Poner mechas y cortar el pelo siempre estará de moda. Ahora bien, la rentabilidad del negocio y la atomización del sector, provoca que el dinero en caja sea cada vez menor. De esto se dieron cuenta hace un tiempo los fundadores de Marco Aldany; es decir, los hermanos Marcos, Daniel y Alejandro Fernández Luengo, que ahora han visto en el inmobiliario una gran oportunidad.
No les quedaba otra. El negocio peluquero no está en un momento boyante, por lo que hay que reforzar otras actividades. Una que les puede dejar grandes réditos tiene que ver con el ladrillo y, en concreto, con los activos dedicados a las residencias de estudiantes.
Hace unas semanas la consultora especializada JLL publicaba un informe en el que dejaba claro que «hay una enorme demanda insatisfecha”. Según sus cálculos, actualmente hay 473.254 estudiantes que necesitan alojamiento en España y, sin embargo, sólo hay 93.600 plazas en residencias, por lo que la demanda insatisfecha es de más de 380.000 camas.
En este contexto, en 2017, la inversión en este tipo de activos -carteras de deuda fundamentalmente, compra de edificios y suelos- ascendió a 560 millones de euros, más de diez veces la cifra de 2016 -50 millones de euros-. Además, el atractivo de estos activos se concreta en una de las rentabilidades más elevadas dentro del sector inmobiliario, del 5,25%, junto a los activos logísticos (del 5,5%), y muy por encima de otros activos como locales comerciales (3,15%), oficinas (3,75%), residencial (3,75%) o centros comerciales (4,25%).
En este contexto, los hermanos Fernández Luengo han apostado por este tipo de activos. En concreto, gestionan una de las residencias más importantes: Mi Casa Inn. Lo hacen a través de la sociedad Jenfab 2003; que, a su vez, tiene la participación de Alma Beauty Corporation, que es la gestora de las peluquerías, segúns consta en el registro mercantil y que recoge Insight View. En la propia actividad de la sociedad destacan la labor de “explotación y gestión de residencias de estudiantes, así como instalaciones anexas”. Del mismo modo, se dedican a la ejecución de reformas, proyectos y comercialización de bienes inmuebles.
MARCO ALDANY, ¿AL LÍMITE?
No se trata del único ladrillo que gestionan los hermanos. Alejandro, por ejemplo, participa en Arama Sports (al igual que su hermano Daniel), que se encarga de la gestión de gimnasios; así como ZZ Inmobilari Próxima. Por su parte, Marcos, también participa en la sociedad Residencia Universitaria Arti, dedicada a este flamante negocio inmobiliario.
No en vano, su joya de la corona, Mi Casa Inn, situado al lado de la Ciudad Universitaria, cuenta con 250 camas a precios entre 625 a 1.300 euros al mes, así como gimnasio, solárium, zonas comunes y cocina compartida. La media, sin pensión completa, en Madrid se mueve en torno a los 846 euros al mes.
Viendo estas cifras, y el potencial de crecimiento que augura la consultora JLL para el inmobiliario estudiantil, no resulta mala idea. Sobre todo porque las cuentas de Marco Aldany están con el encefalograma plano. Según los últimos datos depositados en el registro mercantil, y recogidos por Insigth View, en el ejercicio 2016 los ingresos fueron menores al año precedente. En concreto, la facturación pasó de 13,2 millones de euros a 12,7M.
Del mismo modo hubo un recorte importante en los beneficios, que pasaron de casi un millón de euros a 651.000 en 2016, último año del que hay cuentas auditadas. No obstante, no se trata de un mal balance si atendemos a los tiempos convulsos que ha vivido la compañía en la última década.
MARCO ALDANY ESCAPA DE SU CONCURSO
Fue en el año 2013 cuando de una manera un tanto rocambolesca Marco Aldany volvió a caer en las manos de sus fundadores. Y es que la compañía quedó expuesta un concurso de acreedores, en concreto la unidad productiva de la cadena. Aunque tras el depósito de 10 millones de euros volvieron a tomar el control.
El gran problema empezó en 2010, cuando el grupo registró unas pérdidas de 6,4 millones después de ganar un millón en 2009. Pasó de ingresar 48,9 millones en 2009 a 37,2 millones en 2010. The Chic Corporation Worldwilde, la sociedad que controlaba Marco Aldany y la enseña Jofer, se declaró en concurso a inicios de 2012, cinco años después de que la sociedad de capital riesgo MCH se hiciera con el 50% de la firma, por 90 millones, quedándose los fundadores en la gestión de la empresa y con el resto del capital.
La gran curiosidad fue que los mismos propietarios de la concursada -los Fernández Luengo tenían el 50% de la compañía- los que compraron la unidad productiva. Así, con este pasado a las espaldas, parece que el nuevo rumbo vira hacia el ladrillo. El potencial de crecimiento es grande.