sábado, 14 diciembre 2024

La deuda de Telefónica deja de ser un lastre para comprar y vender

Este próximo viernes, 8 de junio, Telefónica se pone bajo la lupa de su Junta de Accionistas. Uno de los temas que despierta mayor atención será la deuda. Todavía está en unos ratios elevados, pero eso no será problema para sus próximos movimientos corporativos, ni tampoco para la futura inversión en compra de espectro de radio.

Uno de los temores de Telefónica en los últimos años es que su abultada deuda no le permita desarrollar una actividad corporativa normal. Esto es salir a comprar cuando lo necesite, vender cuando quiera (y no por necesidad); y, sobre todo, invertir en cuestiones básica para el desarrollo de su negocio, como el despliegue de red o la compra de frecuencia para potenciar el futuro 5G.

En este contexto, la deuda de Telefónica se sitúa en el 2,76x/Ebitda, algo que los analistas de Bloomberg estima que no supondrá ningún problema en las fusiones y adquisiciones que afecten a la compañía. En concreto, según un informe Bloomberg Intellgence (BI), no debería haber ningún efecto negativo con los movimientos corporativos que lleve a cabo el operador azul.

Estiman que, ocurra lo que ocurra en Reino Unido, sería “sorprendene” que tuviera un impacto negativo en la calidad crediticia de Telefónica. Ahora mismo todavía no hay nada concreto sobre los planes de futuro con la filial O2. La desinversión es evidente, pero todavía no hay certezas sobre la forma. Puede salir la salida a bolsa, total o parcial; o un nuevo intento de venta.

En todo caso, los analistas de Bloomberg estiman que todo movimiento encaminado a una OPV parcial sería bueno para la calidad crediticia de la deuda de la compañía presidida por José María Álvarez-Pallete. De hecho, recuerdan que los anteriores movimientos que ha habido, tanto en Alemania como Brasil; como la enajenación de activos en Irlanda y República Checa, siempre han dado un resultado neutro en cuanto al crédito con emisión híbrida.

NOTICIAS POSITIVAS PARA TELEFÓNICA

Una vez que el consenso del mercado estima que haga lo que haga Telefónica su calidad crediticia no se resentirá, hay otra serie de factores que le otorgan (otro) respiro. Y es que una de las características importantes y absolutamente novedosas de la próxima subasta de espectro de radio es que el precio que se alcance por las pujas no se tendrá que pagar por adelantado, como ha ocurrido históricamente en España hasta el momento.

De este modo, el Gobierno va a permitir que el precio que cada operador tenga que pagar, se abone a plazos. Como las frecuencias se van a entregar por un plazo máximo de 20 años -otra característica bien apreciada, ya que en otras ocasiones el plazo máximo ha sido de 15 años- los adjudicatarios van a poder pagar al Estado el importe en veinte plazos anuales.

Con esta novedad, Telefónica respira aliviada, puesto que son muchos mercados donde tendrá que invertir en espectro para actualizar frecuencias de cara a la llegada del 5G. Por eso, que la inversión se pueda gestionar en un largo periodo de tiempo es algo que beneficia al operador.


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