En un momento en que Washington y Seúl tratan de mantener un frente unificado contra Corea del Norte, el caso de dos buques de carga demuestra hasta qué punto el régimen de Kim Jong Un sigue encontrando formas de evadir las sanciones internacionales cada vez más duras destinadas a frenar su programa de armas nucleares.
Ambos barcos sufrieron reiterados cambios de nombre y de propietario, como parte de una artimaña internacional que ha debilitado el número creciente de sanciones promovidas por los Estados Unidos y respaldadas por Naciones Unidas. La administración del presidente Donald Trump ha prometido mantener una campaña de “presión máxima” sobre Corea del Norte a pesar de que el presidente surcoreano Moon Jae-in, aliado estadounidense, impulsa una frágil détente iniciada con los Juegos Olímpicos.
Corea del Norte ganó casi 163 millones de euros, en los nueve primeros meses del año pasado gracias a exportaciones prohibidas de materias primas, lo cual aportó divisas extranjeras cruciales al aislado régimen, según un informe confidencial de Naciones Unidas, del que Bloomberg News vio algunas partes. La comisión de expertos que escribió el estudio dijo que el régimen de Kim había enviado carbón a puertos en Rusia, China, Corea del Sur y Vietnam, sirviéndose principalmente de documentación falsa y compañías de fachada que ocultaban el origen del mineral.
Las exportaciones e importaciones prohibidas se transportan en buques con bandera de países de África, el Caribe y Hong Kong. Los barcos sancionados adoptan nuevas banderas, se crean nuevas compañías para ocultar la pertenencia y los navíos obtienen nuevas identidades. Luego navegan por las mismas aguas. Es lo que sucedió con los dos cargueros, el Jin Teng y el Jin Tai 7.
Juego de nombres
El Jin Teng, sancionado por los Estados Unidos en marzo de 2016, pasó a ser Shen Da 8 y posteriormente Hang Yu 1 en noviembre pasado, según Kharon, una firma de Los Ángeles que identifica los riesgos de las sanciones para bancos y empresas. El Jin Tai 7, también sancionado por los Estados Unidos en marzo de 2016, cambió su nombre por Sheng Da 6 dos meses más tarde y luego por Bothwin 7 en noviembre último, dijo Kharon. Esto fue antes de que se acordara una nueva ronda de sanciones de la ONU en diciembre. Ambos barcos siguen figurando en la lista de sanciones de los Estados Unidos pese a los cambios de nombre.
El Bothwin 7 visitó el puerto de Lianyungang, China, en enero, el mismo mes que el Hang Yu 1 hizo escala en el Puerto de Ningbo-Zhoushan, también en China. Los dos barcos, que anteriormente habían integrado una flota propiedad de Ocean Maritime Management Co., con sede en Pyongyang, y fueron sancionados por el departamento del Tesoro estadounidense y la ONU, modificaron sus nombres para evitar la detección, según Kharon, cuyos investigadores analizan en profundidad las notificaciones de las compañías además de documentación judicial y corporativa para establecer vinculaciones entre compañías de fachada y entidades sancionadas.
“Las sanciones contra Corea del Norte son en gran medida gestos simbólicos de desaprobación que no demuestran capacidad para cambiar el comportamiento político de los Kim”, dijo Robert Huish, profesor adjunto en la Dalhousie University de Halifax, Canadá, que monitorea el tráfico naviero del país.
Efectivizar las sanciones es el principal problema de la administración Trump, que encabeza las iniciativas en el Consejo de Seguridad de la ONU para imponer una red de restricciones cada vez más estrictas. La semana pasada, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, anunció toda una serie de nuevas sanciones contra 27 entidades y 28 navíos, que, dijo, “impedirán considerablemente a Corea del Norte llevar a cabo actividades marítimas evasivas que faciliten el transporte ilícito de carbón y combustible, y limitarán la capacidad del régimen de expedir mercancías a través de aguas internacionales”.
Kambiz Foroohar