Tamara Falcó Preysler, hija de Carlos Falcó, marqués de Griñón e Isabel Preysler, reina de corazones. Pudiera parecer que de un hombre brillante como su padre y una mujer que ha cuidado sus comentarios y su imagen hasta la extenuación debía emerger como resultado alguien quasi extraterrestre.
Nada más lejos de la realidad. Tamara Falcó es cercana, espontánea y divertida. Con total honestidad, si Tamara Falcó Preysler no puede permitirse el lujo de ser snob, ¿entonces quién podría?
5Tamara Falcó y las pestañas postizas
La hija de Isabel Preysler ha confesado en infinidad de entrevistas que en un momento determinado de su vida sintió «la llamada». Más que algo literal, es metafórico. Bíblico. La hermana de Enrique Iglesias tuvo un tiempo de fe que ahora se ha calmado pero que la llevó casi a encerrarse en un convento: «Desde el Génesis vi lo que Dios había hecho conmigo: separar las luces de las sombras de mi vida. Cada capítulo de la Biblia tiene un significado, yo había estudiado Religión en el colegio, pero no era mi momento para entenderla. Él es Rey y Señor, y decide cuando estás preparado«.
Profundidades aparte, Tamara Falcó Preysler vive, en cierto sentido, de su imagen. Estar guapa es un must en la familia Preysler. Always on fleak, que dirían los sajones. De las sorprendentes y disparatas declaraciones que podemos encontrar de Tamara Falcó en las inmensidades de Internet hemos pescado lo siguiente: «Hace nada descubrí unas pestañas postizas que quedan fenomenal». ¿Quién quiere extensiones o rimmel en cantidades industriales cuando las hay de quita y pon? ¿No es para comérsela?