Durante las próximas semanas se producirán millones de desplazamientos por carretera. Y una de las frases más repetidas será “lleno, por favor”. Eso, quien pueda permitirse llenar el depósito a tope. Aunque ahora mismo el mercado presenta alternativas tradicionales para repostar como es el caso de Ballenoil. La carismática estación de servicio con el logo azul cada vez tiene mayor acogida entre el público. Y el viaje no ha sido sencillo.
Además, esta prueba de fuego veraniega para la compañía llega en plena demonización de los carburantes, sobre todo el diésel, al cual se quiere gravar con nuevos impuestos. Y es que el Gobierno de Pedro Sánchez se ha propuesto que la transición energética se haga pagando sobre los servicios que contaminan más, como en este caso los vehículos.
Con este escenario, Ballenoil deberá poner al límite su modelo de “gasolina barata”. Ese que le está haciendo crecer de manera exponencial los últimos años. Y es que atrás quedaron los tiempos de la cadena de lavado de coches. Ahora, aunque de manera incipiente, ya empieza a incomodar a los gigantes del sector como Repsol o Cepsa. Quizá no solo ellos, sino el entramado de estaciones de servicios de bajo coste que han ido desarrollándose con su peculiar manera de prestar servicio: reducido número de empleados y autopago para los clientes.
En este contexto, las cifras son evidentes. Según datos del registro mercantil, recogidos por Insigth View, en 2015 Ballenoil facturó 118 millones de euros; una años después elevó esa cifra hasta los 131 millones, con 1,3M€ de beneficio, y aunque todavía no hay cuentas auditadas, en 2017 las ventas habrían alcanzado los 200 millones; y según han asegurado a diversos medios desde la compañía, al cierre de 2018 esperan alcanzar un volumen de facturación superior a los 230 millones de euros.
LAS POLÉMICAS DE BALLENOIL
Este crecimiento no ha estado exento de polémicas. El runrún que acompaña a Ballenoil, así como las empresas que tienen el mismo modelo de “gasolina barata”, es simple: ¿cómo pueden vender el combustible tan bajo de precio?
En este punto, el director de operaciones, Juan Sanz, y uno de los socios fundadores de la firma, David Querejeta, siempre han explicado en sus apariciones mediáticas que su combustible es el mismo que el que usan las grandes petroleras. De hecho, en muchos casos se lo compra a ellas. Luego, la empresa encargada de almacenar, transportar y distribuir los carburantes es CLH. La única diferencia son los aditivos, así como las cuestiones de marca y marketing que usan estas grandes marcas para fijar sus precios.
También está, lógicamente, la estructura de costes. Tiene menos empleados, sus estaciones de servicios son menos glamurosas, y todo eso incide de manera directa en que pueda tener unos precios más bajos. Más allá de eso no hay ningún truco para ofrecer una “gasolina barata” que sea igual que las demás.
MÁS GASOLINERAS, MÁS VENTAS
La imagen que encabeza este artículo es de una estación de servicio que Ballenoil está a punto de abrir en el distrito de Carabanchel (Madrid). A escasos metros de una gasolinera de Cepsa, y con salida directa a la carretera de Toledo y la M-40. Es decir, una posición estratégica donde se juega muchos clientes. Pero todo es parte de un plan mayor.
En concreto, la compañía tiene previsto abrir 35 nuevas estaciones de servicio en 2018, para alcanzar a finales de este año las 131 y convirtirse así en el operador independiente con más puntos de repostaje en España.
Estas nuevas estaciones de servicio del operador estarán repartidas entre las comunidades autónomas de Madrid, Castilla La Mancha, Andalucía y Valencia.
El socio y director de Expansión de Ballenoil, David Querejeta, señaló a principios de año que las zonas para este crecimiento de la compañía han sido elegidas por «razones geográficas y de competencia, y con ellas esperamos consolidar en las zonas donde ya estamos». Así se puede comprobar en esa estación de servicio de Carbanchel.
En su conjunto, Ballenoil estima que estas nuevas aperturas supondrán un ahorro de unos 150 euros al año para sus clientes y la reducción de diez céntimos el litro en la zona donde se abre la gasolinera.