lunes, 25 noviembre 2024

Casa Real: Los tres puñales de Corinna al Rey Juan Carlos

«Tres puñales, he comprado tres puñales para que me des la muerte«, escribía el poeta Rafael de León a principios de los años 30 con el acompañamiento musical del maestro Juan Solano para dar vida a una de las coplas más desgarradoras que se hayan escrito jamás. ¿Quién podía imaginar que en Casa Real, casi ocho década después, el rey Juan Carlos las hubiera recibido de quien menos esperaba?

La publicación del libro ‘El Rey ante el espejo’ de Ana Romero no ha hecho más que levantar ampollas en el círculo más íntimo de Casa Real. Por parte de la institución, reina el silencio como escudo a este sinfín de truculentas historias que la escritora gaditana ha podido confirmar; y que en el uso y derecho de su libertad ha publicado en una valiente obra que sorprende en cada página.

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Sus exigencias para entrar en Casa Real

Casa Real

Una de las mayores obsesiones de Corinna era formar parte activa de la Casa Real Española. Ella quería su sitio. Su mayor ambición era que el Rey la reconociese como su pareja y sus planes para conseguirlo parecían sacados del guión de la película más surrealista de Buñuel. En primera instancia, en un arrebato de rabia, Corinna, a través de su prestigioso bufete de abogados británicos, Schillings, exigió con una carta a Zarzuela que Juan Carlos I afirmase que no iba a renunciar a su ‘amistad’ y que ella ya estaba en Botsuana, junto a su hijo, y que el encuentro con el Rey allí fue casual. Casa Real se negó en rotundo a llevar a cabo su petición, principalmente porque todo era mentira. «Corinna es una amiga leal y que me apoya sin fisuras. Ella, su familia y sus dos hijas, Nastassia y Alexander, me han dado mucho apoyo moral«, decía la carta que la propia Corinna redactó en un segundo y morrocotudo cabreo para que el Rey reconociese su estatus. Este misiva debía ser enviada de mano y firma del Rey de España directamente a Bob Colacello, redactor jefe de la sección de sociedad de la versión americana de Vanity Fair. Otro intento en balde.

«Ella quería un statement de reina consorte, y en Casa Real se negaron a hacerlo. Era grotesco y humillante, no se podía aceptar. El daño a la Corona habría sido infinito», recoge la autora de ‘El Rey ante el espejo’, según alguien cercano al Monarca.


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