No viene de nuevas, ni a nadie le pueda coger por sorpresa, pero la realidad es que la relación de Estados Unidos y China se encamina a sufrir nuevos episodios de incertidumbre política y económica con un desgaste incluido a nivel global, con posibles repercusiones importantes a terceros.
Tras ganar las pasadas elecciones americanas, Donald Trump ha intentado en los últimos meses dar un paso más en su política comercial, provocando un terremoto de acusaciones sobre distintos países, con el objetivo de contentar a parte de su electorado e intentando cumplir con sus promesas.
Uno de sus principales mensajes al llegar a la Casa Blanca fue el continuo ataque contra China, a la que acusaba de destruir empleo en EEUU con una política de exportaciones a un nivel mucho más barato, acusando de manera continua a Pekín de manipular su divisa para abaratar sus ventas al exterior de forma indebida.
Y esas amenazas se confirmaron la semana pasada, tras la imposición de aranceles a las importaciones de acero y aluminio, dos metales de los que China es el mayor productor del planeta, según el gobierno de Estados Unidos buscan proteger a las compañías nacionales de las importaciones extranjeras.
Sin embargo, no sólo perjudica a compañías exportadores de estos materiales a nivel mundial, que verán como sus ingresos en la región de manera general se reducirán drásticamente. También influirá en firmas americanas, que verán mermadas sus beneficios en caso de encarecerse las materias primas. La semana pasada vimos por ejemplo, como Boeing, principal compañía exportadora estadounidense, retrocedía en los mercados, tras incrementarse las dudas de futuros acuerdos con China. En principio el gobierno Chino, iba a adquirir hasta 7.200 aviones en las próximas dos décadas invirtiendo en estas compras cerca de 1.100 billones de dólares.
Esto es sólo un ejemplo, que este desgaste podría llevar con toda seguridad a una guerra sin futuros ganadores. A medida que ambos países avancen hacia la confrontación por el comercio, el territorio y la ideología; es probable que la situación se agrave y que incluso entren nuevos jugadores en el terreno. Además ambos presidentes, se ven reforzados a nivel político, sobre todo en China tras aprobarse una nueva ley que permita al actual presidente de China mantenerse en el cargo, por los próximos años.
Manuel Pinto, analista de XTB