jueves, 12 diciembre 2024

Luis de Guindos: de amigo a enemigo

Este mismo 2018, desde lo más alto de la torre del Banco Central Europeo, en Sonnemannstrable número 20, Luis de Guindos moverá los hilos para adentrar a España en su nuevo pasadizo del terror: la monstruosa deuda pública. El español que ha sido durante más de 2.000 días el mejor aliado del Gobierno y el presidente, Mariano Rajoy, abandona el barco en busca de una suerte mayor. Aunque llegado el día, llegará seguro, regresará para convertirse en una pesadilla para la propia España. Incluso, para su propio partido.

La deuda pública es el próximo gran problema al que se enfrentará España en los próximos años. La cantidad total excede el billón de euros, además de manera holgada, y en relación al PIB zigzaguea en torno al 100%. Por encima de dicho nivel, los desequilibrios se multiplican cómo señalan los trabajos de Baum, Checherita-Westphal y Rother. Incluso en niveles inferiores ya produce importantes desfases como señalaron Reinhart y Rogoff, aunque al ser matizado y corregido su artículo sus conclusiones quedan algo en el aire.

Tras lo anterior, la pregunta es obvia: ¿Cómo puede generar distorsiones dicha cantidad de deuda si en la actualidad la economía española va como un tiro? La respuesta es que el BCE tiene falseada la economía gracias a su política económica expansiva, gracias a imponer unos tipos de interés en mínimos históricos y comprar tanto deuda pública como de empresas. El resultado de lo anterior, es que España se financia a precios irrisorios por lo que el coste de una deuda tan enorme, por el momento es sostenible.

Luis de Guindos forma parte de la nueva camada que debe relevar el Consejo del organismo bancario y que acercará a la entidad a posiciones más duras

El problema para España –también para Portugal o Italia- es que cuando el BCE corte de raíz dicha política que tiene trampeada la economía los desequilibrios van a aparecer. Es en este punto dónde entra Luis de Guindos flamante nuevo vicepresidente del BCE –aunque todavía no es oficioso-. El español forma parte de la nueva camada que debe relevar el Consejo del organismo bancario y que acercará a la entidad a posiciones más duras.

El hecho de que el BCE torne a posiciones más duras es una realidad, la única incógnita es la velocidad con la que lo haga. De Guindos explicó ante los medios que no era ni paloma ni halcón -como se definen en la jerga económica a economistas ‘(neo)keynesianos’ o más liberales-  simplemente “pragmático”. Este matiz es importante, porque tras años de políticas monetarias no convencionales es en estos años venideros cuando se deben aplicar las más duras.

Se podría argumentar que si la cosa va bien, no habría que cambiar lo hacerlo más despacio. El problema de lo anterior es que dilatar en el tiempo políticas de este estilo es contraproducente y hasta peligroso porque pueden generar burbujas. Los bonos seguros como la renta fija están en negativo, por estas políticas, lo que obliga al ahorro buscar activos con más riesgo como los ‘high yield’ –de máximo riesgo- para obtener mayor rentabilidad. La burbuja se hincha, entra más dinero a esos activos, hasta que estos no pueden devolver lo prestado –al ser de mucho riesgo es probable que no se pueda devolver el capital- y la burbuja explota. Esto sería, más o menos volver a 2007. Por ello, el mandato de Guindos estará impregnado por una política monetaria más dura, como ya está ocurriendo en Estados Unidos.

De Guindos, enemigo de España y bendición de la banca

El principal problema para un país con alto volumen de deuda y una subida de tipos de interés es el alto coste de la misma. España pagó por intereses de la deuda en 2017 32.171 millones de euros, la segunda partida que mayor gasto absorbe pese a que los tipos están en mínimos no vistos. En concreto, en 2016 el tipo medio de las emisiones del Tesoro se situó en el 0,63% y el coste medio de la deuda en el 2,8%. En 2017 esas cifras son más bajas, y en 2018 todavía más. El problema vendrá cuando aumente ese coste al subir los tipos, de media podría aumentar entre los 6.000 y 10.000 millones, abanico según la firma del experto. Esa cifra debe pagarse y será a través de más impuestos o recortes en el gasto. No habrá conejo en la chistera.

de guindos
Angel Navarrete/Bloomberg

El coste para el ciudadano aparecerá más tarde o más temprano, mientras las entidades bancarias recibirán lo noticia con cierta alegría. El QE, como se denomina al plan de política monetaria expansiva utilizado, actúa al reducir el tipo de interés. Obviamente, en el caso de los bancos esto es un problema porque a menos interés que pueden cobrar menores son los ingresos. De hecho, muchos banqueros ya han pedido al BCE que empiece a subir los tipos para no recalentar la economía, o traducido para que no se sigan limitando sus ganancias.

El nuevo Consejo que se vaya conformando, con de Guindos, será pieza esencial en devolver los tipos de interés a su nivel normal y beneficiar con ello a la banca. No se trata de beneficiar a costa del ciudadano, si no que la banca gana con la normalización.

España a medio recuperar

La deuda pública alta genera desequilibrios importantes más allá del aumento de la carga de los intereses. La inversión privada se desplaza, con ello se resiente el empleo. Los tipos de interés más alto, elevan el coste de capital y con ello se invierte menos, incluso en I+D. Más deuda significa también más impuestos, menos renta y con ello el ahorro disponible. Todo ello llegará con la economía española que permanece frágil debido a una recuperación basada en el corto plazo y no en la sostenibilidad.

La economía española convive con dos realidades. Por un lado, es evidente que se ha superado lo peor y España ha salido de la crisis. Además, de la mano de Luis de Guindos. Por otro lado, el Gobierno del PP ha pecado en utilizar parches transitorios que no han servido para consolidar la economía a medio largo plazo. La teoría más clásica explica que para reducir la deuda de un país se deben seguir una serie de pasos. El primero, es la reducción del déficit y obtener superávit primario –excluye los intereses-. En este aspecto, España ha avanzado mucho, pero no ha sido muy ambiciosa. Está todavía lejos del superávit primario y es complicado reducir mucho más el déficit sin recortar más el Estado del Bienestar.

La segunda fase es elegir los instrumentos fiscales sobre los que actuar, normalmente aquellos que más restan en el balance nacional. Por norma general, también en España esos instrumentos son las pensiones y la eficiencia en el Estado de Bienestar. El primero de ellos, arroja un déficit cercano a los 20.000 millones y en el otro ha habido recortes, pero no síntomas de más eficiencia. La eficiencia en el sector público es vital en este aspecto como señalan los trabajos de Cottarelli y Keen. Por último, se tiene que moderar el tipo de interés, una parte especialmente complicada cuando apenas tienes posibilidad de hacer política monetaria y encima se suben los tipos.

En definitiva, el BCE comienza a posicionarse para endurecer su política monetaria y España está todavía a medias en su recuperación. Por ello, de Guindos podría convertirse en una auténtica pesadilla para España y su partido, si todavía sigue en Moncloa.


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