El sector del taxi está en peligro. Desde la llegada de plataformas como Uber y Cabify, y la más reciente incorporación del servicio de ‘carsharing’, los taxistas lo tienen cada vez más difícil para operar en las grandes ciudades.
Es tal la pésima situación en la que se encuentran los taxistas que, el presidente de la Federación Profesional del Taxi de Madrid, Julio Sanz, denunció a principios de 2016 que el sector del taxi desaparecería por completo en la capital en un plazo de diez años, si se desregulan las actividades del alquiler de vehículos con conductor.
Asimismo, si esto llegara a producirse en la Comunidad de Madrid, las administraciones dejarían de recaudar anualmente 187 millones de euros que los taxistas pagan en impuestos y cotizaciones a la Seguridad Social, según datos de la Federación.
Las nuevas necesidades de los usuarios han hecho que el taxi tenga que evolucionar hacia un ambiente más digital y competitivo
La decadencia del sector del taxi es debida a la aparición de las nuevas tecnologías, que desde hace ya unos años se encuentra inmerso en una discusión social sobre su futuro y también en un debate legal y judicial sobre la regulación de la movilidad. Al mismo tiempo, las nuevas necesidades de los usuarios han hecho que el taxi tenga que evolucionar hacia un ambiente más digital y competitivo.
MEJORAR LA COMPETITIVIDAD DEL TAXI
La única solución para mejorar la situación del sector del taxi es fomentar la aparición de estrategias novedosas, rápidas, económicas y sostenibles para los viajeros promoviendo, así, el uso del taxi frente a otras alternativas como Uber o Cabify.
Según explica Gastón Apraiz, director de Tu mejor préstamo, entidad que tiene una línea de financiación dedicada a estos profesionales, “desde nuestra perspectiva es hora de que el taxi maneje herramientas que mejoren su competitividad, a la vez de existir un marco regulatorio que le permita avanzar y ofrecer un servicio completo y de calidad”.
De esta forma, uno de los retos que presenta el taxi es la necesidad de tener una regulación más flexible. La actual normativa de descansos no permite que este sector se adapte a la alta demanda, una situación que se da en eventos deportivos, espectáculos, celebraciones, o simplemente, durante el fin de semana.
Por su parte, los taxistas se quejan de la rigidez del sistema que no les permite dar el servicio que los usuarios demandan. Al sector no se le da la oportunidad de planificar su tiempo de manera eficiente, de estudiar dinámicas de tráfico o de establecer tarifas cerradas según el destino, algo que los deja en una clara desventaja frente a Uber o Cabify. Estos últimos, sí que pueden adaptar sus tarifas a todos estos eventos, como por ejemplo Uber, que para la última edición del festival Mad Cool celebrado en Madrid, estableció sus tarifas del centro de la ciudad al recinto en 65 euros por trayecto.
Otra de las medidas que podrían estudiarse es permitir la introducción de nuevos servicios, como el taxi compartido, enfocado a una circulación eficiente y al ahorro de costes. Esto último es ya una realidad en otros países europeos y en nuestro país comienza a ser una práctica habitual. Además, también se plantea introducir una uniformidad estética entre los taxistas para lograr mayor visibilidad entre los usuarios.