Sorprendente. Si hubiera que definir con una sola palabra la decisión acometida ayer el Banco Central Europeo sería ésta. El recorte, hasta la mitad en septiembre, en el programa de compras netas de deuda (desinflándose de 30.000 a 15.000 millones de euros), para ponerle punto y final en diciembre, y anunciar que habrá subida de tipos “en verano” de 2019, no ha hecho sino aumentar las suspicacias respecto al BCE.
Frente a la Reserva Federal (FED), que terminó con sus anticipos informativos para crear más espacio hacia la flexibilidad, “el BCE se mantiene en su rígido calendario”, asegura Léon Cornelissen, economista jefe de Robeco. “Cuanto más largo es el horizonte, menor es la credibilidad, por supuesto, especialmente a la luz del flujo de datos económicos bastante débil de la zona euro recientemente”.
Con este movimiento, el BCE ha movido la batuta a su antojo en un compromiso bien orquestado. “Los halcones [defensores de una política monetaria más restrictiva y de anunciar el fin del programa de estímulos cuanto antes] tienen ya su fecha de finalización para el programa QE, aunque algo más tarde de lo esperado, diciembre de 2018”, señala Léon Cornelissen.
La forma de actuar de Mario Draghi en el BCE es la de dar una mano y retirar la otra
Y añade: “Las palomas [por su parte defensores de unas políticas monetarias expansivas y laxas] tienen algo de dinero adicional del QE ya que el BCE reducirá a la mitad las compras mensuales de bonos a 15 mil millones de euros de septiembre a diciembre, y ha garantizado que la primera subida de tipos está lejos”.
LA CAUTELA DEL BCE
Aparte de sorprendente, el mensaje dado por Mario Draghi también deja entrever la cautela con la que se mueve el BCE. “Al decir que el Quantitave Easing terminará este año, pero sin señalar una cifra exacta de incremento de tipos al menos hasta el próximo verano, Draghi está dando una mano y retirando la otra. En esta etapa, se ha comprometido a esperar, como poco, hasta la segunda mitad del año que viene para elevar tipos. Esto dará comodidad a los mercados pero tenemos que tener en cuenta que en este momento es solo una guía y no una garantía”, advierte Patrick O’Donnell, director de inversiones senior de Aberdeen Standard Investments.
Lo que sí queda claro es que se ha puesto la primera piedra para el final de una etapa en Europa a la par que se allana el escenario para una subida de tipos en 2019. ¿Dónde está el peligro? El BCE lo que ha querido es inmunizar sus decisiones de los acontecimientos políticos, por ejemplo, que están sucediendo en Italia.
“La pregunta es si la perspectiva alcista puede durar. La crisis de Italia se cierne sobre la economía europea y todavía no está fuera de peligro. Los profundos problemas estructurales en países como Italia acechan”, apunta Patrick O’Donnell. Otra preocupación del BCE tiene que ver con el crecimiento y la inflación. Se atisba tormenta en la guerra comercial, y ahí economías muy abiertas como Alemania y los Países Bajos tienen bastante que perder.