No hay día en la Casa Real este nuevo año en el que el rey Juan Carlos I no sea noticia por algo ajeno a su posición de Emérito, el papel de Corinna es curioso en todo esto. El pasado mes de diciembre, la periodista Pilar Eyre revelaba, sin miedo a equivocarse (o a recibir un toque real), que el padre del Rey de España tenía, al menos un hijo más. En este caso, una hija, ya una mujer que rondaría los 40 años.
De sus bastardos vástagos a sus líos de faldas, Juan Carlos I es genio y figura. Cercano, campechano y mujeriego. Tres adjetivos que avalan la posición del patriarca de la Casa Real pasado de los 80 y que hoy recibe el mazazo definitivo con la publicación de un libro que lo dibuja, prácticamente, como un anciano sin capacidad de defensa física o argumentativa.
1Juan Carlos I: El especial caso de Corinna dentro de Casa Real
La curiosa relación entre el entonces rey titular Juan Carlos I y su ‘entrañable amiga’, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, empezó en el año 2004. Se conocieron, de casualidad, en una montería celebra en una fastuosa finca de Ciudad Real. El Rey, evidentemente, casado con doña Sofía; y Corinna con el príncipe Johann Casimir, con quien por aquel entonces ya hacía vida separada, salvo por el usufructo del título nobiliario que como princesa lucía.
El periódico ‘EL ESPAÑOL’ se hizo eco de esta relación y el periódico de Pedro Jota publicó textualmente que «la relación entre ellos fue como una montaña rusa. Al menos dos veces Corinna quiso romper con don Juan Carlos por no tolerar supuestamente las infidelidades del monarca. Tras ello, en 2009, Juan Carlos I vivió la época más intensa con la princesa alemana. Mantuvo contactos periódicos con ella hasta 2012, en un dúplex del complejo de lujo Domaine Rochegrise en los Alpes, que después vendió Corinna en 2013″.