Isabel Pardo de Vera no es ni mucho menos una recién llegada a la empresa pública ADIF (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias), de hecho, en el sector es conocido que ha logrado estar “bien considerada” con cada Administración política que ha pasado por el Gobierno. En la primavera de 2016 Pardo de Vera, entonces gerente de la construcción de la línea de Alta Velocidad a Galicia, fue la encargada de llevar a cabo la ‘Operación Ourense’, lo que la llevó a ser considerada un peón de confianza de la entonces ministra Ana Pastor, que acabó elevándola a casi el más alto nivel directivo de la Empresa. Solo le faltaba el último escalón, al que ha ascendido ahora, con Pedro Sánchez, que la ha hecho presidenta.
La ‘Operación Ourense’ buscaba desbloquear las obras de la plataforma del AVE a Galicia, que ya llevaban un considerable retraso. Un retraso motivado tanto por los recortes en inversión del Ejecutivo de Rajoy, apremiado por la crisis, como por problemas de gestión en ADIF. Isabel Pardo de Vera recibió el encargo de convocar a todos los contratistas un sábado en una dependencias discretas de Adif en Ourense. Una mañana extraordinariamente intensa, según testigos que estuvieron presentes en aquellas reuniones exprés, en las que la directiva gallega parecía con mando plenipotenciario. Delegado por la ministra Ana Pastor.
El problema no era pequeño. La empresa la dirigía entonces Gonzalo Ferre, veterano directivo procedente de Abertis. Pero el perfil clave en el Administrador de las Infraestructuras Ferroviarias era Javier Gallego, director general de Alta Velocidad. Fuentes conocedoras de aquella compleja obra atribuyen a la gestión de Gallego el enorme retraso que estaba acumulando la construcción del AVE a Galicia.
De hecho, las empresas estaban a borde de tirar la toalla. El problema eran los sobrecostes, que ni Gallego ni la dirección política de ADIF estaban dispuestos a consentir. Al parecer, no se permitió modificado alguno que superara el 10% del presupuesto del proyecto, lo que lo convertía en irrealizable. Había, según explican fuentes del sector, cerca de 1.800 expedientes por revisar. «Gallego no se fiaba de nadie y no firmaba nada que no hubiera revisado él. La línea estaba parada».
“El AVE a Barcelona tuvo unos sobrecostes de más de 1.700 millones de euros y acabó como el rosario de la Aurora, hasta con detenciones. En el Ministerio no estaban dispuestos a pasar por otra así”, explica una fuente de una de las constructoras que estaba implicada en el proyecto de Alta Velocidad a Galicia.
“Isabel tenía los expedientes bien llevados y, sobre todo, contaba con el apoyo de los inspectores, con los que siempre ha sabido jugar bien sus armas”, explica la misma fuente, que pasó aquel sábado por la discreta oficina de ADIF en Ourense.
La buena relación de ardo de Vera con el particular cuerpo de inspectores de Fomento comenzó cuando ella era una recién licenciada y daba asistencia técnica a obras de la Dirección General de Ferrocarriles. «Supo jugar sus bazas y sus armas para llevarse bien con ellos. Sobre todo con el inspector jefe de entonces, Juan del Valle. Han sido clave para los órdagos que ha ido echando en su carrera, contaba siempre con el respaldo para irse cargando jefes que tenía por encima», dice la misma fuente.
La mañana de trabajo a destajo le salió bien a la actual presidenta de la empresa pública. De aquella ‘Operación Ourense’ salió un acuerdo para terminar las obras de la plataforma a Galicia. Isabel Pardo de Vera, ingeniera de caminos, 41 años entonces, se había ganado el favor de la ministra Ana Pastor. Y cobraría los réditos a no mucho tardar. Antes ya había conseguido jugar sus bazas con la Administración socialista.
LA SAGA DE LA PRESIDENTA DE ADIF
Pardo de Vera no es un apellido cualquiera en Galicia. La familia presume de ser descendientes del rey navarro Sancho III y ni más ni menos que de Rodrigo Díaz de Vivar, ‘El Cid’. El padre de la actual saga Pardo de Vera fue alcalde la localidad lucense de Becerreà por Coalición Democrática, que lideraba Manuel Fraga. Siempre ha sido un personaje notable de la alta sociedad de Lugo.
Sin embargo la “Dama de Hierro” de la Alta Velocidad española se afianzó en el gestor de infraestructuras ferroviarias con el PSOE en el Gobierno. De hecho, se la tenía por uno de los enlaces del órgano político del Ministerio de Fomento con ADIF. Hasta tal punto es así, que cuando fue nombrada directora general, tiró de los mandos de la etapa de José Blanco como ministro.
UN DESTIERRO EN PONTEVEDRA
Extrañamente, tras la ‘Operación Ourense’, en la que se evidenció la mala gestión de los superiores de Pardo de Vera, este dejó ADIF y pasó a ser directora de Movilidad de la Diputación de Pontevedra, un cargo ciertamente inopinado para quienes la conocen en el sector. Se trató de seis meses de travesía en el desierto, ya que la ministra de Fomento de entonces, Ana Pastor, la reclamó para altos designios en ADIF.
El periódico Okdiario ha publicado hace unos días que dos funcionarios de ADIF presentaron ante la fiscalía una denuncia en esas fechas por una desviación presuntamente injustificada de 11 millones de euros en obras bajo responsabilidad de Pardo de Vera. No obstante, ADIF dijo después que todas las obras habían sido visadas y contaban con informes favorables. Pardo de Vera era también la directiva responsable de las obras de los accesos a Santiago en los que estaba la terriblemente célebre “curva de Angrois”, en la que descarriló el tren Alvia hace ahora cinco años.
LA DIRECTORA GENERAL DE ANA PASTOR
Pero el salto más extravagante en la carrera de Isabel Pardo de Vera ha sido el que ha tenido lugar en estos meses. Pocos días entes de cesar como ministra de Fomento, Ana Pastor impone a la ingeniera Pardo de Vera como directora general de la construcción de la Alta Velocidad.
Ser el ojo derecho de Pastor, ahora presidenta del Congreso, no ha sido óbice para que el PSOE, de la mano del ministro Ábalos, la nombre presidenta de ADIF. A los pocos días la ingeniera que llevó a cabo la ‘Operación Ourense’ ha reestructurado la cúpula directiva del gestor de infraestructuras.