El fabricante estadounidense de vehículos eléctricos Tesla busca un socio capitalista local que financie parcialmente el coste de construir su primera fábrica en China, estimado en 5.000 millones de dólares (casi 4.300 millones de euros).
La decisión de la compañía de Elon Musk se produce días después de las críticas por parte de los accionistas al reducir el CEO la caja para aumentar la producción de sus vehículos, según ha explicado a Bloomberg una fuente cercana a la operación.
Uno o varios socios inversores locales podrían permitir a Tesla compartir la carga financiera que supone levantar una megafactoría en Shanghái, a la que habría que sumar los planes de expansión en Europa con otra fábrica en el Viejo Continente. Aunque los analistas estiman que la compañía con sede en California deberá captar capital para que sus planes lleguen a buen puerto, hasta ahora Tesla insiste en que no necesita hacerlo.
Al anunciar el acuerdo con el gobierno de Shanghái para construir Gigafactory 3 el mes pasado la empresa no dio detalles sobre el montante total de la operación. Analistas de Bloomberg calculan que la inversión requerida podría ser de unos 10.000 millones de dólares, el doble de lo que Tesla estaría planeando. La planta está destinada a ser la primera en China 100 % propiedad de una compañía automotriz extranjera.
CHINA, UN MERCADO CLAVE PARA TESLA
A pesar de la magnitud de sus planes, Musk descartó la necesidad de vender nuevas acciones o emitir bonos este año, insistiendo en que Tesla podrá autofinanciarse con la fabricación de más Model 3. La compañía considera al Model 3 crucial para su plan de atraer compradores del mercado masivo que supone China. Se trata del modelo más barato de Tesla hasta el momento y Musk ha dicho que su éxito podría hacer rentable a la empresa en el segundo semestre.
China es el mayor mercado mundial para los vehículos eléctricos (VE) y el segundo mercado más grande para Tesla, solo por detrás de EE.UU. Además del peso del mercado chino en las cuentas del fabricante, tener una fábrica en China pasó a ser más crucial para Tesla cuando el país impuso un arancel adicional de 25 % a las importaciones de coches fabricados en Estados Unidos como respuesta a los gravámenes del presidente Donald Trump sobre productos chinos por valor de 34.000 millones de dólares.
El Gobierno chino se ha marcado el objetivo de aumentar diez veces las ventas anuales de vehículos con motores alternativos a partir de 2025, lo que ha movido a que muchos fabricantes planeen producir coches eléctricos en el país asiático. Respaldadas por inversiones de los gobiernos locales, los emprendedores tecnológicos y las firmas de capital riesgo, las empresas emergentes chinas de VE tratan de capturar el mercado antes de que Tesla haga más fuerte su presencia.