Tras utilizar la Cumbre de las Américas durante más de diez años como plataforma para ayudar a avivar el sentimiento antiestadounidense en América Latina, Venezuela descubrió esta semana lo aislada que está realmente.
Excluida del evento de dos días, Venezuela vio cómo un país tras otro condenaba la Administración del presidente Nicolás Maduro, y pedía el restablecimiento de la democracia y el respeto de los derechos humanos. Aún más humillante, Estados Unidos y otras naciones exigieron a Maduro que abriera el país rico en petróleo a ayudas internacionales para las millones de personas que huyen del hambre.
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, declaró el sábado que el gobierno de Maduro está en un estado de negación ante una crisis muy evidente, mientras que el resto del mundo observa con asombro cómo el pueblo venezolano muere físicamente de hambre. El mandatario añadió que los venezolanos eran hermanos, pero que serían implacables contra su régimen opresivo.
Doce años después de que el expresidente Hugo Chávez llamase a George W.Bush “el diablo de las Naciones Unidas”, quejándose de que podía oler a azufre, EEUU asistió a una de las cumbres regionales más cómodas de la historia. Dieciséis países, entre ellos EEUU, Brasil, Argentina y Colombia, se unieron en una declaración exigiendo el restablecimiento de la democracia en Venezuela y pidieron a Maduro que permitiera la ayuda. Sólo Bolivia y Cuba defendieron a su aliado, pidiendo a Estados Unidos que pusiera fin a las sanciones contra la nación empobrecida.
La decisión del presidente Donald Trump de no asistir a la reunión puede haber contribuido a un sentido general de solidaridad después de haber reprendido a América Latina por la inmigración y el comercio. Su reemplazo, el vicepresidente Mike Pence, comenzó su viaje reuniéndose con disidentes venezolanos y prometió más ayuda para los millones de personas que huían del país.
Nicolás Maduro prometió al pueblo venezolano una prosperidad renovada y sólo lo ha llevado a la ruina”, declaró Pence el sábado. Y añadió “ahora se ha derrumbado en la dictadura y la tiranía. Venezuela es esencialmente un estado fallido”.
El senador republicano Marco Rubio, quién también asistió a la cumbre, declaró que todas las opciones están sobre la mesa cuando se le preguntó si las sanciones al petróleo aún eran una posibilidad.
Lucha contra la corrupción
La octava Cumbre de las Américas tenía el objetivo de unir esfuerzos para luchar contra la corrupción tras el escándalo conocido como Lava Jato en Brasil, que desencadenó detenciones y escándalos políticos desde Argentina hasta la República Dominicana.
Los jefes de Estado, o sus delegados, de 34 países se comprometieron a tomar medidas concretas para abordar el problema de sobornos, incluida una cláusula en los contratos del Gobierno para prevenir el soborno y la promoción de sistemas electrónicos para compras y obras públicas.
Pero, el éxodo masivo de Venezuela hizo que la Administración de Maduro y el colapso económico de su país fueran imposibles de ignorar. Colombia, recibió cerca de medio millón de inmigrantes procedentes de Venezuela el año pasado, mientras que Chile registró más de 100.000.
Ben Bartenstein y John Quigley para Bloomberg