con datos de Ganvam, en 15 años, el 100% de los vehículos estarán conectados. De esta manera, ya en 2020, el mercado de servicios conectados del automóvil supondrá 152 millones de euros. De aquí la importancia de adaptarse a lo que viene.
Por otro lado, en España, entre 2006 y 2016, el número de jóvenes de entre 18 y 25 años que se sacaron el carnet de conducir se redujo un 31%. Además, si ampliamos el rango de edad, disminuyeron un 40% las personas que sacaron el carnet entre 18 y 30 años. “La gente no quiere conducir. No es que no quiera coche”, ha explicado Vidal.
A pesar de que en la actualidad parece que están de moda negocios como el ‘carsharing’, los datos muestran todo lo contrario. La sociedad cada vez apuesta más por la movilidad, pero menos por conducir ellos mismos. Todo esto indica que la población parece estar preparada para la llegada del coche autónomo.